Cifras de embarazo adolescente son fracaso de educación sexual en México, dice sacerdote
Redacción ACI Prensa, 200519.
El P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México, aseguró que el creciente número de embarazos adolescentes en el país es evidencia del “rotundo fracaso de los programas públicos, federales, estatales y escolares, de la mal llamada educación sexual”.
En una reciente columna publicada por el diario mexicano ContraRéplica, el P. Valdemar señaló que “México, dentro del grupo de 37 países que conforman la Organización para la cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), ocupa el vergonzoso primer lugar de embarazos de adolescentes, lo que convierte al fenómeno en un verdadero problema de salud pública”.
“Tan solo el año pasado hubo en nuestro país 340 mil embarazos de menores de 20 años”, indicó.
El P. Valdemar, que durante 15 años fue director de Comunicaciones de la Arquidiócesis de México, precisó que “educar en la sexualidad no puede reducirse a proporcionar información de la función biológica de la sexualidad y mucho menos a una mera información de los métodos anticonceptivos y su uso”.
“Hacer esto es banalizar la sexualidad humana, desprenderla de un factor primordial que es la afectividad y la complementación entre las personas y privarla de uno de sus fines primordiales que es el reproductivo”, criticó.
El sacerdote mexicano subrayó además que “la primera responsabilidad de la educación sexual de los hijos no le compete al Estado, sino a los padres de familia”.
“El Estado debe complementar, pero no suplir, y en este sentido queda claro que el tema sexual sigue siendo tabú en la familia, y que los mismos padres no saben cómo cumplir con este cometido ni tienen los elementos adecuados para hacerlo”, indicó.
“La sexualidad humana no es una más de las funciones biológicas”, advirtió, sino que “involucra la misma antropología de las personas, su afectividad e incluso su moralidad y espiritualidad, por lo que no se le puede reducir a un falso derecho del disfrute egoísta que conlleva a la cosificación y utilización de las personas”.
El P. Valdemar indicó que mientras “los especialistas ponen como causa del fracaso de esta educación a la falta de información temprana en el uso de los métodos anticonceptivos”, esto en verdad es “una cierta violentación de los niños que sicológicamente no están preparados para ello”.
Además, señaló, “echan la culpa a la brecha de desigualdad que achaca la responsabilidad a la mujer y la situación de pobreza”.
“Sin embargo nadie habla de la responsabilidad que tienen los padres de educar en el tema, de educar en el verdadero sentido de la dignidad humana por lo que ninguna persona puede ser instrumentalizada, de la responsabilidad del ejercicio de la sexualidad que incluso requiere una edad y una madurez psicológica adecuada, y nadie habla del valor de la abstención, que sería el mejor método para evitar este tipo de embarazos”.
El sacerdote subrayó que la Iglesia “debe seguir dejando en claro que el ejercicio de la sexualidad solo puede realizarse dentro del matrimonio y que su fin es la complementación afectiva de los cónyuges y la procreación de los hijos, y que todo ejercicio de ella fuera de estos fines siempre será inmoral y un grave pecado”.