Miedo, frena; antídoto: hablar con pròjimos

Francisco: El miedo frena el alma, el antídoto es la cercanía a la gente

En un diálogo con el psicólogo Salvo Noé el Papa Francisco habla de sus pensamientos, temores y sensaciones durante sus años de Pontificado, y los temas que siempre le han preocupado como pastor. El libro “La paura come dono” será publicado el próximo 25 de enero.

 

Vatican News, 210123.

 

Francisco en conversación con el psicólogo Salvo Noé para el libro “El miedo como don” (San Paolo), que se publicará el 25 de enero. El Pontífice relata sus pensamientos, temores y sensaciones durante estos años de pontificado, a partir de su elección en el Cónclave. Luego reflexiona sobre temas como la acogida de inmigrantes, el trato a los homosexuales, el arribismo y la hipocresía, y finalmente revela: “Yo también tengo a veces miedo de equivocarme, pero el miedo excesivo no es cristiano”.

 

Noé se reunió con el Pontífice en Santa Marta, donde reside Francisco y donde, ante la puerta de su habitación, cuelga un cartel con las palabras ‘Prohibido quejarse’, del título de un anterior best-seller del mismo psicólogo. “En uno de los muchos encuentros -cuenta el autor, introduciendo la entrevista- expresé al Santo Padre el deseo de escribir un libro sobre los miedos, preguntándole si quería darme su contribución. Como de costumbre, la respuesta fue positiva y así, en una tarde de enero, armado con una grabadora hice algunas preguntas a las que el Pontífice respondió con su habitual voz tranquila y tranquilizadora. También me hizo algunas preguntas sobre el miedo y así nuestro diálogo se llenó de “materia para la reflexión”.

 

El diálogo con el Papa que abre el libro, que se publicará el 25 de enero, sondea el pensamiento, los sentimientos y las emociones del hombre que dirige la Iglesia universal desde el 13 de marzo de 2013 (empezando por el miedo inicial que se convirtió en “tranquilidad” el día del Cónclave) y analiza temas de estrecha actualidad eclesiástica, como la formación en los seminarios, las “perversiones” de la hipocresía, la mundanidad y el arribismo, la acogida de homosexuales y migrantes, y la prevención de los abusos del clero, introduciendo quizá itinerarios psicológicos en los seminarios.

 

El miedo excesivo no es una actitud cristiana

Francisco y Noé reflexionan largamente sobre el concepto del miedo, tema central del libro. “El miedo excesivo es una actitud que nos hace daño, nos debilita, nos encoge, nos paraliza. Tanto es así que una persona esclavizada por el miedo no se mueve, no sabe qué hacer: está temerosa, centrada en sí misma, esperando que ocurra algo malo. Así que el miedo conduce a una actitud que paraliza”, observa el Papa.

“El miedo excesivo, de hecho, no es una actitud cristiana, sino que es una actitud, podemos decir, de un alma encarcelada, sin libertad, que no tiene libertad para mirar hacia adelante, para crear algo, para hacer el bien”.

 

El Papa Francisco confiesa una vez más su anhelo de poder recorrer las calles como en Argentina, encontrarse con la gente, hablar con ellos y compartir historias, dificultades y estados de ánimo: “Tengo que atenerme a los protocolos de seguridad. Aquí tienen miedo de que me pase algo”. Es otro temor, en este caso, sin embargo, justificado. “Las primeras veces, nada más ser elegido, intenté salir sin avisar, y creé serios problemas a las personas que trabajan para garantizar mi seguridad”, revela el Papa.

 

Por último, Francisco reafirma: “Jesús está siempre a nuestro lado”. Incita a los fieles a “vivir con amor, a saber, confiarse al Padre”. Y vuelve a lanzar un llamamiento a todos los sacerdotes para que muestren “misericordia, valentía y puertas abiertas”.

 

NOTA RELACIONADA.

 

El Papa: ¡Tenemos que mostrarnos como somos, sin máscaras!

El Pontífice detalla a los superiores y alumnos el Pontificio Colegio Urbano de Propaganda Fide las tres características más importantes que considera para ser realmente discípulos-misioneros cercanos a Dios y a los hermanos.

 

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano. (VN, 21O123).

 

En 1627, el Papa Urbano VIII decidió fundar en Roma un seminario para la formación del clero destinado a los territorios llamados “de misión”. Hoy, Francisco, recuerda a los estudiantes del Colegio Urbano de Propaganda Fide que “fue una intuición importante que aún hoy conserva su validez” y por tanto “están llamados a acoger e interpretar creativamente”, dejándose interpelar por las múltiples necesidades e interrogantes del tiempo en que vivimos.

Este año, la fundación de la Congregación De Propaganda Fide celebra su 400 aniversario reflexionando sobre el tema de la relación viva y personal con Jesús como fuente espiritual de toda misión, inspirándose en el lema: “Para que estén con él… y para que sean enviados a predicar” (Mc 3,13). Por ello, el Papa se ha centrado durante su discurso en las tres características más importantes para cuidar y fortalecer durante el tiempo de formación inicial, para que puedan ser realmente discípulos-misioneros cercanos a Dios y a nuestros hermanos.

 

El valor de la autenticidad

La primera característica que ha destacado el Pontífice es el valor de la autenticidad, señalando que nuestra cercanía a Dios y a nuestros hermanos y hermanas se realiza y se refuerza en la medida en que tenemos el valor de despojarnos de las máscaras que llevamos, “quizá para parecer perfectos, impecables y obsequiosos”. “¡Las máscaras no sirven de nada! – ha expresado Francisco a los alumnos del Colegio Urbano, aconsejándoles que tenemos que presentarnos a los demás “sin pantallas”, “tal como somos”, “con nuestras limitaciones y contradicciones” y “superando el miedo a ser juzgados por no corresponder a un modelo ideal, que a menudo sólo existe en nuestra mente”. Destaca la petición del Papa a los alumnos: “Por favor, no tengáis miedo de mostraros como lo que sois, especialmente a esos hermanos y hermanas mayores que la Iglesia pone a vuestro lado como formadores”. De hecho, insiste en que, aunque a veces puede surgir la tentación del formalismo, o el encanto del “papel”, como si esto pudiera asegurar la plena realización, no deben dejarse engañar por estas soluciones, “tan cercanas, pero falsas”.

 

La capacidad de salir de uno mismo

La segunda característica que subraya Francisco es la capacidad de salir de uno mismo. “La vida de fe es un “éxodo” continuo – dice – una salida de nuestros esquemas mentales, del encierro de nuestros miedos, de las pequeñas certezas que nos tranquilizan”. De no ser así – advierte el Papa – “corremos el riesgo de adorar a un Dios que sólo es una proyección de nuestras necesidades, y por tanto un “ídolo”, y de no vivir tampoco encuentros auténticos con los demás”.

 

Francisco les recuerda que es bueno “aceptar el riesgo de salir de uno mismo, como hicieron Abraham, Moisés y los pescadores de Galilea que fueron llamados a seguir al Maestro” y que precisamente ellos tienen la oportunidad de hacerlo en la vida comunitaria, “especialmente en una comunidad de formación tan rica y variada como la vuestra, con tantas culturas, lenguas y sensibilidades”. Por tanto, Francisco los anima a “a vivir sin miedo el desafío de la fraternidad, incluso cuando exige dificultades y renuncias” e insiste en que el mundo y también la Iglesia necesitan “testigos de fraternidad: que vosotros lo seáis, incluso ahora y cuando volváis a vuestras diócesis y países, a menudo marcados por divisiones y conflictos”.

 

La apertura al diálogo

Por último, el Papa se centra en la apertura al diálogo. En primer lugar, destaca la importancia de “dialogar con Dios, en la oración, que es también un éxodo de nuestro ego para acogerle, mientras Él habla en nosotros y escucha nuestra voz”. Y luego “el diálogo fraterno, en una apertura radical al otro”. En este sentido recuerda que San Juan Pablo II nos enseñó que el diálogo debe ser el estilo propio del misionero y señala que “el mundo necesita diálogo, necesita paz y necesita hombres y mujeres que sean sus testigos”. “Os animo a poneros en la escuela de esos “mártires del diálogo” que, incluso en algunos de vuestros propios países, han recorrido valientemente este camino para ser constructores de paz. No tengáis miedo de recorrerlo también hasta el final, yendo a contracorriente y compartiendo a Jesús, comunicando la fe que Él os ha dado” concluye.