México no descarta aplicar aranceles recíprocos a EE.UU.
DW, 070425.
“En la medida de lo posible queremos evitar poner aranceles recíprocos (…), no lo descartamos, pero preferimos seguir el diálogo”, dijo la gobernante mexicana Claudia Sheinbaum.
El gobierno de México no descarta la posibilidad de aplicar aranceles recíprocos a Estados Unidos, su principal socio comercial, afirmó este lunes (07.04.2025) la presidenta Claudia Sheinbaum.
México es uno de los países más vulnerables a los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump, ya que Estados Unidos es el destino del 80% de sus exportaciones y su mayor socio comercial, gracias al tratado de libre comercio T-MEC que también integra Canadá.
“En la medida de lo posible queremos evitar poner aranceles recíprocos (…), no lo descartamos, pero preferimos seguir el diálogo antes de alguna otra medida”, dijo la mandataria, en medio de la guerra comercial global desatada por Washington la semana pasada.
Sheinbaum explicó que la razón para no responder a los gravámenes estadounidenses, que en el caso mexicano afectan al acero y al aluminio y parcialmente a la industria automotriz, y que eso se reflejaría en “incrementos en el precio” de estos productos en México.
“Por supuesto que queremos proteger a la industria mexicana, a las empresas mexicanas, pero estamos viendo si llegamos a un acuerdo previo” con Estados Unidos, agregó la mandataria izquierdista.
Las tarifas aduaneras recíprocas, que Trump aplicó el pasado 2 de abril a decenas de países, excluyen en el caso de México y Canadá a todos los bienes que se exportan bajo las normas del T-MEC.
Hasta ahora, alrededor del 50% de los bienes mexicanos de exportación estaban cubiertos por el tratado, pero la aplicación de los aranceles está impulsando una rápida migración de empresas a este régimen comercial, según el gobierno.
Efecto en sector automotriz
Sin embargo, tanto la industria siderúrgica como la automotriz sí recibieron gravámenes con base en decretos que el gobierno de Trump lanzó antes de los aranceles recíprocos.
Los efectos en el sector automotor, que exporta a Estados Unidos casi 3 millones de automóviles por año y representa 3,6% del PIB mexicano, ya se manifiestan en algunos grandes fabricantes.
La armadora Stellantis, que tiene plantas en la central ciudad de Toluca y en Saltillo (norte), informó el pasado jueves que pausaría la producción en algunas fábricas en México, donde ensambla vehículos de las marcas Dodge y Ram, y en Canadá.
Sheinbaum dijo la semana pasada que la pausa de Stellantis no implicaría despidos de trabajadores.
En México, la segunda economía de América Latina después de Brasil, operan otros gigantes de la industria como Ford, Nissan, General Motors y Volkswagen.
mg (afp, El Economista).
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Tobias Käufer.
DW, 070425.
A pesar de todas las amenazas y los aranceles estadounidenses, la industria automovilística mexicana podría verse beneficiada con los últimos acontecimientos.
En Puebla, ciudad esencialmente automovilística de México, hubo un gran alivio cuando se anunciaron los aranceles que iba a imponer Estados Unidos. Las medidas de la Casa Blanca parecen ser menos terribles de lo que se temía para la ciudad y para el país, que ha luchado mucho y se ha ganado su estatus de centro fiable de producción de automóviles.
La gente de la calle está dividida: “No hay razón para tener miedo”, dice a DW el estudiante de empresariado Fabricio Fernández. Julia, una jubilada que teme por el futuro de la industria automovilística, parece mucho menos relajada. “Es todo muy preocupante para la gente, para el país, para todo. Cuando voy al supermercado, todo se encarece y, si no hay más empleo, todo empeora”.
Fuerte crecimiento de las empresas proveedoras
“Durante el primer mandato de Trump, se renegoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC) por primera vez en muchos años. La industria automotriz fue la principal beneficiada”, dice a DW Thomas Karig, consultor administrativo y exvicepresidente de Relaciones Corporativas de Volkswagen en Puebla. Aquí se encuentra una de las mayores plantas de VW fuera de Alemania, que produce para el mercado norteamericano.
Como resultado, ha habido un fuerte crecimiento de las empresas proveedoras en México. La producción regional ha aumentado en un 20,5 por ciento, informa Karig. La demanda de piezas para vehículos también ha aumentado en Estados Unidos. “Se puede decir que la renegociación ha sido un éxito, tanto para EE.UU. como para México”, afirma Karig en entrevista con DW.
El Gobierno mexicano se muestra confiado
Una vez disipada la conmoción inicial, el secretario de Economía mexicano, Marcelo Ebrard, expresó su confianza en una entrevista con Radio Fórmula. La actual reorganización representa incluso una gran oportunidad para México, afirmó. “Lo que vimos es el nacimiento de un nuevo orden comercial y, probablemente, también geopolítico. Una fase ha terminado y otra ha comenzado”, dijo Ebrard.
El funcionario incluso considera que México tiene una ventaja gracias al acuerdo comercial existente. “El acuerdo sigue vigente, y eso es muy valioso para México”, comentó Ebrard. “No tenemos aranceles recíprocos. Gran parte de nuestro comercio exterior, que se realiza a través del T-MEC, está libre de aranceles, lo cual es una muy buena noticia”.
México reacciona con calma
No sería extraño que México y Estados Unidos vuelvan a renegociar el tratado, de nuevo con el objetivo de reforzar el “contenido regional”, opina Karig. “Hasta ahora, a México le ha ido bien con su rumbo moderado”, estima.
Una valoración que comparte el consultor de gestión Kenneth Smith, que participó en la renegociación del tratado de libre comercio: “Sabemos que EE.UU. quiere reabrir el acuerdo y renegociarlo”, dijo Smith durante el encuentro ‘The Logistic World’ en Ciudad de México.
“Por supuesto, México podría defenderse con contraaranceles a los productos procedentes de EE.UU., pero la cuestión es si esto es sensato y conveniente”, dice Karig. “A fin de cuentas, los aranceles son un impuesto y este impuesto lo pagan, o bien los consumidores, o bien las empresas. En realidad, supondrían una desventaja para la población mexicana”.
Consecuencias dispares
Las primeras reacciones a la política arancelaria estadounidense han sido dispares. El medio mexicano Milenio informó que el fabricante de automóviles Stellantis decidió detener, por el momento, la producción en dos plantas mexicanas, Saltillo Van y Toluca, tras el anuncio de Trump de imponer aranceles a los autos importados.
Según el portal mexicano Aristegui Noticias, Nissan también ha suspendido temporalmente el trabajo en dos plantas.
Pero, desde Suecia, llegan buenas noticias: Volvo quiere aumentar su inversión en la planta de Ciénaga de Flores, en el estado de Nuevo León, a 700 millones de dólares, anunció Ebrard, el secretario de Economía.
(mn/ms).