Afirmar identidad propia de la escuela católica

Vaticano pide a instituciones educativas eclesiales confirmar su identidad católica

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa, 290322.

 

La Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó este 29 de marzo una instrucción de la Congregación para la Educación Católica con el título “La identidad de la escuela católica para una cultura del diálogo”.

El texto con fecha del 25 de enero de 2022, fiesta de la conversión de San Pablo Apóstol, fue firmado por el prefecto, el Cardenal Giuseppe Versaldi; y el secretario del mismo dicasterio, Mons. Angelo Vincenzo Zani.

Con esta nueva instrucción sobre la identidad católica de las instituciones educativas, el dicasterio “pretende ofrecer, con espíritu de servicio, una contribución a la reflexión y algunas orientaciones para ayudar a compartir la transformación misionera de la Iglesia, porque es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo”.

Una gran responsabilidad de la escuela católica es el testimonio. La presencia cristiana en la realidad multiforme de las distintas culturas debe ser mostrada y demostrada, es decir, debe hacerse visible, susceptible de ser encontrada, y debe ser actitud consciente. Hoy día, a causa del avanzado proceso de secularización, la escuela católica se halla en situación misionera, incluso en países de antigua tradición cristiana”, señaló.

En esta línea, la escuela católica “está llamada a un compromiso de testimonio a través de un proyecto educativo claramente inspirado en el Evangelio”.

“La escuela, incluida la católica, no pide la adhesión a la fe; pero puede prepararla”, porque “mediante el proyecto educativo es posible crear las condiciones para que la persona desarrolle la aptitud de la búsqueda y se la oriente a descubrir el misterio del propio ser y de la realidad que la rodea, hasta llegar al umbral de la fe. Luego, a cuantos deciden traspasarlo, se les ofrece los medios necesarios para seguir profundizando la experiencia de la fe”, afirmó.

Asimismo, subrayó que el Papa Francisco, al tratar el encuentro entre la fe, la razón y la ciencia, ha explicado que “las escuelas católicas, que intentan siempre conjugar la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio, constituyen un aporte muy valioso a la evangelización de la cultura, aun en los países y ciudades donde una situación adversa nos estimule a usar nuestra creatividad para encontrar los caminos adecuados”.

Por ello, el documento vaticano ha pedido la colaboración de alumnos, padres de familia, enseñantes, personal no docente y de la entidad gestora en la misión educativa, pues son sujetos responsables “que con su trabajo promueven y verifican los proyectos educativos, inspirados en la doctrina de la Iglesia sobre la educación, actúan respectivamente a varios niveles: a nivel de la propia escuela, a nivel de las iniciativas carismáticas en el Pueblo de Dios, a nivel de la jerarquía eclesiástica”.

Además, la instrucción, partiendo “de los criterios esenciales de la identidad católica de las escuelas, pretende acompañar su renovación para responder a los nuevos retos que, en el cambio de época, el mundo plantea a la Iglesia, madre y maestra”.

En este sentido, el documento citó también a San Juan Pablo II para destacar la importancia de la identidad en la obediencia a una verdad trascendente. “Si no existe una verdad trascendente, con cuya obediencia el hombre conquista su plena identidad, tampoco existe ningún principio seguro que garantice relaciones justas entre los hombres: los intereses de clase, grupo o nación, los contraponen inevitablemente unos a otros”, señaló.

“Si no se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder, y cada uno tiende a utilizar hasta el extremo los medios de que dispone para imponer su propio interés o la propia opinión, sin respetar los derechos de los demás. […] La raíz del totalitarismo moderno hay que verla, por tanto, en la negación de la dignidad trascendente de la persona humana, imagen visible de Dios invisible y, precisamente por esto, sujeto natural de derechos que nadie puede violar: ni el individuo, el grupo, la clase social, ni la nación o el Estado. No puede hacerlo tampoco la mayoría de un cuerpo social, poniéndose en contra de la minoría”, afirmó San Juan Pablo II.

Por último, la Congregación para la Educación Católica agradeció “por el cuidado y el esfuerzo de todas las personas implicadas en las instituciones educativas y espera que el perfil de identidad católica del proyecto educativo contribuya a la realización de un pacto educativo global para reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones”.

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