Las garras del cristal son sumamente fuertes y acaban muy rápido con las personas; de los pocos que alcanzan a pedir ayuda sólo siete de cada diez lo logran, consideró el psiquiatra y ex director del Instituto de Salud Mental Manuel Salazar Enríquez.
En los últimos años la condición de las adicciones ha avanzado de manera acelerada y grave, hasta el grado que ahorita es imposible encontrar un alcohólico simple o puro; es decir, muchos combinan el alcohol con alguna droga, en especial con cristal que puede llegar a causar un daño sumamente grave en la salud y en el tejido social; además de que pocos se pueden rehabilitar.
“En los últimos años realmente ya es muy difícil encontrar alcohólicos puros, hoy sabemos que el alcoholismo es la puerta de entrada, es el cover para entrar a las drogas duras y dentro de la droga dura, sin duda las metanfetaminas y los derivados anfetamínicos como el cristal, hacen por su composición química uno de los daños más severos en la estructura cerebral”, explicó.
Añadió que se sabe que está drogas generan un potencial adictivo muy rápido y al mismo tiempo lesionan estructuras cerebrales que van creando conductas violentas, agresivas, un sindrome paranoico muy severo y se disparan conductas como celotipia, que es una condición psiquiátrica que se asocia mucho al consumo de estas drogas.
De esa manera se observa cada vez más común una violencia relacionada al género, una violencia de pareja.
Desafortunadamente el cristal es una droga que está exponencialmente va desplazando a otras drogas, quizás por la facilidad de conseguirla.
Lamentó que Durango es una zona de de venta alta en este sentido y no existen estrategias sólidas, ni contundentes a nivel nacional para pararlo.