No legitimarse, sino absolutizarse: negro afán

Limpias, brujos y poder

Editorial Agencia Catòlica de Noticias Nº 68

ACN Published mayo 7, 2023

 

La carrera por la candidatura oficialista a la presidencia de la República está a todo lo que da. No importa lo que deba usarse o decirse. Las principales corcholatas, tapadas y tapados como eran conocidos en el antiguo régimen autoritario, esperan el favor del destapador, prácticas añejas que parecían superadas llegan recargadas del hiper-presidencialismo de un solo hombre.

 

Hay desesperación entre esos potenciales candidatos. Sin la menor vergüenza realizan actos anticipados de campaña, aunque se esfuercen en decir que eso nada tiene que ver con la carrera por la presidencia.

 

Esta semana, sorprendió un acto que, si bien podría quedar para el puro anecdotario, revela lo que algunos políticos tienen en su corazón, mente y ánimo.

 

Un hombre, servidor público y representante de México ante el exterior, recurrió a una peculiar «limpia» en Catemaco, epicentro de lo que alguna vez se consideró cuna de la magia.

 

La imagen difundida en redes sociales revela cómo, quien se identificó como “brujo mayor”, pasa un manojo de hierbas sobre la humanidad del canciller. De su cuello hasta antes de llegar a su prominente abdomen cuelga una especie de collar de conchas. El Secretario escucha las palabras del brujo, ocurrencias, mientras exorciza las fuerzas negativas e invoca “todo el bienestar y toda la energía” para que, en su momento, “sea mandatario de este hermoso país de nombre México del cual estamos orgullosos”, sellando el conjuro con una imposición de la mano del brujo y canalizar el “poder del universo” hasta el canciller para “ser lo que quiere ser”.

 

La relación entre magia y poder no es novedosa. Esoterismo y ocultismo acompañan la vida pública y no han sido pocos quienes usaron magia blanca o negra según sus pasiones y necesidades. El periodista José Gil Olmos escribió una trilogía al respecto que dio a los lectores un panorama revelador de quienes han gobernado este país teniendo en sus manos el destino de millones de personas confiando en supercherías y practicando ocultismo.

 

Desde el espiritismo de Francisco I. Madero y Plutarco Elías Calles, pasando por los talismanes, fetiches y amuletos de Adolfo Ruiz Cortines, los extraterrestres y brujos  de los López Portillo, la Paca de los Salinas hasta el esoterismo y santería en el sexenio de Fox o las limpias pseudo-indígenas de López Obrador, el pensamiento mágico es recurso que invita a los adictos al poder a controlar lo temporal y sobrenatural para dar cauce a sus ambiciones y cumplir con su destino.

 

Escribió el filósofo Mircea Eliade (1907-1986): “El hombre moderno que se siente y pretende ser arreligioso dispone aún de toda una mitología camuflada y de numerosos ritualismos degradados”. Esos hombres y mujeres, supuestamente liberales, se valen de ritualismos manipulados y bien acomodados a placer, sin importar el espectáculo: Artilugios en oblación a la providencia, apropiarse de la pura e infinita energía del universo o consumar nigromancias, especialmente en un país donde el sincretismo religioso  busca controlar lo divino y mágico, hacerse del poder y asirse de la banda presidencial y de un país entero gracias a lo sobrenatural.

 

Eso sucede con esa corcholata para quien se pidió «bienestar». Repetir un ciclo que ya se ha visto en la triste retórica de cada sexenio. Olvídese del liberal estado laico. Porque cuando se trata de poder, la laicidad bien puede pasarse de lado. Gil Olmos, en el tercer volumen de “Los Brujos del Poder”, da en el clavo acerca del por qué estos personajes recurren a limpias, consultan oráculos, confían en brujas, leen los astros, usan talismanes o invocan a extraterrestres, supersticiones a las que también parecen recurrir los contendientes de la transformación: “Los políticos ambicionan poseer un oráculo. Quieren alejar las envidias, ‘trabajar’ a sus opositores… un mayor poder, volverse intocables… No desean ser legitimados, quieren ser invencibles”, no importa si, para quitarse malas vibras, se tenga que pactar hasta con el mismo diablo.

 

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2024, Brujería, Catemaco, Editorial ACN, Limpia, Marcelo Ebrard, Política, Presidencia

 

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