Ventana al Exterior
Por H.C. Esquivel
Apuntes sobre la guerra
¡Y la cosa solo va a empeorar!.- Donald Trump.
Después de señales alarmantes como la alerta británica a la navegación marítima en el medio oriente, la evacuación urgente de empleados estadounidenses y sus familias de todos los países del Golfo Pérsico, la sorpresa no fue el ataque de Israel sobre Irán, sino la inutilidad de sus sistemas antiaéreos, los aviones F-35, F-18 y F-16 atacando suelo persa y los misiles haciendo blanco en su capital, Teherán.
Tal y como amenazó el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de terminar con el programa nuclear de Irán, misiles antibúnker se dirigieron al menos a dos centrales nucleares, Fordow, en el centro del País, donde no se reportan daños; y el centro de enriquecimiento de uranio de Natanz, donde la Agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA, detectó contaminación radiológica.
Con ataques a sus domicilios, donde dormían con sus familias a las 3:00 horas de la madrugada, tiempo de Irán, el ejército israelí decapitó el mando militar y mató a unos siete científicos del programa nuclear.
Reemplazado su mando, Irán respondió el viernes con cientos de misiles que saturaron el “Domo de Hierro”, como llama Israel su defensa antiaérea, ataques que podrían tener entre sus objetivos la central de energía nuclear de Dimona. ¡Uf!
Mientras el humo no se dispersa en los cielos de ambos países, el fuego no se apaga en los sitios de impacto y el polvo de los edificios destruidos no se asienta, creo conveniente mirar un poco atrás y ver algunos elementos del conflicto que podría escalar a un conflicto regional y que, de no ponerle freno, tiene la posibilidad de provocar fugas radioactivas en los centros nucleares de ambos países, e incluso, desatar un ataque nuclear de Israel, que, según los enterados en EU, tiene en su arsenal más de 300 cabezas nucleares.
Después del primer ataque israelí, el Primer Ministro Netanyahu, afirmó que se trató de un “ataque preventivo” contra Irán para frenar su programa nuclear, pues tendrían uranio enriquecido suficiente para fabricar más de nueve bombas atómicas.
Sin embargo, analistas como el argentino Ezequiel Bistoletti, nos recordó horas antes del ataque, que desde finales de la década de los 80, el mismo Netanyahu afirmó que era “inminente” la producción de un arma atómica de Irán, alerta que se repitió en la década de los 90, en la década del 2000, del 2010 y con mayor insistencia en los últimos meses.
En 2018, durante su primer mandato y en un acercamiento con Netanyahu, Trump decidió terminar de manera unilateral un tratado firmado por Barack Obama que limitaba el desarrollo nuclear de Irán, usado para producir energía eléctrica e isótopos con fines médicos, y que también le imponía al país persa revisiones constantes por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica, cuyo titular, el argentino Rafael Grossi, nunca encontró evidencia de las acusaciones que por décadas hizo Israel, que Irán enriquecía uranio más arriba del 90 por ciento para construir su bomba.
Durante la administración Biden, EU intentó retomar el tratado, pero los iraníes pedían que el acuerdo pasara por el Congreso para evitar que un cambio en la Presidencia diera al traste con el acuerdo. Para sorpresa de nadie, no se logró.
Sin embargo, el regreso de Trump a la Casa Blanca trajo, de repente una urgencia por retomar el tratado nuclear con Irán. Durante las conversaciones el Presidente estadounidense pedía prohibirle el enriquecimiento de uranio, ni para usos civiles, como permite a cualquier país la Carta de las Naciones Unidas, y las amenazas de una represalia bélica se pusieron sobre la mesa.
A principios de la segunda semana de junio, los círculos científicos y geopolíticos se sorprendieron con el anuncio iraní: Su inteligencia consiguió miles de páginas con información secreta del programa nuclear de Israel, incluidas las ubicaciones de sus centros de enriquecimiento.
Algunos de los documentos detallaban cómo el argentino Rafael Grossi tuvo acercamientos con Israel y que, con apoyo de Estados Unidos, lo pusieron al frente de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Seyed Marandi, especialista nuclear y asesor del equipo negociador de Irán con EU, ubica a Grossi como un activo de Israel, quien posiblemente fue quien le filtró al Mossad, la inteligencia hebrea, los nombres y ubicaciones de científicos nucleares iraníes que fueron asesinados en ataques con drones en el año 2000.
De manera “coincidente”, en medio de las alertas del inminente ataque a Irán, Grossi liberó un documento, donde la AIEA señalaba a Irán de incumplir con el tratado nuclear; sí, el mismo que Trump tiró a la basura en 2018, lo que fue en los hechos un “permiso” del organismo dependiente de la ONU hacia Israel, de atacar.
En medio de la escalada, el Presidente Trump lanzó un mensaje incendiario; llamó a Irán a regresar a la “negociación” porque los anteriores negociadores están ya todos muertos, aceptar las condiciones que se les impongan, o asumir las consecuencias, porque ¡todo va a empeorar!