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Un nuevo récord de remesas en México: la buena y la mala noticia

Crisis económica, inflación, desempleo: nunca antes los migrantes latinoamericanos habían enviado tanto dinero a sus países de origen. ¿Buena señal?

 

 

Una caravana de migrantes se acerca de camino a Ciudad de México.

Muchos migrantes no solo buscan mejorar su propia calidad de vida, sino también la de sus familias en sus países de orígen.

 

Es una cifra gigantesca: según el Portal de Datos Mundiales sobre la Migración Migrationdataportal.org, solo en 2021, se transfirieron a México unos 54.000 millones de dólares. Esto lo convierte en el segundo país del mundo con la cifra màs alta de entradas anuales de remesas del extranjero, por detrás de India, con 89.000 millones. Según el diario especializado El Economista, alrededor del 25 por ciento de estos ingresos provienen de las remesas de los migrantes mexicanos residentes en Estados Unidos.

 

Hace unos días, los medios de comunicación mexicanos informaron de un nuevo récord histórico. De acuerdo con cifras del Banco Central de México, Banxico, en mayo de 2022, el total de remesas había vuelto a subir a 5.170 millones de dólares, un 14 por ciento más que en el mismo mes del año récord 2021.

 

Ayuda indispensable

Las remesas son una fuente de ingresos indispensable para muchas familias en América Latina. Especialmente en tiempos de crisis, como durante la pandemia de COVID-19, o con los actuales altos precios de los alimentos básicos y la energía, las remesas del extranjero son un seguro de vida para millones de hogares en el continente. Después de los devastadores huracanes de los últimos dos años en El Salvador, Honduras y Guatemala, en los que muchas familias perdieron todo, estas transferencias desde el extranjero les salvaron la vida.

 

Más de una quinta parte de la economía nacional

“En algunos países, como Jamaica, Honduras y El Salvador, las remesas representan una quinta parte o más de toda la economía nacional”, afirma a DW Ana Gutiérrez, del Instituto Mexicano para la Competitividad. “El volumen volvió a aumentar durante la crisis”, dice Gutiérrez. La economista ve una correlación entre la situación económica de Estados Unidos y las remesas del exterior hacia América Latina.

 

Si la economía en Estados Unidos es buena y la situación en el mercado laboral mejora, poco tiempo después se ve un incremento de las remesas. Sin embargo, esto también denota una dependencia arriesgada. Si, por ejemplo, en Europa o Estados Unidos se produjera una crisis económica o si las monedas se desestabilizasen, esto también tendría un impacto directo en los países con altas cifras de remesas extranjeras. Entonces, habría que compensar la pérdida de estos ingresos de otra manera, dice Gutiérrez.

 

Obligados a emigrar

El hallazgo de los cuerpos de 50 migrantes latinoamericanos muertos por asfixia en un camión en Texas ha vuelto a desencadenar el debate sobre la fuerza de atracción de las remesas. El clérigo brasileño Mauro Verzeletti, que trabaja en Guatemala desde hace muchos años, dice en el diario La Hora que, para algunos políticos de Centroamérica, este sistema de transferencias es una manera fácil de resolver los problemas de sus países. Según Verzeletti prevalece una especie de lema: “Vete, necesitamos las remesas”.

 

El clérigo denuncia que algunos políticos eluden la responsabilidad que tienen de luchar contra la corrupción y la impunidad, para mejorar la situación en sus países. Cada desempleado o persona con bajos ingresos que se encamina por la peligrosa ruta a Estados Unidos, es un problema menos para los Gobiernos locales.

 

Tampoco para el columnista Jorge Romero Herrera, del periódico mexicano El Heraldo, las remesas son un motivo de celebración. Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador agradezca a los 38 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y envían remesas al país, dice el periodista, la mala noticia que esconde este récord es que un mayor número de mexicanos ha tenido que salir del país para mantener a sus familiares en casa.

 

(ies/rml)