Lázaro, de Betania, y la opción de la vida eterna

José A. Salazar Ibarra. (D21, 290721).

 

Jesús de Nazaret, Verbo de Dios hecho Hombre, devolvió la vida a Lázaro, en Betania; pero vino a más y para más, en beneficio de todos: a compartirnos su Vida Divina en el Padre y el Espíritu Santo: la Vida Trinitaria.

Sí: por el sacrificio de Jesús en la Cruz, de Creaturas de Dios hechas a su imagen y semejanza, pasamos ser Hijos de Dios, como apunta San Juan… y  somos invitados a vivir, eternamente, en la Gloria de Dios.

Eso lo he oído –y lo creo- a diversos predicadores y lo recordé con la homilía del Presbítero Oscar Alfonso González Ibáñez, que sirve en Gral. Escobedo, del municipio de Santa María del Oro, en la misa televisada a las 12 horas,  este jueves, desde la Casa Hogar Sacerdotal, anexa al Seminario Mayor.

Las Lecturas Bíblicas de hoy, fueron: Ex. 40, 16-21. 34-38; Salmo 83 y Jn. 11, 19-27 o Lc. 10, 38-42.

Quizá una de las mayores coincidencias humanas en casos de pérdidas –el fallecimiento de un familiar cercano (hijo, hija, padres, hermanos) o de un gran amigo o de un gran benefactor de la comunidad- es preguntarle a Dios: ¿dónde estás?

Eso observó don Oscar en el diálogo humanísimo de Jesús con su amiga Marta, deshecha –como lo habrá estado María su hermana- por la muerte de su hermano Lázaro… Señor, si hubieras estado aquí, Lázaro no habría muerto, pero sé que aún ahora –que ya apesta, a 3 días de sepultado- tu oración, tu petición al Padre Celestial, tu Palabra, bastará para ver de nuevo a Lázaro.

La cuestión planteada había sido que aquél ya llevaba 72 horas en tumba y no obstante Marta estaba segura de que si Jesús accionaba, resucitaría ahora, no hasta el día de la Resurrección final de todos, a Lázaro… Le reiteró a Jesús que lo veía como la Resurrección en sí misma. Lo confesó como Tal.

El recibimiento de Marta al Mesías no había sido de queja o en protesta por su ausencia o su tardanza, sino de Esperanza firme, cierta, cimentada en la confianza de la Amiga que era de Jesús, dejó claro don Oscar.

E hizo la invitación a imitar a Marta y su gran fe en Jesús de Nazaret que es la Resurrección misma y la Vida eterna, a la que caminamos todos. Eternidad de Cielo o Infierno, depende de cada uno. Es nuestra gran responsabilidad.