Encierro, vía a Dios, diría Santa Clara hoy

Santa Clara de Asís nos muestra el camino a Dios a través del encierro

“La figura de Santa Clara de Asís, su carisma y su legado”, son los temas al centro de la entrevista con Fray Daniel Ramos Rocha, OFM, sacerdote mexicano, Vice párroco de la Parroquia de la Santa Cruz de Tivoli, Italia, en la fiesta litúrgica de la fundadora de las Hermanas Clarisas.

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano. (VN, 110820).

 

“La fraternidad, la apostolicidad y el ejercicio de la caridad evangélica que vivió Santa Clara en su vida claustral, nos muestran que es posible contemplar a Dios en un tiempo de encierro y aislamiento social”, lo dijo Fray Daniel Ramos Rocha, OFM, sacerdote mexicano, Vice párroco de la Parroquia de la Santa Cruz de Tivoli, Italia, explicando el carisma de Santa Clara de Asís, que este 11 de agosto la Iglesia celebra su memoria litúrgica. Dialogando con Vatican News, Fray Daniel recordó que esta santa del siglo XIII nos muestra el camino hacia Dios a través de la oración, la predicación y la búsqueda de la pobreza, vocación que había heredado de San Francisco de Asís.

La figura materna y fraterna de Santa Clara

Una de las características principales que resaltó el sacerdote franciscano de Santa Clara, fue el de la figura que la madre Santa Clara de Asís posee en sí misma, “pues una maternidad sobre todo para la familia franciscana, también obviamente sobre los Frailes Menores, más aún sobre las Hermanas Clarisas que son fundadas directamente de ella y por San Francisco y por la orden franciscana seglar”. Reconocemos en ella la figura materna, la figura también fraterna. No obstante, la llamamos siempre madre y hermana por este auxilio, por esta inspiración que también tiene el caminar franciscano y todo el obrar en sí mismo de la Orden Franciscana.

La contemplación y la búsqueda de la pobreza

Fray Daniel explicando el camino trazado por Santa Clara hacia Jesús y hacia Dios señaló que este se traduce en su carisma. “El carisma de Santa Clara obedece, pues ciertamente a su nacimiento en el siglo XIII junto con la Orden de Frailes Menores, es decir, nosotros”. Un carisma, que surge como una novedad, como sabemos según la historia de la Iglesia, un carisma para predicar, un carisma con la particularidad de esta búsqueda de la pobreza y en el caso de Santa Clara que inicia también como una novedad que tiene a bien en llevarla a cabo esta vocación que hereda de San Francisco, que recibe de San Francisco también para la pobreza, para la fraternidad y para la predicación, solo que se ha tenido que adaptar a las circunstancias del tiempo, a una vida claustral, a una vida de encierro como lo conocemos más comúnmente en nuestro vocabulario, pero siempre salvaguardando este aspecto de la fraternidad, de la apostolicidad y pues también el ejercicio de la caridad evangélica concreta en las posibilidades de la clausura que la Iglesia en todo su devenir histórico ha trazado sobre las Órdenes que se dedicaron y que se dedican todavía a la oración en clausura, en contemplación.