En la “autopista del lucro” llamados al servicio auténtico.
Al recibir a los representantes de la Casa Nacional del Notariato el Papa recordó que, al hacerse mediadores entre la ley y la tutela de las personas, los notarios están llamados a escuchar y a respetar la dignidad y los derechos de todos con la mirada dirigida siempre al bien común
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano. (VN, 061219).
Competencia técnica e integridad moral. En su discurso a los representantes de la Casa Nacional del Notariato, entidad de seguridad y asistencia social fundada hace exactamente 50 años, el Santo Padre les sugirió estas dos características a los notarios para que lleven a cabo la tarea a la que están llamados y sean protagonistas de “un servicio eficaz y fraternalmente justo”, colaborando así al bien común. Una tarea importante que madura en un contexto marcado por la competencia “en la autopista del beneficio” y que requiere, en cambio, un espíritu de auténtico servicio.
Principio de solidaridad
El Papa recordó que este fondo de pensiones asegura “un subsidio adicional a todo notario en activo cuyos honorarios no alcancen un determinado umbral” y ayuda a los “notarios jubilados y a sus familias que se encuentren en condiciones de especial necesidad”. A lo que se añade también el apoyo a la formación de los notarios de primer nombramiento, que se encuentran en estado de desamparo, o asigne becas de estudio para los hijos de los notarios en situación económica precaria.
Los animo a que mantengan estas líneas de apoyo mutuo, que se relacionan con su identidad así como con su historia. Estos son elementos característicos que hacen más creíble su actividad y suscitan aprecio hacia ustedes.
Servicio auténtico
“En los desafíos que les esperan, ayuden a la sociedad a hacerse más humana” – les dijo asimismo el Papa – “acercando su escucha y sus conocimientos a todos”. Se trata de hacerse mediadores entre la ley y las exigencias socio-económicas con el rigor propio del notario, asegurando la correcta aplicación de las normas, “pero también a través del cuidado atento de las expectativas de las personas y de su necesidad de certezas y protección”. Francisco definió a los notarios como “guardianes del equilibrio”, con una marcada sensibilidad por “la dignidad y los derechos de las personas”; con la defensa de “todo lo que es justo y todo lo que es verdadero”; “sin olvidar la caridad, virtud principal y necesaria en las relaciones interpersonales”.
En un contexto social cada vez más marcado por el deseo de competir en la “autopista” del beneficio, que obliga a marchar siempre por el carril de los adelantamientos, ustedes están llamados a ejercer su papel en un espíritu de auténtico servicio. Su presencia en la dialéctica de la contratación es el sello no sólo de la legalidad, de la que son guardianes, sino del equilibrio y la reflexión y, por tanto, en última instancia, de la justicia.
Con la mirada dirigida al bien común
Al recordar, tal como lo sugirió el Concilio Vaticano II, que estamos llamados a un “servicio eficaz y fraternalmente justo” para un orden social que “responda más fielmente a la ley de Dios y a las normas éticas que de ella se derivan”, el Papa Francisco invocó la competencia técnica y la integridad moral para ejercer el servicio a la colectividad.
Se trata de valores tan necesarios en el ejercicio de la actividad profesional de cada uno, pero que se hacen indispensables en ustedes, que son los intermediarios entre el individuo o el grupo social que utiliza su función y el orden jurídico establecido del que están llamados a ser fieles intérpretes y ejecutores. Todo esto los debe impulsar hacia un conocimiento cada vez más profundo del sistema legal, con la mirada puesta en todo momento en el bien superior del ser humano y de la misma sociedad, es decir, al bien común.