Mensaje del Papa por 200 aniversario del nacimiento de San Andrés Kim Taegon
El Papa envió un mensaje a todos los fieles de “nuestra querida Corea del Sur en este día del Jubileo”, en el bicentenario del nacimiento de San Andrés Kim Taegon. Agradeció a toda la comunidad eclesial coreana por su gran generosidad a la hora de apoyar la campaña de vacunación anti-covíd en favor de los países más pobres. Y se auguró que se siga trabajando por la reconciliación en la península coreana.
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano. (VN, 210821).
En su mensaje a la también comunidad coreana en Roma, el Papa elevó sus oraciones a Dios, por haber regalado al pueblo de Corea del Sur, en la persona de San Andrés Kim “un testimonio ejemplar de fe heroica y un incansable apóstol de la evangelización en tiempos difíciles, marcados por la persecución y el sufrimiento de ese pueblo”.
Andrés Kim Taegon, primer sacerdote católico coreano, junto con sus Compañeros, “mostró con alegre esperanza que el bien siempre prevalece, porque el amor de Dios triunfa sobre el odio (Mc 1,21)”.
Un testimonio actual afirmó el Papa, pues también hoy, ante las múltiples “manifestaciones del mal que desfiguran el bello rostro del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es necesario redescubrir la importancia de la misión de todo bautizado, llamado a ser en todas partes un obrero de la paz y de la esperanza, dispuesto, como el buen samaritano, a inclinarse sobre las heridas de todos los que necesitan amor, ayuda o simplemente una mirada fraterna”.
Corea en tiempos de pandemia
El Papa aprovechó la ocasión para “para agradecer de todo corazón a toda la comunidad eclesial coreana su gran generosidad a la hora de apoyar la campaña de vacunación anti-covíd en favor de los países más pobres”.
“Su sensibilidad y atención a los miembros más débiles del Cuerpo de Cristo nos anima a servir a los demás y, al mismo tiempo, representa una fuerte invitación a un mayor compromiso con la causa de los últimos. Gracias”.
Trabajar por reconciliación Península Coreana
Por último, el Pontífice mencionó su encíclica Fratelli Tutti, “no hay un punto final en la construcción de la paz social de un país, sino que es «una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos”. (n. 232). Espero, dijo, que quienes trabajan por la reconciliación en la península coreana continúen con el renovado compromiso de ser buenos pacificadores, “animando a todos a entablar un diálogo respetuoso y constructivo para un futuro cada vez más brillante”.