Federaciòn atiende lo aèreo en lìo de narcos Durango

CriminalidadMéxico

Guerra sin cuartel: Los Chapitos bombardean Triángulo Dorado

Anabel Hernández.

Columna.

DW, 01 de noviembre de 2024).

Los Chapitos atacaron el poblado de Vascogil, de donde son originarios los Cabrera Sarabia, el clan criminal más poderoso que apoya a la familia de “el Mayo” Zambada, contra la que pelean sin tregua.

 

Los vecinos de comunidades rurales de Durango, enclavadas en el Triángulo Dorado, vivieron la semana pasada horas de terror cuando aeronaves civiles enviadas por el grupo criminal de Los Chapitos bombardearon la zona, en el marco de su guerra contra el clan de los Zambada, con quienes se disputan el control del Cartel de Sinaloa, la organización de tráfico de drogas más poderosa del mundo.

 

De acuerdo a información confirmada por fuentes oficiales, el blanco de los ataques registrados los últimos días fueron instalaciones estratégicas del grupo criminal de los hermanos Cabrera Sarabia, quienes desde hace lustros forman parte de la facción del narcotraficante Ismael Zambada García, “el Mayo”, quien fue traicionado y capturado por Los Chapitos el 26 de julio pasado y llevado contra su voluntad a Estados Unidos, donde fue detenido y ahora arriesga ser castigado incluso con la pena de muerte.

 

La caída de “el Mayo” y las circunstancias en que se dio desató una narco-guerra de proporciones nunca antes vistas en Sinaloa y otros estados mexicanos donde el grupo criminal tiene presencia.

 

La información del bombardeo en el Triángulo Dorado circulaba en redes sociales desde el pasado 29 de octubre, pero no era fácil distinguir si se trataba de una de las noticias falsas que se han difundido en medio de la guerra de narcopropaganda que también llevan a cabo los dos grupos en disputa, con la finalidad de crear miedo al enemigo y pánico y desconcierto en la población.

 

Tuve la confirmación de los hechos por parte de un funcionario que señala que Los Chapitos “desde hace días usan avionetas para bombardear lugares donde suponen hay gente contraria”.

 

En las áreas bombardeadas había propiedades de los Cabrera Sarabia como casas de seguridad, narcolaboratorios y lugares donde entrenan a sus grupos armados.

 

El funcionario afirmó que los artefactos explosivos usados hasta el momento son de fabricación casera y que hasta ahora no se ha detectado que sean dirigidas por algún medio electrónico. La Secretaría de la Defensa Nacional está presuntamente preparando un dictamen.

 

Las bombas son arrojadas por las aeronaves desde muy alto, para evitar el contrataque desde tierra con armamento calibre 50 que podría llegar a derribarlas. Por esta razón, las bombas “no son muy precisas” y pueden llegar a afectar a la población civil.

 

Atacan punto neurálgico de los Cabrera Sarabia

De acuerdo a la información recabada, el ataque más peligroso en Durango ocurrió al inicio de esta semana en el poblado de Vascogil, en el municipio de Santiago Papasquiaro, donde uno de los explosivos cayó muy cerca de la cabecera del pueblo.

 

El ataque causó pánico entre los pobladores e impactó el punto neurálgico de los Cabrera Sarabia, originarios de Vascogil, donde tienen algunas de sus principales propiedades.

 

De acuerdo a vistas aéreas que obtuve, se trata de al menos dos ranchos en las inmediaciones del poblado que cuentan con amplias construcciones, canchas deportivas, jardines, alberca, paneles solares y lo que parecen instalaciones de ganado.

 

Otros de los poblados en Durango en donde tienen infraestructura son Canatlán y Santa María del Oro. El estado de Durango fue refugio para “el Mayo” Zambada y su familia desde inicios del siglo, de acuerdo a lo narrado por su hijo Vicente Zambada Niebla, Vicentillo, en su diario secreto, el cual publiqué en 2019 en el libro El Traidor.

 

Entre 2006 y 2007, el entonces rey invicto del Cartel de Sinaloa pasaba largas temporadas en Vascogil. De acuerdo a Vicentillo, su padre se escondía en ranchos propiedad de sus amigos y socios, los hermanos Cabrera Sarabia, y estaba bajo su protección.

Fue justamente en uno de esas propiedades que durante el sexenio del presidente Felipe Calderón, “el Mayo” tuvo un encuentro con funcionarios públicos y políticos que le ofrecieron un buque de carga de Pemex para traficar 100 toneladas de cocaína.

 

Felipe, José Luis, Alejandro y Alberto conformaban el clan de los Cabrera Sarabia. De acuerdo a Vicentillo, en un inicio los hermanos tenían sus propias operaciones de marihuana y producción de heroína que ellos mismos vendían en México y Estados Unidos. Pero paralelamente compraban a “el Mayo” toneladas de cocaína que también vendían a sus propios clientes en la Unión Americana.

 

Felipe, detenido en 2011, era quien se encargaba del trasiego de droga de la familia. Alberto, asesinado ese mismo año, era el responsable de la seguridad; es decir, del grupo de sicarios. Alejandro se dedicaba a los cultivos y procesamiento de la droga. Mientras que José Luis se hacía cargo, en un inicio, del cuidado de las propiedades de la familia.

 

Según Vicentillo, los Cabrera Sarabia tenían “líneas de comunicación” con la gente que vive en los alrededores de sus propiedades.

 

Permiso para matar

El control del espacio aéreo en México es responsabilidad de las autoridades federales. En el llamado Triángulo Dorado, donde confluyen los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, hay diversos destacamentos militares.

 

Por la altura en la que sobrevuelan las aeronaves de Los Chapitos durante sus ataques, deberían ser detectadas por los radares de las autoridades federales. Por lo que llama la atención que hayan podido realizar diversos vuelos clandestinos sin que haya una autoridad civil o militar federal que se los impidiera.

 

Se sabe que las familias que integran el cartel usan avionetas y helicópteros para transportar la droga desde hace muchos lustros, las cuales viajan a poca altura para evadir los radares del gobierno. El Triángulo Dorado está lleno de pistas clandestinas para estas avionetas. En el caso del bombardeo esta semana, los radares del gobierno debieron detectar las avionetas, e incluso de dónde despegaban y dónde aterrizaban.

 

Un exintegrante del Cartel de Sinaloa consultado sobre esta nueva estrategia en la guerra entre Los Chapitos y Los Zambada afirma que se trata de algo inusual. “Entrar por tierra a ese territorio es mucho más difícil y riesgoso, porque es un terreno que los Cabrera tienen totalmente controlado, así que solo pueden pegarles por aire”.

 

Como he informado en este espacio, desde el 17 de octubre pasado tras la traición y detención de “el Mayo” Zambada, su hijo Mayito Flaco comenzó a buscar el apoyo de otras familias que conforman el cartel o que han estado asociadas para pelear contra Los Chapitos. Consiguió el apoyo de los Cabrera Sarabia, de Fausto Isidro Gómez Mesa, de los hermanos Alfonso, Óscar y Ovidio Limón Sánchez, y José Gil Caro Quintero. De los tres grupos aliados, los hermanos de Vascogil son los más fuertes económicamente hablando y son clave para que los Zambada puedan librar su guerra contra los hijos del Chapo, aunque en desventaja.

 

“Los Chapitos están pegándole a los Cabrera Sarabia para que dejen de apoyar al hijo de “el Mayo”. Tendrán que elegir si defender sus propios territorios o defender los territorios de los Zambada”, señalo el exintegrante del cartel.

 

Mientras tanto, los Cabrera Sarabia han descuidado otros territorios que tenían controlados por dar apoyo a Mayito Flaco, como el estado de Zacatecas. Aprovechando el descuido y fragilidad, el Cartel Jalisco Nueva Generación está aprovechando para extenderse en ese estado.

 

Los Cabrera Sarabia fueron de los primeros en enviar grupos de sicarios de Durango a Sinaloa para defender territorios y propiedades de “el Mayo” Zambada y su familia. Ahí comenzaron los primeros choques en carreteras aledañas a Culiacán. Los Chapitos como contragolpe secuestraron vehículos y camiones para incendiarlos y no permitirles el paso.

 

Los grupos armados de Iván y Alfredo Guzmán Salazar, líderes de Los Chapitos, atacaron las plazas controladas por los Zambada aledañas a la capital de Sinaloa como El Dorado, Elota, Costa Rica, El Salado, El Álamo y Concordia, entre otras.

 

Ahora la guerra se extendió a Mazatlán, una zona neurálgica para la economía del estado. Desde hace años es considerado uno de los territorios bajo el control de los Zambada, donde incluso vivían algunos de sus integrantes. De acuerdo a informantes dentro del grupo criminal, la familia de “el Mayo” ya se desplazó a otros estados de la república y algunos incluso fuera del país.

 

Se afirma que Ismael Zambada Sicairos, Mayito Flaco, está refugiado en Baja California, y se mueve por el mar de Cortés de Sonora a Baja California. Y para salvar su vida estaría contemplando entregarse al gobierno de Estados Unidos, donde es buscado por narcotráfico, como ocurrió en el caso de Dámaso López Serrano, alias “Mini Lic”, cuando Los Chapitos pretendieron exterminarlo a él y a su familia.

 

Alta tensión

En medio del punto más álgido de la narcoguerra, hoy 1 de noviembre entran en funciones los nuevos presidentes municipales en los 20 ayuntamientos de Sinaloa, muchos de ellos en medio del conflicto armado. Quince de ellos son del partido oficial Morena. Algunos son nuevos, como la morenista Estrella Palacios Domínguez, quien será presidenta municipal de Mazatlán. Otros repiten en sus puestos, como José Paz López Elenes, alcalde de Badiraguato, también del partido oficial.

 

López Elenes ha sido señalado como traidor en la narcopropaganda de guerra de los Zambada, al igual que el gobernador Rubén Rocha Moya. A ambos se les acusa de tener contactos directos y acuerdos con los dos grupos criminales en disputa.

 

La guerra entre los Guzmán y los Zambada (la Chapiza y Mayiza como también se les conoce) ha exhibido con crudeza la debilidad de la estrategia de seguridad pública anunciada por la presidenta Claudia Sheinbaum en los primeros días de su gobierno.

 

No solo la guerra se extiende peligrosamente, si se toma en cuenta que el Cartel de Sinaloa tiene presencia en 27 de los 31 estados de la república, sino que además escala a estrategias más violentas, como el bombardeo en Durango, aumentando los riesgos contra la población civil y la ingobernabilidad. La falta de acciones para impedir la violencia deja a miles de personas a merced de la furia de los narcotraficantes.

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