Papa en Regina Coeli: el amor abre horizontes de esperanza
El Papa Francisco ha orado en la Plaza de San Pedro, junto a miles de peregrinos, el Regina Coeli. Ha expresado que el amor “nos estimula a dialogar y nos ayuda a escucharnos y conocernos”
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano, 190519.
El Papa comenzó la reflexión recordando el texto del Evangelio de Juan 13,34, correspondiente a la liturgia del quinto domingo de pascua. Son “las palabras que Jesús dirigió a los discípulos en el “discurso de despedida” antes de su pasión”.
En esas palabras, afirma el Papa, Jesús les dice: “Les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como yo les he amado: ámense así unos a otros.”(Jn 13, 34). ¿En qué sentido llama Jesús este mandamiento “nuevo”? El Papa recuerda que el amor al prójimo es un precepto que ya está presente tanto en el Antiguo Testamento (Lv 19:18), así como en el Nuevo Testamento (Mt 22; 38-39).
La novedad de Jesús
Entonces, insiste: “¿cuál es la novedad de este mandamiento que Jesús confía a sus discípulos antes de dejar este mundo?” Y responde: “El antiguo mandamiento del amor se ha vuelto nuevo porque se completó con esta adición: ” como yo los he amado “. La novedad está en el amor de Jesucristo, quien dio su vida por nosotros”.
Francisco subraya las implicaciones del contexto: “En ese momento de extrema caída y abandono al Padre, el Hijo de Dios ha mostrado y dado al mundo la plenitud del amor. Reflexionando sobre la pasión y agonía de Cristo, los discípulos entendieron el significado de esas palabras suyas: ” como yo los he amado, ámense así unos a otros”… “Al darnos el nuevo mandamiento, nos pide que nos amemos no solo y no tanto con nuestro amor, sino con el suyo, que el Espíritu Santo infunde en nuestros corazones si lo invocamos con fe”.
La fuerza del amor de Dios
Entonces, afirma el Papa: “De esta manera, y solo de esta manera, podemos amarnos unos a otros no solo como nos amamos a nosotros mismos, sino como Él nos amó, eso es muchísimo más. Dios nos ama mucho más de lo que nos amamos a nosotros mismos”. Y aquí radica la novedad de esta praxis de Jesús: “Este amor nos hace nuevos hombres, hermanos y hermanas en el Señor, y nos hace el nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, en la que todos estamos llamados a amar a Cristo y en Él a amarnos unos a otros”.
La fuerza transformadora del amor
Después, el Papa nos recuerda que el amor de Jesús se manifiesta en la cruz, allí transforma nuestro corazón de piedra en uno de carne. Allí, en la cruz, “aprendemos a amar a nuestros enemigos y a perdonar a quienes nos han ofendido” … “Eso nos estimula a dialogar y nos ayuda a escucharnos y conocernos”.
El amor nos abre a los otros
Finalmente, afirma el Papa: “El amor nos abre al otro, convirtiéndose en la base de las relaciones humanas. Nos permite superar las barreras de nuestras propias debilidades y prejuicios, crea puentes, enseña nuevas formas, desencadena el dinamismo de la fraternidad”.
El Papa invocó la intercesión de la Virgen María para que nos ponga con su hijo y que el Espíritu Santo nos dé la fuerza para poner en práctica esta palabra.
Saludos a la comunidad
Al terminar la plegaria, el Papa recordó a María Guadalupe Ortiz de Landázuri, laica del Opus Dei y que fue beatificada el sábado pasado en España. “Su testimonio es un ejemplo para mujeres cristianas involucradas en investigaciones sociales y científicas. ¡Aplaudimos a la nueva Beata!”
También saludó a los peregrinos venidos de México, California, Haití; a los fieles de Córdoba (España) y de Viseu (Portugal) y a los alumnos de Pamplona y Lisboa.
El Papa saludó también a las Canónicas de la Cruz en el centenario de su fundación; a los líderes de la Comunidad de San Egidio; a los peregrinos polacos, en particular a los scouts, acompañados por el Ordinario Militar, que llegó en el 75 aniversario de la batalla de Montecasino.
Saludó a los fieles de Biancavilla y Cosenza; Pallagorio con el coro, los chicos de la Confirmación de Senigallia y Campi Bisenzio; el coro de San Marzano en Sarno y el de San Michele en Bolzano; la Escuela de las Hijas de Santa Ana en Bolonia y los ciclistas del Hospital Bambino Gesù.