Vacunas: Urgente Armonizar Derecho a la Salud

Turkson asegura que el objetivo es la cobertura sanitaria universal

La interdependencia recíproca que muestra la pandemia y el tema de la igualdad de acceso a los cuidados centran el mensaje del Prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, con motivo del Día Mundial de la Salud que se celebra hoy: la pandemia ha agravado la brecha entre los distintos países, es urgente “armonizar el derecho a la protección de la salud”.

Marco Guerra – Ciudad del Vaticano. (VN, 070421).

 

“Construir un mundo más justo y saludable” es el lema elegido para el Día Mundial de la Salud 2021. La efeméride se celebra cada año el 7 de abril y fue establecida por las Naciones Unidas en 1948, con el objetivo de concienciar sobre temas de gran urgencia y prioridad en el mundo de la salud.

 

La pandemia agrava las desigualdades

El tema propuesto por la ONU es más urgente que nunca porque la pandemia de Covid 19 de hace más de un año ha aumentado las desigualdades en el acceso a la atención y los servicios sanitarios y, al mismo tiempo, ha demostrado que nadie está a salvo hasta que todo el mundo lo esté, como demuestran los riesgos asociados a la baja cobertura de vacunación en las zonas más remotas y pobres del mundo.

 

Turkson: es necesario un reparto justo de los recursos

El Cardenal Peter K.A. Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, se detuvo en estas consideraciones en su mensaje, subrayando la urgencia de trabajar para eliminar las desigualdades en el acceso a la salud. El cardenal señala que la “pandemia ha exacerbado la gran brecha existente entre los países más favorecidos y los que lo son menos, en el acceso a la asistencia sanitaria y a los tratamientos” y apoyándose en las palabras del Papa Francisco espera que “la armonización del derecho a la protección de la salud y del derecho a la justicia se garantice mediante una distribución equitativa de los establecimientos sanitarios y de los recursos financieros, según los principios de solidaridad y subsidiariedad”.

 

Es necesaria una dimensión integral de la salud

Para responder mejor a estos principios ético-morales, el cardenal Turkson invita “en primer lugar a repensar el concepto de salud, como salud integral”. “Para un mundo más justo y saludable – se lee en el texto – es necesario adquirir una visión diferente de la salud y los cuidados humanos que tenga en cuenta las dimensiones física, psicológica, intelectual, social, cultural y espiritual de la persona”. “Los que asisten a los enfermos y a los que sufren -añade- deben tener esta visión de conjunto, inspirándose continuamente en una visión integral de la asistencia: los agentes sanitarios y pastorales unánimes para la salud integral de sus huéspedes.

 

La humanidad interdependiente

Según el Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en la experiencia actual de la pandemia “la humanidad redescubre el sentido de la interdependencia mutua: una casa común, para un cuidado común de la creación y de las personas que la habitan. En la verdadera fraternidad, el individualismo y el egoísmo pueden ser derrotados por la reconfirmación de que sólo la búsqueda del bien de todos puede conducir a mi bien. La pandemia, en particular, nos ha enseñado -señala el cardenal- que la salud es un bien común, de modo que protegiendo la propia salud se protege la de los demás y la de toda la comunidad”.

 

Salud mental

A continuación, se presta atención a la salud mental, que se pone a prueba con fuerza en este periodo de pandemia. En este sentido, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha elaborado un documento, que puede consultarse en su página web, titulado: “Acompañamiento de las personas en situación de malestar psicológico en el contexto de la pandemia del COVID-19. Miembros de un solo cuerpo, amados por un solo amor”. El documento propone algunos elementos de reflexión a quienes están cerca de las personas afectadas por la pandemia y a todos los que están llamados a acompañarlas tanto en el seno de sus familias como en las estructuras sanitarias.

 

Personal sanitario

A continuación, el cardenal pone el acento en los trabajadores sanitarios y pide que los gobernantes y los responsables de las políticas económicas y sanitarias les garanticen mejores condiciones de trabajo: “Esto requiere inversiones económicas mesuradas, prudentes y éticas, destinadas a acompañar el desarrollo del potencial humano; igualmente indicada es la formación de los trabajadores sanitarios en la salud integral como bien de las personas y de la comunidad; esto exige la promoción de la prevención, el cuidado y la pedagogía para una educación en salud integral”.

 

Cobertura sanitaria universal

Para ello también es importante prestar “una mayor atención a las instituciones sanitarias, especialmente a las que no cuentan con el apoyo financiero del Estado, como las de la Iglesia y las comunidades de fe, que en diversos rincones de la tierra, a menudo remotos, representan el único medio de garantizar el acceso a la atención sanitaria”. El cardenal concluyó su Mensaje señalando a toda la comunidad internacional el objetivo de la “cobertura sanitaria universal”, que debe alcanzarse “para construir un mundo más justo y más sano, un mundo mejor, un mundo de paz que soñamos y creemos todavía posible”.