Francisco. “Jubileo de la Tierra”: por un mundo más justo, pacífico y sostenible
El Papa Francisco ha dado a conocer un mensaje con ocasión de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que marca el inicio del Jubileo de la tierra. En su comunicación ha recordado que “En la Sagrada Escritura, el Jubileo es un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse”.
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano. (V.N., 010920).
Desde la publicación de la encíclica Laudato si’, el 24 mayo 2015, el día 1 de septiembre los cristianos celebran la Jornada mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, fecha con la que comienza el Tiempo de la Creación y que finaliza el 4 de octubre, en memoria de san Francisco de Asís.
A propósito de esta celebración, Francisco afirma: “En este período, los cristianos renuevan en todo el mundo su fe en Dios creador y se unen de manera especial en la oración y tarea a favor de la defensa de la casa común”.
Este año el Papa ha publicado un mensaje para todos los cristianos y personas de buena voluntad en el que se hace una profunda reflexión sobre la necesidad de tomar acciones decisivas para cuidar la tierra y a las personas que la habitamos, particularmente los más pobres y vulnerables.
Por esa razón habla de la necesidad de la justicia restaurativa que lleve a la cancelación de la deuda de los países pobres, así como tomar el modelo de los pueblos indígenas porque ellos nos enseñan cómo cuidar del planeta y de sus recursos.
“Me alegra que el tema elegido por la familia ecuménica para la celebración del Tiempo de la Creación 2020 sea “Jubileo de la Tierra”, precisamente en el año en el que se cumple el cincuentenario del Día de la Tierra” declaró el Papa en su mensaje.
“En la Sagrada Escritura, el Jubileo es un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse.”
Tiempo para recordar
Francisco desarrolla esta faceta afirmando que el jubileo “Es un viaje que se desarrolla en el tiempo, abrazando el ritmo de los siete días de la semana, el ciclo de los siete años y el gran Año Jubilar que llega al final de siete años sabáticos”.
El Papa afirma que es un tiempo de gracia para hacer memoria que la vocación de la creación es “prosperar como comunidad de amor”, por eso subraya: “Existimos sólo a través de las relaciones: con Dios creador, con los hermanos y hermanas como miembros de una familia común, y con todas las criaturas que habitan nuestra misma casa (…)
Debemos recordar constantemente que «todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás» (LS, 70), insiste Francisco.
Tiempo para regresar
El Obispo de Roma analiza otra faceta: “el Jubileo es un momento para volver atrás y arrepentirse”. Esto porque precisamente hemos roto lazos, con el creador, con los hermanos y con la creación, porque “No se puede vivir en armonía con la creación sin estar en paz con el Creador, fuente y origen de todas las cosas”.
El Pontífice añade: “El Jubileo nos invita a pensar de nuevo en los demás, especialmente en los pobres y en los más vulnerables (…) es un momento para dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, incluida la trata de personas y el trabajo infantil”.
“También debemos volver a escuchar la tierra” dice Francisco y prosigue: “Hoy la voz de la creación nos urge, alarmada, a regresar al lugar correcto en el orden natural, a recordar que somos parte, no dueños, de la red interconectada de la vida. La desintegración de la biodiversidad, el vertiginoso incremento de los desastres climáticos, el impacto desigual de la pandemia en curso sobre los más pobres y frágiles son señales de alarma ante la codicia desenfrenada del consumo”.
El Papa lanza a los fieles el llamado a escuchar los latidos del corazón de todo lo creado y dice: “Despertemos el sentido estético y contemplativo que Dios puso en nosotros (Exhort. ap. Querida Amazonia, 56).
“”La capacidad de maravillarnos y contemplar es algo que podemos aprender especialmente de los hermanos y hermanas indígenas, que viven en armonía con la tierra y sus múltiples formas de vida””
Tiempo para descansar
Francisco llama la atención sobre hacia dónde nos empuja el estilo de vida que practicamos: “empuja al planeta y a quienes lo habitamos más allá de sus límites (…) La continua demanda de crecimiento y el incesante ciclo de producción y consumo están agotando el medio ambiente. Los bosques se desvanecen, el suelo se erosiona, los campos desaparecen, los desiertos avanzan, los mares se vuelven ácidos y las tormentas se intensifican: ¡la creación gime!”.
Ante esta realidad, el Papa insiste en plantear otro elemento al que nos invita el jubileo: “Hoy necesitamos encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la Tierra el descanso que se merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los ecosistemas que nos mantienen”.
Francisco ve que la pandemia además de traernos el sufrimiento y dolor, también “nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos y sostenibles”, por eso insiste: “Se pudo comprobar cómo la Tierra es capaz de recuperarse si la dejamos descansar: el aire se ha vuelto más limpio, las aguas más transparentes, las especies animales han regresado a muchos lugares de donde habían desaparecido.
La pandemia nos ha llevado a una encrucijada. Necesitamos aprovechar este momento decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos, y para cultivar valores, vínculos y proyectos generativos (…) Es necesario eliminar de nuestras economías los aspectos no esenciales y nocivos y crear formas fructíferas de comercio, producción y transporte de mercancías”.
Tiempo para reparar
“El Jubileo es un momento para reparar la armonía original de la creación y sanar las relaciones humanas perjudicadas” afirma Francisco, por eso este tiempo “Nos invita a restablecer relaciones sociales equitativas, restituyendo la libertad y la propiedad a cada uno y perdonando las deudas de los demás”.
El Papa retoma insiste en la importancia de este aspecto y afirma: “Es el momento de la justicia restaurativa. En este sentido, renuevo mi llamamiento para cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el Covid-19”.
“Es el momento de la justicia restaurativa. En este sentido, renuevo mi llamamiento para cancelar la deuda de los países más frágiles”.
Para el Papa, la reparación no se agota en la realidad económica, pues ésta está unida a la salud del planeta: “Es igualmente necesario reparar la tierra. Restaurar el equilibrio climático es sumamente importante, puesto que estamos en medio de una emergencia. Se nos acaba el tiempo, como nos lo recuerdan nuestros niños y jóvenes (…).
En este momento crítico es necesario promover la solidaridad intrageneracional e intergeneracional” así como hacer acciones que nos permitan restaurar la biodiversidad. “Es necesario apoyar el llamado de las Naciones Unidas para salvaguardar el 30% de la Tierra como hábitat protegido para 2030”, así como fortalecer las legislaciones nacionales e internacionales que protejan a las personas y los recursos de quienes los amenazan, subraya el Pontífice.
Tiempo para alegrarse
El jubileo, en la tradición bíblica, afirma Francisco es inaugurado por un sonido de trompeta que resuena en toda la tierra y añade: “Sabemos que el grito de la Tierra y de los pobres se ha vuelto aún más fuerte en los últimos años”. Pero la otra faceta de esta realidad es que somos testigos de niños, jóvenes, hombres y mujeres, comunidades, organizaciones que se están uniendo “para reconstruir nuestra casa común y defender a los más vulnerables”.
El Papa finaliza el mensaje con alegría e invitando a la alegría: “Nos alegramos además de que las comunidades de creyentes se estén uniendo para crear un mundo más justo, pacífico y sostenible. Es motivo de especial alegría que el Tiempo de la Creación se esté convirtiendo en una iniciativa verdaderamente ecuménica. ¡Sigamos creciendo en la conciencia de que todos vivimos en una casa común como miembros de la misma familia!”.
“Alegrémonos porque, en su amor, el Creador apoya nuestros humildes esfuerzos por la Tierra. Esta es también la casa de Dios, donde su Palabra «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14), el lugar donde la efusión del Espíritu Santo se renueva constantemente.”