Los norcoreanos que tuvieron contacto con cristianos son enviados a campos de prisioneros, denuncia informe
Por Eduardo Berdejo.
ACIPRENSA, 26 de noviembre de 2024.
Los norcoreanos que son repatriados desde China y que han tenido contacto con algún cristiano son enviados a los campos para prisioneros políticos de Corea del Norte, indica el reciente informe sobre libertad religiosa de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN por sus siglas en inglés).
Se trata del documento ¿Perseguidos y olvidados? Informe sobre los cristianos discriminados o perseguidos por su fe publicado con ocasión de la Semana Roja una iniciativa de ACN para llamar la atención sobre la persecución religiosa y que en este 2024 aborda la situación en 18 países clave, entre los que se encuentra Corea del Norte.
Corea del Norte es una nación comunista dominada por la dinastía Kim desde 1948, y si bien “es muy difícil calcular el número real de cristianos o el alcance de su fe —indica ACN—, pero se estima que representan alrededor del 0,38% de la población, lo que equivale a poco más de 98.000 personas”.
Sin embargo, pese al reducido número de fieles, el cristianismo es considerado una amenaza para el Estado, “por lo que se ve abocado a la clandestinidad”.
Toda la población está obligada a seguir el juche, “una ideología de autarquía marxista creada por el fundador del país, Kim Il-Sung”. El sitio web World.kbs.co.kr, especializado en temas coreanos, indica que también puede ser considerada “como una versión institucionalizada del culto a su persona”.
Para escapar del país —una realidad registrada en todos los regímenes comunistas— los norcoreanos suelen utilizar la extensa frontera con China de 1.420 kilómetros. Si logran superar el estricto patrullaje, los prófugos deberán llegar a un tercer de manera clandestina, mayormente Tailandia, y buscar asilo en la embajada de Corea del Sur, la cual los enviará al sur de la península.
Sin embargo, no todos tienen suerte y son capturados por las autoridades chinas que optan por repatriarlos a Corea del Norte. Según Human Rights Watch, en abril el gobierno de Pekín deportó a unos 60 norcoreanos.
Por su parte, en su informe ACN se refiere a los desertores que fueron repatriados en octubre de 2023 y alerta que hay que temer por aquellos “que hubieran interactuado con cristianos mientras estaban fuera del país. Todos ellos fueron enviados a campos para prisioneros políticos, conocidos por la dureza con la que se trata allí a los reclusos”.
Indica que mientras muchos cumplieron penas reducidas, “los que entraron en contacto con el cristianismo” fueron internados “en campos de prisioneros políticos supone, de hecho, una cadena perpetua sin libertad condicional”.
Citando las declaraciones que una fuente anónima —por razones de seguridad—, dio al Daily NK, el informe de ACN señala que “los departamentos de seguridad del Estado norcoreano basan sus interrogatorios a los desertores repatriados en los expedientes facilitados por la policía china”.
“Si en los expedientes se menciona algo relacionado con la religión, los desertores serán inexorablemente internados en campos, sin importar lo que tengan que decir al respecto”, denuncia.
Los creyentes son catalogados como “hostiles”
La fundación pontificia afirma que en Corea del Norte, “considerado como el peor país del mundo para ser cristiano”, las personas son clasificadas según su lealtad al Estado, por lo que “los creyentes son automáticamente catalogados como ‘hostiles’ y sometidos a una implacable persecución”.
“Aunque en todo el país se producen violaciones generalizadas de los derechos humanos y se ejerce una opresión religiosa que afecta a todos los ámbitos de la vida y a todos los grupos religiosos, según el Departamento de Estado estadounidense, los cristianos y los seguidores del mugyo (una religión chamánica) son los más perseguidos”, añade.
El informe de ACN comparte el testimonio de Illyong Ju, un desertor norcoreano que ahora es cristiano. “Se está obligando [a los desertores repatriados] a confesar por adelantado datos sobre las 1000 personas que aún no han sido repatriadas a Corea del Norte”, denuncia.
Sin embargo, destaca que entre los desertores “habrá personas que crean en Jesús y que difundirán el evangelio allá donde vayan. Como la Hna. Kim, que trabaja conmigo y que evangelizó a ocho personas mientras estaba en una prisión norcoreana debido a su repatriación forzosa”.
“Por lo tanto, tenemos fe en que los repatriados a la fuerza a Corea del Norte se convertirán en asombrosos miembros del Pueblo de Dios que se levantarán contra la opresión del régimen norcoreano”, manifiesta.
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