Mirar-Sentir Tragedia de la Guerra, con Marìa

El Papa: Responsabilidad y compasión ante la tragedia de la guerra

En el Ángelus del primer día del nuevo año, Francisco renovó la invocación a la intercesión de María por la paz, y “por el Papa emérito Benedicto XVI”, fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia.

 

Tiziana Campisi y Antonella Palermo, Ciudad del Vaticano.(VN, 010123).

 

Vuelve a dirigirse a Benedicto XVI, que llegó ayer a la casa del Padre, el Papa Francisco en su primer Ángelus de 2023 y pide a los fieles que recen por él, implorando a la Virgen María. También lo hace dejando unos momentos de silencio orante. Luego recuerda también la cobertura mediática de la figura del Papa emérito.

 

“El comienzo de un nuevo año se confía a María Santísima, a quien hoy celebramos como Madre de Dios. En estas horas invocamos su intercesión en particular por el Papa emérito Benedicto XVI, que dejó este mundo ayer por la mañana. Todos nos unimos, con un solo corazón y una sola alma, para dar gracias a Dios por el don de este fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia.”

 

El lenguaje de María

La reflexión de Francisco se centra, en María que “en la gruta donde nació Jesús”, permanece en silencio, “acoge con asombro el misterio que vive, lo guarda todo en su corazón y, sobre todo, cuida del Niño”, a quien el Evangelio describe “acostado en el pesebre”, por tanto, acostado con cuidado. El Papa explica que estas palabras dan la idea “de que el lenguaje propio de María es el de la maternidad: cuidar al Niño con ternura”.

 

“Ésta es la grandeza de María: mientras los ángeles celebran, los pastores acuden y todos alaban a Dios en voz alta por el acontecimiento que ha sucedido, María no habla, no entretiene a los invitados explicándoles lo que le ha sucedido, no se roba el espectáculo; al contrario, pone al Niño en el centro, cuidándolo con amor.”

 

Francisco cita a la poetisa Alda Merini para comprender mejor la actitud de María: “Ella también sabía callar solemnemente, […] porque no quería perder de vista a su Dios”. Reitera que “el lenguaje típico de la maternidad es la ternura de los cuidados”, esto es lo que expresan las madres tras el parto poniendo “a sus bebés en el centro de toda su atención”, alimentándolos, estrechándolos en sus brazos, acostándolos “suavemente en la cuna”.

 

Aprender a cuidar de la creación y de los necesitados

Y el cuidado es también el lenguaje de la Madre de Dios, continúa el Papa, que, “como todas las madres”, llevando la vida en su seno, “nos habla de nuestro futuro”, exhortándonos, “si de verdad queremos que el nuevo año sea bueno, si queremos reconstruir la esperanza”, a que “dejemos los lenguajes, los gestos y las opciones inspiradas en el egoísmo y aprendamos el lenguaje del amor, que es el cuidado. Es decir, el cuidado es un nuevo lenguaje, que va en contra de estos lenguajes del egoísmo”.

 

“Este es el compromiso: cuidar de nuestra vida, cada uno de nosotros debe cuidar de su vida; cuidar de su tiempo, de su alma; cuidar de la creación y del medio ambiente en el que vivimos; y, aún más, cuidar de nuestro prójimo, de aquellos que el Señor ha puesto a nuestro lado, así como de nuestros hermanos y hermanas que están necesitados y reclaman nuestra atención y compasión. Mirando a la Virgen con el Niño allí, cuidando al Niño, aprendemos a cuidar a los demás, incluso a nosotros mismos, cuidando nuestra salud interior, nuestra vida espiritual, nuestra caridad.”

 

Ante la tragedia de la guerra, responsabilidad y compasión

Por último, Francisco, recordando que hoy es la Jornada Mundial de la Paz, recomienda recuperar “la conciencia de la responsabilidad que se nos ha confiado para construir el futuro”.

 

“Ante las crisis personales y sociales que vivimos, ante la tragedia de la guerra, ‘estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión. Y podemos hacerlo si cuidamos los unos de los otros y, todos juntos, cuidamos nuestra casa común.”

 

Y concluyendo su meditación mariana, el Papa nos exhorta de nuevo a rezar a la Virgen y pedirle ayuda para saber mirar con amor al prójimo.

 

“Imploramos a María Santísima, Madre de Dios, que en esta época contaminada por la desconfianza y la indiferencia, nos haga capaces de compasión y de cuidado, capaces de conmovernos y detenernos ante el otro, cuantas veces sea necesario””.

 

NOTA ALUSIVA

 

“No a la guerra, no al rearme. Conflicto intolerable en Ucrania”

Tras la catequesis del primer Ángelus de 2023 y con motivo de la 56ª Jornada Mundial de la Paz, Francisco eleva el grito de los pueblos del mundo que sufren agresiones y violencia.

 

Salvatore Cernuzio, Ciudad del Vaticano. (010123).

 

“¡No a la guerra, no al rearme!”. El grito de los ucranianos y de tantos pueblos asolados por agresiones y conflictos -aquellos que, como ha dicho en la misa de esta mañana en San Pedro, “ya ni siquiera tienen fuerzas para rezar”- se amplifica desde la ventana del Palacio Apostólico a través del Papa que se hace su portavoz durante el Ángelus del primer día de 2023. Es el Día que la Iglesia Católica dedica a la paz; una decisión, ésta, del Papa Pablo VI, que celebró por primera vez en 1968.

 

La denuncia de la guerra

Durante los saludos posteriores a la catequesis, Francisco recordó la decisión de su predecesor y miró a la actualidad.

 

“En este día que San Pablo VI quiso dedicar a la oración y a la reflexión por la paz del mundo, sentimos aún más fuerte e intolerable el contraste de la guerra que siembra muerte y destrucción en Ucrania y en otras regiones.”

 

Nadie se salva solo

Sin embargo, el Pontífice insta a no perder la esperanza porque, dice, “creemos en Dios y en Jesucristo ha abierto el camino de la paz”. A continuación, recuerda la experiencia de la pandemia de Covid-19, que -como ya subrayó en el Mensaje del 56º Día de la Paz de hoy- en medio de las crisis sociales y económicas provocadas, también ofreció una lección a la humanidad.

 

“La experiencia de la pandemia nos enseña que nadie puede salvarse solo, pero juntos podemos recorrer caminos de paz y desarrollo.”

 

Francisco: El nuevo año comienza bajo el signo de la Santa Madre de DiosEn la Solemnidad de la Virgen María Madre de Dios el Pontífice invoca la paz por intercesión de la Virgen María, singo de “esperanza”, y Madre de Jesucristo Príncipe de la Paz. Y …

Recursos no para armas, sino para desarrollo

Francisco levantó entonces el grito del sufrimiento que padecen los ucranianos, donde los lanzamientos de misiles rusos no cesan, y otros pueblos de África, Oriente Medio y otras partes de Asia. Pueblos que había encomendado en la misa de esta mañana en la basílica vaticana a la intercesión de la Virgen María:

 

“En todo el mundo, en todos los pueblos, se alza el grito: No a la guerra, no al rearme. Los recursos se destinan al desarrollo: salud, alimentación, educación, trabajo.”

 

Saludos a la Marcha de Altamura y Sant’Egidio

Finalmente, el Papa Francisco, mirando a la plaza abarrotada, saluda a los miles de fieles reunidos en torno al árbol y al belén de madera. Entre la multitud ondeaban banderas y pancartas con palabras como “No a la guerra” o “Paz en Ucrania”. “Entre las innumerables iniciativas promovidas por la comunidad cristiana, recuerdo la Marcha Nacional celebrada ayer en Altamura (Italia) tras las cuatro caravanas que llevaron la solidaridad a Ucrania”, dice el Pontífice. Saluda con afecto a los voluntarios y trabajadores de la Comunidad de Sant’Egidio “que han venido a testimoniar el compromiso por la paz en todas las tierras, aquí y en muchas ciudades del mundo”.

 

A todos, el Papa dirige “sus mejores deseos para el nuevo año”.