Así fue como un sacerdote logró que el crimen organizado dialogue por la paz con la Iglesia Católica
Por Diego López Colín.
ACIPRENSA, 14 de marzo de 2024 / 05:29 PM.
En medio de la violencia que azota al estado mexicano de Guerrero, un sacerdote logró que diversos grupos del crimen organizado se sentaran a la mesa para dialogar por la paz con la Iglesia Católica: se trata del P. José Filiberto Velázquez Florencio, de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa.
El crimen organizado y el diálogo por la paz en Guerrero
El 14 de febrero de 2024, la Iglesia Católica confirmó que se habían realizado encuentros con líderes del crimen organizado en busca de una solución pacífica a los enfrentamientos y la violencia en la región.
En los diálogos participaron los cuatro obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco: Mons. Leopoldo González, Arzobispo de Acapulco; Mons. José de Jesús González, Obispo de Chilpancingo-Chilapa; Mons. Dagoberto Sosa, Obispo de Tlapa; y el Obispo de Ciudad Altamirano, Mons. Joel Ocampo.
Inicialmente, los miembros de los diferentes grupos del crimen organizado en la zona se rehusaban a llegar a un acuerdo que permitiera la pacificación. Sin embargo, eventualmente dio algunos resultados la perseverancia del P. Velázquez Florencio, que es también director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello.
El P. Velázquez Florencio señaló a ACI Prensa el 5 de marzo que su labor con las víctimas de desplazamiento y personas afectadas por la violencia fue lo que facilitó el contacto con líderes de los grupos criminales, quienes finalmente accedieron a participar en el diálogo propuesto por la Iglesia.
“Se presentó la oportunidad de decir ‘¿por qué no hablan?, ¿por qué no se escuchan, se reclaman lo que tienen que reclamar y calman esto?’”, indicó el sacerdote.
El proceso de diálogo entre criminales con la participación de la Iglesia coincidió con el inicio de la Cuaresma, a mediados de febrero: “ellos iniciaron su Cuaresma en esta tregua, por la pacificación de esta región de Chilpancingo”.
Aunque Acapulco es quizás la ciudad más conocida de Guerrero, e incluso una de las localidades más famosas de México, la capital del estado es Chilpancingo, que tiene una población de poco más de 330.000 personas.
A pesar de los avances, el camino de pacificación en la región ha presentado dificultades, como lo evidenció el enfrentamiento ocurrido el 19 de febrero en el municipio de San Miguel Totolapan, en la región conocida como Tierra Caliente, al norte de Guerrero.
En esa ocasión, según el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al menos 12 personas murieron. El sacerdote mexicano señaló que este hecho de violencia evidenció “la descomposición social y el poco respeto por la dignidad humana y la vida”.
El P. Velázquez Florencio destacó que la gravedad de este enfrentamiento propició “que otros dos grupos también entren en conversaciones; que tengan ellos la iniciativa y se pacifique”.
Se conoce como Tierra Caliente a una región que abarca partes de los estados de Guerrero, Michoacán, Estado de México e incluso Colima, Jalisco y Morelos. El nombre proviene de sus altas temperaturas, que pueden llegar a los 50 grados Celsius, y a la sequedad del ambiente. Desde hace décadas, diversos grupos del crimen organizado pelean por territorios en esta zona.
Al ser consultado por ACI Prensa, el P. Velázquez Florencio destacó que a pesar de las dificultades que aparecen en el camino “sí” ha habido avances en la pacificación.
La violencia y el narcotráfico en Guerrero
Acapulco, la ciudad más grande y conocida de Guerrero, ha figurado en los últimos años entre las 50 ciudades más violentas del mundo, de acuerdo al listado realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. En 2022 ocupó el puesto 10, y en 2023 el 15.
La región sufre las disputas territoriales y del control de rutas del tráfico de drogas entre diversos grupos criminales, como “Los Ardillos”, “Los Tlacos”, “Guerreros Unidos”, “La Familia Michoacana”, el “Cártel Jalisco Nueva Generación” y el “Cártel de la Sierra”.
En Guerrero se produce amapola, de la cual se obtiene opio y, finalmente, heroína. El uso de esta sustancia, junto con el fentanilo y, ocasionalmente, la cocaína, ha dado lugar a una poderosa droga conocida como “China White”.
De acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2023 en Guerrero se registraron 1.398 homicidios dolosos. 1.026 fueron realizados con armas de fuego.
Los sacerdotes también sufren la violencia
La violencia del crimen organizado en la región también alcanza a los sacerdotes católicos.
A través del Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia “Minerva Bello”, el P. Velázquez Florencio ha documentado y expuesto la realidad de la violencia en la zona. Su trabajo en defensa de los derechos humanos llevó a que en octubre de 2023 fuera víctima de un atentado cuando transitaba por la carretera que conecta las localidades de Tixtla y Chilpancingo, en Guerrero.
Consultado sobre esto, el sacerdote aseguró a ACI Prensa que “no vivo con miedo, pero sí hay ocasiones que el temor me invade cuando las cosas empiezan a ponerse peligrosas”. El P. Velázquez Florencio señaló que muchas veces ha llorado, pero lo que llega a reconfortarlo es “saber que no estoy solo” y que Dios lo consuela “en los momentos de angustia.
“No es que uno ande persiguiendo el martirio”, subrayó, pero destacó la importancia que tiene para los cristianos “dar la vida por amor”.
Los criminales “viven en los pueblos donde tenemos parroquias”
Cuestionado sobre la razón que lo impulsa en esta labor de diálogo con el crimen organizado, el sacerdote señaló que “la Iglesia no es un club de santos”.
“El que nosotros nos acerquemos a este tipo de personas habla de lo que es la Iglesia: la misericordia. Nosotros no cerramos las puertas del cielo a nadie y a estas personas también se les habla como a cualquier pecador”, indicó.
Además, resaltó que la necesidad de entablar un diálogo con criminales surge del “impacto positivo o negativo” que pueden tener estos grupos en la sociedad, debido a su influencia.
El P. Velázquez Florencio explicó que el “acercamiento” que tiene con los criminales “muchas veces es cotidiano”, pues ellos “viven en los pueblos donde tenemos parroquias, donde hay festividades religiosas y ahí uno los conoce”.
“Cuando ellos abren esa puerta [del acercamiento] la oportunidad es para mí, en este caso, de hablarles a sus conciencias y a sus corazones”.
“En ese contexto, es donde se les ha pedido que depongan las armas, para poner en la mesa la palabra, el diálogo como medio de solucionar sus conflictos”, expresó.