Evangelizar, tarea de todo bautizado

José Prado: Jesús nos envía a todos, pastores y laicos, a evangelizar

El laico mexicano, José Prado Flores, participante en el Congreso “Pastores y laicos, llamados a caminar juntos”, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, destaca que “la naturaleza de la responsabilidad de los laicos en la Iglesia se funda en la Palabra de Dios, en el envío misionero que hizo Jesús a sus discípulos, tal como lo leemos en el Evangelio de Marcos”.

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano, 210223.

 

“La responsabilidad de los laicos en la Iglesia se funda en la ‘confianza’ que Jesús nos hizo a todos sus discípulos, no solo a los clérigos, sino a todos nos dio la ‘confianza’ de ir por todo el mundo y proclamar la Buena Nueva”, lo dijo José Prado Flores, Fundador de la Escuelas “San Andrés” y miembro de CHARIS, el servicio para todas las expresiones de la Renovación Carismática Internacional, comentando su participación en el Congreso organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que del 16 al 18 de febrero se reunieron en el Aula Nueva del Sínodo para reflexionar sobre el tema: “Pastores y laicos, llamados a caminar juntos”.

 

Escucha y descarga la entrevista con José Prado Flores

El laico mexicano fundador de las Escuelas de Evangelización Internacional “San Andrés” (EESA), presente en más de 70 países de los cinco continentes promoviendo la formación permanente de laicos y clero, destacó que “la formación de pastores y laicos es un aspecto fundamental de la misión de la Iglesia en nuestro tiempo”. Asimismo, José Prado dijo que, “la Palabra de Dios es la fuente y fundamento de toda responsabilidad dentro de la Iglesia, de ella derivan los carismas y ministerios”.

 

El efecto multiplicador de las EESA

Desde su experiencia como evangelizador y formador, José Prado Flores señaló que, el llamado a evangelizar nació dentro de la Renovación Carismática, y que gracias al Espíritu Santo pudo descubrir esa vocación a anunciar la Buena Noticia de Jesús. Y así, surgieron las Escuelas de Evangelización “San Andrés”, con una metodología particular que parte de lo “práctico a lo teórico”, contrariamente a lo que hacen otras escuelas de formación. “Nuestro principio básico es que se aprende evangelizando, porque Jesús nos dice vayan a predicar, vayan y anuncien. ¿Qué va a pasar? Seguramente, se van a equivocar muchas veces, sí, pero allí es donde ustedes van a aprender a evangelizar. Así resumo lo que es las Escuelas San Andrés, que se inspira en la figura del apóstol Andrés, el que tuvo un encuentro personal con Jesús resucitado, que luego fue a buscar a su hermano Simón para llevarlo a Jesús, y no para que lo siga a él”.

 

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El Papa: Es hora de que laicos y pastores caminen juntos, en la Iglesia y en el mundo

Francisco recibió en el Vaticano a los presidentes y referentes de las Comisiones para los laicos de las Conferencias Episcopales, señalándoles el camino a recorrer juntos para llegar a “un Pueblo de Dios en misión”, recordando que “para ser misionera la Iglesia está llamada a ser sinodal”. Del Papa el llamamiento para que se valore más a los laicos, especialmente a las mujeres

 

Andrea De Angelis – Ciudad del Vaticano. (VN, 180223).

 

“Dios está mostrando a la Iglesia el camino de la comunión, de caminar juntos”, una invitación a “superar las vías paralelas que nunca se encuentran”. Lo dijo el Papa recibiendo esta mañana en el Aula del Sínodo a los presidentes y referentes de las Comisiones para los laicos de las Conferencias Episcopales que participan en la Conferencia promovida por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Al hacerlo, Francisco recordó que “la necesidad de valorar a los laicos no depende de alguna novedad teológica”, sino que se basa en “una correcta visión de la Iglesia”, la de “la Iglesia como Pueblo de Dios, del que los laicos forman parte de pleno derecho junto con los ministros ordenados”. Del Papa la invitación a los cerca de doscientos presentes a “recuperar una eclesiología integral”, que ponga el acento en la unidad y no en la separación, donde “el laico no es el no religioso, sino el bautizado”, y se le aplique el término “discípulo, hermano”, como se aplicaba en el Nuevo Testamento a todos, “fieles laicos y ministros ordenados”.

 

Superar los modos autónomos de actuar

Francisco comenzó recordando a los presentes que “todavía queda mucho camino por recorrer para que la Iglesia viva como un cuerpo, como un verdadero Pueblo”, pero es Dios quien muestra el camino a seguir, ese “vivir más intensa y concretamente en comunión”. Así, el Obispo de Roma habla de las muchas “vías paralelas que nunca se encuentran” y que estamos llamados a superar:

 

El clero separado de los laicos, los consagrados separados del clero y de los fieles, la fe intelectual de ciertas élites separada de la fe popular, la Curia romana separada de las Iglesias particulares, los obispos separados de los sacerdotes, los jóvenes separados de los ancianos, los cónyuges y las familias poco implicados en la vida comunitaria, los movimientos carismáticos separados de las parroquias, etcétera. Esta es la tentación más grave en este momento.

 

Un pueblo unido en la misión

El Papa subrayó que todo el Pueblo de Dios está unido por una única fe, no es “ni populismo ni elitismo, sino el santo Pueblo fiel de Dios”, que está “animado por el mismo Espíritu santificador y orientado a la misma misión de anunciar el amor misericordioso de Dios Padre”. Este último aspecto, estar unidos en la misión, es decisivo:

 

La sinodalidad encuentra su fuente y su fin último en la misión: nace de la misión y está orientada a la misión. Compartir la misión, en efecto, acerca a pastores y laicos, crea comunión de intenciones, manifiesta la complementariedad de los distintos carismas y, por tanto, suscita en todos el deseo de caminar juntos.

 

No faltan ejemplos, empezando por Cristo, pasando por san Pablo y llegando hasta los “grandes momentos de impulso misionero en la Iglesia”:

 

Lo vemos en el mismo Jesús, que se rodeó, desde el principio, de un grupo de discípulos, hombres y mujeres, y vivió con ellos su ministerio público. Nunca solo. Y cuando envió a los Doce a anunciar el Reino de Dios, los envió “de dos en dos”. Lo mismo vemos en San Pablo, que siempre evangelizó junto con colaboradores, incluidos laicos y parejas casadas. No solo. Y así fue en los momentos de gran renovación e impulso misionero en la historia de la Iglesia: pastores y fieles laicos juntos. No individuos aislados, ¡sino un pueblo que evangeliza! El Pueblo santo de Dios.

 

Todos somos discípulos

Tras recordar la importancia de la formación de los laicos, “indispensable para vivir la corresponsabilidad” siempre que no sea “escolástica, limitada a ideas teóricas”, sino “también práctica”, el Pontífice invitó a todos a recuperar una eclesiología integral, “como en los primeros siglos, en la que todo se unifica en la pertenencia a Cristo”, superando así “una visión sociológica que distingue clases y rangos sociales y que se basa fundamentalmente en el poder asignado a cada categoría”:

 

El acento debe ponerse en la unidad y no en la separación. El laico, más que como “no clérigo” o “no religioso”, debe ser considerado como bautizado, como miembro del pueblo santo de Dios, es el sacramento que abre todas las puertas. La palabra “laico” no aparece en el Nuevo Testamento, sino que habla de “creyentes”, “discípulos”, “hermanos”, “santos”, términos aplicados a todos: fieles laicos y ministros ordenados.

 

El pensamiento del Papa se dirige después a la Carta a la Iglesia de Laodicea, “cuando Jesús dice estoy a la puerta y llamo”. Pero “hoy el drama de la Iglesia es que Jesús sigue llamando a la puerta, ¡pero desde dentro porque no le dejamos salir! Tantas veces la Iglesia está aprisionada, no logra dejar salir al Señor. El Señor vino para la misión y quiere que seamos misioneros”.

 

Mayor colaboración

Esta corresponsabilidad vivida entre laicos y pastores permitirá “superar dicotomías, miedos y diferencias recíprocas”. Para Francisco, “es hora de que pastores y laicos caminen juntos, en todos los ámbitos de la Iglesia y en todas las partes del mundo”. De ahí la llamada a una mayor valoración de los laicos, pensando especialmente en las mujeres:

 

Los fieles laicos no son “huéspedes” en la Iglesia, están en su casa, por lo que están llamados a cuidar de su propia casa. Los laicos, y especialmente las mujeres, deben ser más valorados en sus competencias y en sus dones humanos y espirituales para la vida de las parroquias y de las diócesis. Pueden llevar el anuncio del Evangelio en su lenguaje “cotidiano”, comprometiéndose en diversas formas de predicación. Pueden colaborar con los sacerdotes en la formación de niños y jóvenes, ayudar a los novios en su preparación al matrimonio y acompañarles en su vida conyugal y familiar. Deben ser siempre consultados en la preparación de nuevas iniciativas pastorales a todos los niveles, local, nacional y universal. Deben tener voz en los consejos pastorales de las Iglesias particulares. Deben estar presentes en las oficinas de las diócesis. Pueden ayudar en el acompañamiento espiritual de otros laicos y también aportar su contribución en la formación de seminaristas y religiosos.

 

A continuación, el Pontífice recuerda una pregunta que le hicieron, a saber, si un laico puede ser director espiritual. La respuesta es que se trata de “un carisma laical, no sacerdotal”, depende de “si el Señor te da la capacidad para hacerlo”. De ahí la importancia del papel de los laicos también en ambientes seculares:

 

Y, junto con los pastores, deben llevar el testimonio cristiano en los ambientes seculares: el mundo del trabajo, de la cultura, de la política, del arte, de la comunicación social.

 

Finalmente, del Papa una advertencia: no caer en el clericalismo. “Los laicos clericalizados -dice- son una plaga en la Iglesia”.

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Un rescripto del Papa aclara dos puntos del motu proprio “Traditionis custodes”

Francisco reitera de forma inequívoca lo establecido en el documento, a saber, que el uso de iglesias parroquiales para grupos que celebren con el rito preconciliar, así como el uso del misal antiguo por parte de sacerdotes ordenados después del 16 de julio de 2021, sólo puede ser concedido por el obispo tras obtener la autorización de la Santa Sede.

Vatican News, 210223.

 

El Papa Francisco reiteró inequívocamente dos puntos precisos del motu proprio ‘Traditionis custodes’, el documento que en julio de 2021 había reordenado las normas sobre el uso del misal antiguo, devolviendo a los obispos la autoridad sobre estas celebraciones. Lo hizo con un rescripto vinculado a la audiencia concedida el lunes 20 de febrero al Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino, el cardenal Arthur Roche.

 

Los dos puntos, que han sido objeto de diferentes interpretaciones y debates recientes, incluso en los medios de comunicación, se refieren a: el uso de las iglesias parroquiales y la posible creación de parroquias personales para los grupos que celebran según el misal de 1962, promulgado por Juan XXIII antes del Concilio Ecuménico Vaticano II; y el uso de este misal por los sacerdotes ordenados después del 16 de julio de 2021, es decir, después de la publicación del motu proprio.

 

De hecho, el texto de la “Traditionis custodes” ya era suficientemente claro: se trata de dos casos circunscritos para los que el obispo, antes de decidir, debe pedir autorización al Dicasterio para el Culto Divino, que según el motu proprio ejerce la autoridad de la Santa Sede en esta materia. Será por tanto el Dicasterio, dependiendo de las circunstancias, el que dé la eventual autorización al ordinario diocesano.

 

Tras reafirmar, sin ninguna remota posibilidad de equívoco, que los dos casos en cuestión son “dispensas reservadas de modo especial a la Sede Apostólica”, y en consecuencia, los obispos están obligados a pedir autorización a la Santa Sede. El rescripto del Papa Francisco señala: “En caso de que un obispo diocesano haya concedido dispensas en los dos casos mencionados, está obligado a informar al Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que evaluará los casos individuales”. Por tanto, ante las concesiones de iglesias parroquiales, la erección de parroquias personales y el ‘nihil obstat’ para el uso del Misal Antiguo por parte de los sacerdotes ordenados después de julio de 2021, que hayan sido establecidas por la autoridad diocesana sin el consentimiento de Roma, el obispo estará obligado a dar el paso que no dio antes acatando la respuesta del Dicasterio.

 

Finalmente, con el nuevo rescripto papal, Francisco “confirma lo establecido” en las respuestas a las ‘dubia’ surgidas tras la publicación de “Traditionis custodes”, respuestas publicadas junto con algunas notas explicativas el 4 de diciembre de 2021.