Si hay un giro en estrategia de seguridad: AH

Negociaciones secretas entre Trump y la presidenta de México

Por Anabel Hernández.

Columna.

DW, 180925.

Que el Gobierno de Claudia Sheinbaum proteja con la credencial de MORENA a funcionarios señalados por vínculos con el crimen organizado no evitará que Estados Unidos presente cargos contra ellos, dice Anabel Hernández.

 

Mientras la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, hace todo lo posible por cumplir las exigencias del Gobierno de Trump para evitar mayores represalias, tras la acusación de que en México las autoridades protegen a los carteles de la droga, su partido, MORENA, recluta públicamente a uno de los principales indiciados.

 

Desde principios de febrero la realidad política de la presidenta de México ha dado un giro inesperado. Mientras, en público, Claudia Sheinbaum se presenta como firme defensora de la soberanía nacional, mostrándose en parte desafiante ante el gobierno de Donald Trump, lo que ocurre en los pasillos del poder es muy diferente.

 

Apenas el primer día del mes, tras seis años de una política de “Abrazos y no balazos” hacia los carteles de la droga, instaurada desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la Casa Blanca acusó que el Gobierno de México protege a los carteles de la droga, y como castigo anunció la imposición de altos aranceles que golpearían fuertemente a la economía.

 

Ante esto, Sheinbaum y sus propagandistas han intentado impulsar la percepción de una figura imbatible, dispuesta a plantar cara a las presiones externas, proyectando una imagen de fortaleza que la convierte en un pilar. Sin embargo, detrás de la fachada pública, las negociaciones y acuerdos de fondo a los que ha llegado con el equipo de Trump reflejan una realidad compleja. Las cosas no son lo que parecen.

 

Los acuerdos tras bambalinas dejan entrever una dinámica política donde las decisiones son dictadas por la presión del gobierno de Trump y no por la presidenta de México.

 

En el seno del círculo cercano al presidente de Estados Unidos, circulan versiones sobre una ‘renovada’ relación con México, que marca un giro radical en la estrategia de seguridad mexicana. La información, que logré obtener y contrastar con fuentes de inteligencia de la Secretaría de Marina mexicana, revela el inicio de una nueva guerra contra el narcotráfico en la que el papel protagónico lo tendrá el gobierno de Estados Unidos. Aunque al comienzo de su mandato Sheinbaum anunciara que no habría ‘guerra’ contra las organizaciones criminales.

 

Aquí, en este espacio, he adelantado desde noviembre pasado una serie de medidas que se preveía impusiera la Casa Blanca en México. Incluyendo una “operación especial” de sus fuerzas del orden en territorio mexicano. Todo indica que esas operaciones ya comenzaron.

 

Los acuerdos secretos

De acuerdo a fuentes relacionadas con los hechos, el primer fin de semana de febrero hubo una intensa comunicación entre los principales miembros de las Fuerzas Armadas del gobierno de Donald Trump y sus contrapartes mexicanas.

 

De parte de Estados Unidos se les propuso tres opciones para abordar el grave problema de los carteles de la droga en México, que trafican las principales drogas ilegales que abastecen el mercado estadounidense, incluyendo la fabricación del letal fentanilo, que ha tenido efectos colaterales desastrosos para la población de ese país, causando la muerte de màs de 400.000 personas en los últimos cinco años.

 

En dos de las opciones, el gobierno de México quedaba excluido y, palabras más, palabras menos, las medidas unilaterales por parte de la primera potencia del mundo serían muy agresivas. La tercera opción era que hubiera una coordinación entre militares y marinos de ambas naciones para hacer operativos especiales, guiados por inteligencia emanada del Gobierno de Estados Unidos. El papel mexicano en estas operaciones no sería protagónico; de hecho, muchas veces tendrían que mirar hacia otra parte, pero se prevé cierta participación para dar la idea de una acción coordinada.

 

Información que obtuve de la Secretaría de Marina del Gobierno de México, SEMAR, confirma que se han acordado operaciones conjuntas, lideradas por el Gobierno de Estados Unidos, en donde habrá miembros de las fuerzas del orden de ese país participando de manera activa.

 

“Ahorita lo que se van a hacer son operativos para empezar ellos a hacer trabajo, ¿no?, para demostrar que efectivamente se está trabajando en México”, me dijo la fuente de la SEMAR que pidió que su nombre quedara bajo reserva.

 

“¿O sea que el gobierno de México ya dobló las manos?”, pregunté. “Sí”, dijo el funcionario mexicano, “van a hacer directamente las operaciones entre el gobierno de México y los americanos, de hecho van a acreditar 500 agentes más (de la DEA), como se había hecho con Felipe Calderón, armados y todo”, abundó el servidor público.

 

Hay que recordar que, desde el 2020, el Gobierno de AMLO limitó de manera significativa las operaciones de la DEA en México, y les impuso entregar un informe mensual sobre todas las actividades que pensaban realizar en México, además de exigir que los servidores públicos mexicanos reportaran cualquier intercambio de información.

 

Dado el nivel de corrupción que existe en México y el alto índice de penetración de los carteles de la droga en las fuerzas del orden mexicanas esto significaba un boicot a operaciones del Gobierno estadounidense contra los narcos.

 

Comenzó la cacería de narcos

Mi fuente también informó que habrá sobrevuelos de artefactos aéreos estadounidenses para hacer tareas de inteligencia en territorio mexicano. Esto ya fue confirmado oficialmente por el gobierno de Estados Unidos. De acuerdo a un reporte de la cadena CNN del 10 de febrero, esos sobrevuelos se están haciendo, en parte, en base a la valiosa información que el líder preso del Cartel de Sinaloa, Ismael Zambada García, está dando al Departamento de Justicia, confirmando así lo que señale en este espacio el 4 de febrero.

 

De acuerdo al funcionario mexicano que consulté, la recolección aérea de inteligencia se hará principalmente en Sinaloa, Michoacán y Tamaulipas a una altura mayor a los 32.000 pies para que no se considere violación a territorio aéreo mexicano.

 

“A esas alturas, los equipos de los americanos funcionan muy bien. Esos aparatos rastrean térmicos, llamadas, todo. Es más, desde esas alturas, treinta y dos mil pies, ven si hay gente armada, ven cuánta gente hay, tienen, como Depredador (la película), sensor de calor, térmico e infrarrojo”, señaló la fuente de información mexicana.

 

Además, precisó que el gobierno de Estados Unidos aumentará las recompensas sobre tres blancos principales contra quienes hará una intensa cacería: Rubén Oceguera, alias “El Mencho”, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, y los hermanos Iván y Alfredo Guzmán Salazar, líderes de “Los Chapitos”, a día de hoy, la facción mas fuerte del Cartel de Sinaloa.

 

Inevitablemente, aunque puedan ser quirúrgicos los golpes al crimen organizado, una nueva guerra terminará disparando los índices de homicidios que el gobierno de AMLO y Sheinbaum han querido disminuir, aunque sea solo mediáticamente. Porque la realidad es que aún con “Abrazos y no balazos”, en México la violencia nunca bajó realmente, sino que hubo un intenso maquillaje de cifras, y muchos de los homicidios quedaron escondidos tras un creciente número de desaparecidos.

 

La aceptación de Sheinbaum de este plan no es voluntaria, es cuestión de supervivencia para su mandato y para el país, al menos económicamente hablando. Pero pareciera que su partido MORENA está dispuesto a boicotearla y desafiar sin el más mínimo pudor al Gobierno de Estados Unidos.

 

Y no es cosa menor que quien encabeza ese desafío sea justamente Andrés Manuel López Beltrán, el hijo del ex presidente, a quienes muchos ya comienzan a llamar “AMLO II”.

 

MORENA desafía a la Casa Blanca

El partido oficial MORENA, que gobierna en México desde hace seis años, ve la tempestad y no se hinca. Ha entrado en una peligrosa fase de ‘operación kamikaze’ que puede tirar por la borda los intentos de la presidenta Sheinbaum de atemperar las represalias del gobierno Trump.

 

Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional de MORENA, hizo, el sábado 15 de febrero, una visita muy especial a Sinaloa, un estado que en los últimos seis meses esta en guerra por la disputa entre las dos principales facciones del Cartel de Sinaloa: Los Mayos y Los Chapitos. La primera, liderada por la familia de El Mayo Zambada, y la otra, por los hijos de su exsocio, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

 

A finales de enero la población realizó una marcha multitudinaria en Culiacán exigiendo la renuncia del gobernador Rubén Rocha Moya, a quien llamaron “narcogobernador”.

 

En diversas columnas he descrito sus actos de contubernio con las dos facciones del Cartel de Sinaloa, hoy en disputa, desde que era candidato hasta llegar al poder.

 

El Mayo Zambada reveló su relación con Rocha Moya desde los primeros días de su detención en Estados Unidos en una carta que envió a través de su abogada y que fue difundida copiosamente en la prensa. Y, desde que colabora con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, ha confesado sus nexos con el gobernador que ganó la elección abanderado por MORENA.

 

Sin importarle la actual situación entre México y Estados Unidos, AMLO II se reunió, en un acto de provocación, con Rocha Moya. Abrazados y muy sonrientes hicieron circular masivamente una fotografía en donde el hijo del expresidente, pese a todos los señalamientos contra el gobernador, le entregó personalmente la credencial de que es oficialmente miembro del partido gobernante.

 

López Beltrán se encuentra de gira por el país en un intenso trabajo para aumentar el padrón de afiliados de MORENA, y tal parece que no le genera ningún prejuicio aceptar a quien sea con tal de engrosar el número de integrantes.

 

Es un lamentable mensaje de impunidad viniendo justamente del hijo del expresidente, quien aun goza de tal popularidad que Sheinbaum, para acreditar su gobierno, se la pasa mencionándolo en sus eventos y toma de decisiones. Ella lo cataloga como “el mejor presidente de México”.

 

Son muchos los gobernantes y exgobernantes del partido MORENA con vínculos con la delincuencia organizada que causarán en las próximas semanas y meses más tensiones entre Estados Unidos y México.

 

Entre ellos, Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas hasta hace apenas unas semanas. Desde 2022 hice públicas en este espacio cartas de ciudadanos de ese estado que acusaban a su gobierno de vínculos con el Cartel de Sinaloa. Aun así, Claudia Sheinbaum lo nombró cónsul de México en Miami.

 

La semana pasada, Willy Ochoa, quien fue gobernador interino de Chiapas y candidato al senado por la alianza PRI-PAN-PRD en la elección de 2024, en la cual sufrió persecución de un comando armado, envió una explosiva carta, de la cual tengo copia, a Donald Trump y a varios funcionarios de ese país.

 

En ella afirma que el hoy cónsul “fue facilitador del asentamiento y desarrollo de actividades criminales en el estado” y pide al Gobierno de Estados Unidos que evalúe “las implicaciones de otorgarle asilo y protección diplomática” a Escandón.

 

De acuerdo a la información que publiqué en 2022, Escandón, funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía estatal brindaban protección al narcotraficante Jesús Esteban Machado, alias “El Güero Pulseras”, operador de El Mayo Zambada en la zona.

 

Proteger a funcionarios señalados por vínculos con el crimen organizado con la credencial de militancia en MORENA no es un escapulario ni amuleto que pueda evitar que, tarde o temprano, se finquen cargos en Estados Unidos contra esos personajes, lo que hundirá más al partido y a Claudia Sheinbaum.

 

(cp).

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