Sìnodo: Pulso del mundo y lineaje catòlico de su futuro

Documento final del Sínodo de la sinodalidad: una Sìntesis no Oficial

 

Por Almudena Martínez-Bordiú.

ACIPRENSA, 26 de octubre de 2024.

 

El resultado del proceso sinodal que comenzó en 2021 y se debatió en Roma durante dos años consecutivos se ha materializado en un documento cuyas propuestas marcarán el futuro de la Iglesia.

 

El Papa Francisco dijo este sábado 26 de octubre que adopta el documento completo y, en una desviación de la práctica habitual, no publicará una Exhortación Apostólica, por lo que el texto ya se considera parte del Magisterio de la Iglesia Católica.

 

Un total de 355 miembros del Sínodo votaron de forma secreta cada uno de los párrafos de las 54 páginas del documento, en las que reflejan las conclusiones sobre cuestiones como el papel de la mujer, la descentralización de la autoridad de la Iglesia o el aumento de la participación de los laicos en la toma de decisiones.

 

El borrador de este documento obtuvo un total de 1.135 enmiendas (950 colectivas y 185 individuales). En cuanto a las diferencias con el informe de síntesis de la asamblea de 2023, el documento final de 2024 presenta propuestas más desarrolladas y recomendaciones estructurales más claras.

 

El de este año es un informe más concreto, con menos interrogantes y propuestas más específicas dividido en 5 partes: Corazón de la sinodalidad (llamados por el Espíritu Santo a la conversión); Juntos sobre la barca (la conversión de las relaciones); Echad las redes (la conversión de los procesos); Una pesca abundante (la conversión de los lazos) y “También os envío a vosotros” (formar un pueblo de discípulos misioneros).

 

En cuanto a los cambios estructurales clave que se proponen, destacan los consejos pastorales a nivel parroquial y diocesano. El documento insta a celebrar “con cierta regularidad asambleas eclesiales a todos los niveles”, buscando además “no limitar la consulta dentro de la Iglesia Católica, sino estar abiertos a escuchar la aportación de otras Iglesias”.

 

Los miembros del Sínodo demandan también nuevos procesos de evaluación para el liderazgo de la Iglesia. El documento hace referencia a una “autoridad sinodal”, proponiendo un equilibrio con la autoridad episcopal, a la que se refieren como “irrenunciable” pero “no incondicionada”.

 

De este modo, propone una revisión de las normas canónicas “en clave sinodal, que aclare tanto la distinción como la articulación entre consultivo y deliberativo, e ilumine las responsabilidades de quienes participan en los procesos de toma de decisiones en sus diversas funciones”, puede leerse en el párrafo 92.

 

Indica también la necesidad de establecer requisitos de rendición de cuentas financieras, medidas de prevención y respuestas al abuso, así como mecanismos de informes regulares y mayores requisitos de transparencia.

 

El documento reitera la unidad en la diversidad propuesta desde el inicio del Sínodo, sugiere una continua relación entre las Iglesias orientales y Latina e iniciativas ecuménicas y provisiones para la adaptación cultural de cada contexto.

 

También considera una revisión integral de la formación en seminarios, así como una integración de los principios pastorales.

 

El papel de las mujeres en la Iglesia

Respecto al papel de las mujeres en la Iglesia, el documento plantea un estudio continuo del ministerio diaconal así como un aumento de los roles de liderazgo, la participación en la formación del clero y mayor voz en los procesos de toma de decisiones.

 

En concreto, el párrafo 60 indica que “no hay razones para impedir que las mujeres asuman funciones de liderazgo en la Iglesia: no se puede detener lo que viene del Espíritu Santo”. Afirman en este sentido que “la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal también sigue abierta” y que “es necesario seguir discerniendo a este respecto”.

 

Mayor responsabilidad de los laicos

Los laicos adquieren un papel esencial en el documento final. Los miembros han votado por una mayor presencia en las asambleas sinodales, “en los procesos de discernimiento eclesial y en todas las fases de la toma de decisiones”.

 

También instan a llevar a cabo nuevos procesos de evaluación y selección de los obispos, una participación más amplia de los laicos en los puestos de responsabilidad en las diócesis, así como el aumento de su presencia en los procesos canónicos.

 

En cuanto a los temas más controversiales, se remarca la búsqueda de un equilibrio entre la tradición y las necesidades pastorales, así como el papel de la consulta de los expertos.

 

Aunque la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad ha llegado este sábado a su fin y el Papa Francisco da “por completado el camino sinodal”, aún queda por delante una etapa crucial centrada en la implementación de las medidas acordadas para hacer de la sinodalidad “una dimensión constitutiva de la Iglesia”.

 

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