El Papa Francisco llama a la unidad en la Iglesia: Dividir nunca es de Dios, sino del diablo
ACIPRENSA, 25 de enero de 2024 / 01:05 PM.
En la tarde de este jueves 25 de enero, el Papa Francisco se trasladó a la Basílica de San Pablo de Extramuros para presidir la celebración de las Segundas Vísperas por la Solemnidad de la Conversión del Apóstol San Pablo, en la que pidió rezar por la unidad en la Iglesia.
La celebración, que también coincidió con la conclusión de la 57ª Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos sobre el tema: “Ama al Señor tu Dios… y ama a tu prójimo como a ti mismo”, comenzó a las 17.30 (hora de Roma).
En la Vísperas participaron representantes de las demás Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en Roma y, antes de la bendición apostólica del Pontífice, el Cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, dirigió una saludo al Papa Francisco.
“Dividir nunca es de Dios, sino del diablo”
El Papa Francisco centró su homilía en reflexionar acerca de la importancia de mantenerse unidos y advirtió que “dividir nunca es de Dios, sino del diablo”.
Remarcó que solamente el amor “que se convierte en servicio gratuito, sólo este amor que Jesús proclamó y vivió, acercará a los cristianos separados los unos a los otros”.
“Sí, sólo este amor, que no vuelve al pasado para poner distancia o señalar con el dedo; sólo este amor, que en nombre de Dios antepone el hermano a la férrea defensa del propio sistema religioso, nos unirá”, afirmó el Santo Padre.
Asimismo, explicó que “todo bautizado pertenece al mismo Cuerpo de Cristo” y que todos componemos la “sinfonía de la humanidad”.
“Yo, y también mi comunidad, mi Iglesia, mi espiritualidad, ¿se hacen prójimos? ¿O permanecen atrincheradas en defensa de sus propios intereses, celosas de su autonomía, encerradas en el cálculo de sus propias ventajas, entablando relaciones con los demás sólo para obtener algo de ellas?”, preguntó el Pontífice.
El Papa aseguró que “si así fuera, no se trataría sólo de errores estratégicos, sino de infidelidad al Evangelio”.
Al recordar la conversión de San Pablo, que la Iglesia celebra cada 25 de enero, el Papa Francisco señaló que el Apóstol “no cambia de vida según sus propósitos, no se vuelve mejor por realizar sus proyectos”.
“Su conversión — explicó — nace de un cambio existencial, donde el primado ya no le pertenece a su perfección frente a la Ley, sino a la docilidad para con Dios, en una apertura total a lo que Él quiere”.
Para el Santo Padre, “todos los esfuerzos hacia la unidad plena están llamados a seguir el mismo itinerario de San Pablo, a dejar de lado la centralidad de nuestras ideas para buscar la voz del Señor y dejarle iniciativa y espacio a Él”.
En esta línea, instó a reconocer que “necesitamos convertirnos, dejar que el Señor nos cambie el corazón. Esta es la vía: caminar juntos y servir juntos, poniendo la oración como prioridad”.
A continuación, agradeció la presencia de Justin Welby, Arzobispo de Canterbury, del Metropolita Policarpo, en representación del Patriarcado Ecuménico, y de todos los fieles presentes de diferentes comunidades cristianas.
El Papa Francisco también fijó su mirada en la parábola del Buen Samaritano y destacó “que quienes se comportan mal y con indiferencia, son el sacerdote y el levita, que anteponen a las necesidades del que sufre la tutela de sus tradiciones religiosas. Primero el hermano, luego el sistema”, aseveró.
A continuación, reiteró que “rezar por la unidad es la primera tarea de nuestro camino”, una tarea que definió como “santa”.
“Juntos, como hermanos y hermanas en Cristo, imploremos con Pablo diciendo: ‘¿Qué debemos hacer, Señor?’. Y al hacer esta súplica ya tenemos una respuesta, porque la primera respuesta es la oración”, señaló.
Pidió también seguir rezando por el fin de las guerras, especialmente en Ucrania y en Tierra Santa y aseguró que Jesús nos dice: “Levántate”, “a cada uno de nosotros y a nuestra búsqueda de unidad”.
Dos mujeres irrumpen en la basílica en protesta de la tauromaquia
Cabe destacar que, en torno a la mitad de la celebración, varias mujeres irrumpieron en el templo para manifestarse en contra de la tauromaquia con carteles y camisetas donde podía leerse Stop blessing corridas (parad de bendecir corridas).
Las mujeres, pertenecientes a la organización PETA (personas por el trato ético de los animales), fueron rápidamente expulsadas de la basílica.