El primer contacto de los adolescentes duranguenses con el alcohol o el tabaco ocurre, en promedio, entre los 13 y 14 años, una tendencia similar a la reportada en países como España, advirtió la Comisión Estatal para la Prevención de Adicciones (CEPAAD).
Aunque ambas sustancias son legales, las autoridades advierten que suelen funcionar como puerta de entrada al consumo de drogas más fuertes como cocaína, cristal o medicamentos controlados. Además, el problema no se limita a una sola zona o sector social.
“Sabemos que el problema de adicción no respeta clase, posición social ni credo. Puedes tener un consumo de sustancias en un fraccionamiento privado o en una colonia de la periferia”, explicó Jesús Mariano Sánchez, titular de la CEPAAD.
Sánchez también subrayó que, si bien la adicción puede aparecer en cualquier entorno, las personas con menos recursos suelen tener menor contención familiar y redes de apoyo, lo que puede agravar el problema.
Ante esta realidad, la CEPAAD reiteró la importancia de reforzar las estrategias de prevención desde temprana edad, con un enfoque integral que incluya a familias, escuelas y comunidades.