Qué raro: soldados rusos cometen sacrilegios

Soldados rusos roban cáliz de Juan Pablo II en Ucrania y destruyen imagen de Virgen de Fátima

POR ALMUDENA MARTÍNEZ-BORDIÚ | ACI Prensa, 100422.

 

Soldados rusos saquearon este domingo el seminario católico Sagrado Corazón de Vorzel, en Ucrania, que custodiaba un cáliz que usó San Juan Pablo II en su visita apostólica al país, en 2001, y destruyeron una imagen de Nuestra Señora de Fátima.

Según informó el Obispo de la diócesis de Kyiv-Zhytomyr, Mons. Vitaliy Kryvytskyi, los soldados rusos robaron todos los objetos de valor que se encontraron a su paso. Además destrozaron imágenes religiosas, entre ellas una escultura de la Virgen de Fátima.

El 23 de junio de 2001, San Juan Pablo II realizó un viaje histórico a Ucrania, el país que sufre una guerra desde que el pasado 24 de febrero Vladimir Putin ordenó a los soldados rusos invadir sus tierras.

El santo realizó este viaje apostólico con 81 años de edad y en medio de las críticas por parte de la Iglesia Ortodoxa, que llegó a recomendar a los fieles no participar en la visita del entonces Papa.

Sin embargo, numerosos fieles siguieron los pasos de Juan Pablo II, quien aseguró haber viajado en misión “de paz y reconciliación” y que desde Kiev pidió perdón a la Iglesia Ortodoxa “por los errores cometidos en el pasado y los recientes”.

Cabe destacar que el Papa Francisco ha señalado que un posible viaje a Ucrania “está sobre la mesa”, y que el Vaticano contempla esta visita como una posibilidad para mostrar los esfuerzos de la Santa Sede a favor de la paz.

Durante el viaje de vuelta de Malta, el Santo Padre aseguró que “no sé si se puede hacer, si es conveniente hacerlo, si es lo mejor o si tengo que hacerlo. Todo está en el aire”.

Por último, señaló que “hace tiempo que pienso en un encuentro con el Patriarca Kirill y estamos trabajando en la idea de Oriente Medio”.

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NOTA RELACIONADA.

 

Militares birmanos ocupan a la fuerza la catedral de Mandalay y retienen durante horas al arzobispo

P.J.G.,10 abril 2022.

 

Desde el viernes 8 de abril ha aumentado mucho la preocupación de los cristianos en Myanmar (antigua Birmania), a raíz del incidente en que 40 soldados entraron a la fuerza en la catedral de Mandalay, justo antes de una oración que se había convocado.

Los soldados trajeron al arzobispo Marco Tin Win, que estaba en otro edificio, junto con empleados diocesanos, y los hicieron sentarse en el templo, reteniéndoles junto a docenas de fieles. Uno de los testigos es corresponsal de la agencia CNA (la filial en inglés del Grupo ACI).

Los militares dejaron salir a algunos de los fieles después de retenerlos 3 horas. A otros los mantuvieron retenidos más horas aún.

Una anciana parroquiana de la Catedral del Sagrado Corazón explicó al corresponsal de CNA: “Los militares siempre fueron locos, pero nunca atacaron así antes. Corrimos a nuestras casas tan pronto se nos permitió salir de la iglesia”.

“Los soldados exigían repetidamente que les digamos dónde estaban escondidos el oro, el dinero y las armas”, dijo el sobrino de la anciana, que también pidió mantener su identidad en el anonimato. “Les dije que no había nada. Todo el dinero recolectado es para ayudar a las familias pobres”, indicó.

Dominic Jyo Du, el vicario general de la arquidiócesis, cuando supo de la llegada de los soldados fue a hablar con ellos y cuestionar su actividad. Los militares le obligaron a entrar a la catedral, reteniéndola en ella junto al arzobispo.

Alrededor de 30 soldados movieron los bancos, se hicieron un espacio y pasaron la noche durmiendo en el templo. En la mañana del sábado 9 de abril seguían allí.

Estos hechos no se han difundido en los medios de comunicación que controla el Estado.

La segunda mayor ciudad del país

La diócesis de Mandalay tiene unos 9,6 millones de habitantes, casi todos budistas. Los católicos en la zona son apenas unos 22.000, organizados en 35 parroquias.

La ciudad de Mandalay en sí no es un lugar irrelevante: es la segunda mayor ciudad de Birmania, su antigua capital y tiene 1,7 millones de habitantes.

El 1 de febrero de 2021 los militares del país disolvieron el Parlamento y dieron un golpe de Estado, arrestando a los parlamentarios ligados al gobierno legítimo. Desde entonces, más de 12.000 personas han sido arrestadas.

Los católicos y las minorías étnicas son vistos con desconfianza por los militares y por una minoría del clero budista que es especialmente xenófoba. Bastantes católicos son inmigrantes de la India (en la catedral de Mandalay muchos feligreses son trabajadores indios de etnia tamil).

Como recuerda AsiaNews, el arzobispo Marco Tin Win es una de las voces de la Iglesia birmana que más valientemente ha denunciado la violencia perpetrada desde el golpe de Estado del primero de febrero de 2021.

Durante los primeros días de las protestas salió a la calle junto a los manifestantes. En la última Navidad denunció la dramática situación del país en una entrevista con AsiaNews: “La condición del pueblo birmano es similar a la de María y José durante la primera Navidad: lejos de casa, en la selva, los bosques y las cuevas del país, corriendo por su vida. Pero incluso en las ciudades la gente sufre porque hay combates todos los días. La gente aquí está luchando por sus vidas”.

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