El Papa Francisco nombra al superior general de los escolapios como nuevo obispo en España
Por Walter Sánchez Silva.
ACIPRENSA, 29 de marzo de 2025.
El Papa Francisco nombró al P. Pedro Aguado Cuesta, hasta ahora superior general de la Orden de las Escuelas Pías (escolapios), como nuevo Obispo de Huesca y Jaca en España.
Así lo informó este sábado 29 de marzo la Oficina de Prensa del Vaticano y la Nunciatura Apostólica en España, que lo ha comunicado a la Conferencia Episcopal Española. (CEE).
Esas diócesis estaban vacantes desde diciembre de 2023 cuando Mons. Julián Ruiz Martorell fue nombrado Obispo de Sigüenza-Guadalajara.
¿Quién es el nuevo Obispo de Huesca y Jaca?
Mons. Pedro Aguado es el nuevo Obispo de Huesca y Jaca. Nació el 26 de junio de 1957 en Bilbao. Tiene 67 años.
Hizo su profesión solemne con los escolapios el 25 de agosto de 1979 en la comunidad “San José de Calasanz” de Pamplona. Allí, también fue ordenado sacerdote el 13 de junio de 1982.
Estudió educación en la Escuela de Formación del profesorado “Nuestra Señora de Begoña” de Bilbao (1978). Es Licenciado en Ciencias Eclesiásticas por el Centro Superior de Teología, dependiente de la Universidad de Navarra (1982) y Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Deusto (1988).
Ha trabajado en distintos cargos con los escolapios, como ecónomo, responsable de la pastoral vocacional, responsable de la pastoral de los colegios y superior provincial.
Desde 2009 es superior general de la Orden de las Escuelas Pías (escolapios) y presidente de la Comisión de Educación de las Uniones de Superioras y Superiores Generales (UISG y USG).
Desde 2016 es consultor de la Congregación para la Educación Católica –hoy Dicasterio para la Cultura y la Educación– en el Vaticano.
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NOTA RELACIONADA.
Centenario Sacerdotal del Fundador del OPUS DEI
Por Walter Sánchez Silva.
ACIPRENSA, 28 de marzo de 2025.
12:16 p. m.
San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, fue ordenado sacerdote un día como hoy, el 28 de marzo de 1925, hace 100 años. En esta nota te contamos cómo fue su primera Misa dos días después, en medio del dolor de haber perdido a su padre algunos meses antes.
La ordenación sacerdotal de San Josemaría, que tenía entonces 23 años, se realizó en la iglesia de San Carlos, en la ciudad española de Zaragoza. La ordenación fue presidida por Mons. Mons. Miguel de los Santos Díaz Gómara, entonces Obispo Auxiliar de Zaragoza.
Andrés Vázquez de Prada, en su libro El fundador del Opus Dei, relata que el santo “siguió con los cinco sentidos las ceremonias litúrgicas: la unción de las manos, la traditio instrumentorum, las palabras de la consagración… Emocionado y confuso ante la bondad del Señor, tuvo en nada las dificultades pasadas desde el día de su llamamiento, dando gracias como un tierno enamorado”.
La primera Misa de San Josemaría
Dos días después, San Josemaría celebró su primera Misa en la Basílica del Pilar. Para ese día se distribuyó una estampa, que en un lado tenía una imagen de la Virgen María, y en el otro la siguiente invitación: “El Presbítero José María Escrivá y Albás celebrará su primera Misa en la Santa y Angélica Capilla del Pilar de Zaragoza, el 30 de Marzo de 1925, a las diez y media de la mañana, en sufragio del alma de su padre D. José Escrivá Corzán, que se durmió en el Señor el día 27 de Noviembre de 1924. A.M.D.G. Invitación y recuerdo”
“En la Santa capilla ante un puñado de personas, celebré sin ruido mi Primera Misa”, escribiría después el fundador del Opus Dei.
Su prima, Sixta Cermeño, relató al respecto: “Mi marido y yo fuimos los únicos de la familia Albás que, acompañando a su madre, asistimos a aquella Primera Misa. Estábamos la madre de Josemaría —la tía Lola—, su hermana, el chico —que tendría entonces seis años—, nosotros —mi marido y yo—, dos vecinas de Barbastro que se llaman las de Cortés y eran íntimas amigas de su hermana Carmen —tendrían la misma edad que ella— y alguien más que yo no conocía: me parece recordar a dos o tres sacerdotes y posiblemente estarían también algunos amigos de la Universidad o del Seminario. Es difícil decirlo porque es sabido que aquella Capilla del Pilar está siempre llena de gente”.
El P. José López Sierra describió a su turno que la madre del santo, Doña Dolores, estaba “hecha un mar de lágrimas, que a veces parecía desmayarse”, mientras de rodillas, “sin pestañear siquiera, inmóviles toda la misa, contemplábamos los ademanes sagrados de aquel ángel en la tierra”.
Vázquez de Prada recuerda además que “el nuevo presbítero tenía la ilusión filial de que su madre fuese la primera persona que recibiera de sus manos una de las Formas por él consagradas” pero “una señora se adelantó a doña Dolores para arrodillarse en el reclinatorio cuando iba a repartir la comunión”, por lo que el nuevo sacerdote se vio obligado a dársela primero.
La modesta celebración luego en la casa familia se dio con “un excelente plato de arroz” y cuando ya todos se fueron, San Josemaría volvió a su cuarto y repasó “los sucesos de los últimos meses y los recientes golpes de la jornada” y “protestaba filialmente al Señor: ¡Cómo me tratas, cómo me tratas!”.
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