Israel, Irán, los activos petroleros y la inflación mundial
Nik Martin
DW, 11/10/2024.
Los precios del petróleo se han disparado a medida que aumentan las especulaciones de que Israel podría atacar las instalaciones petroleras o nucleares de Irán. ¿Cuál sería el impacto en la economía mundial?
El primer gran ataque de Irán contra Israel en abril, con 300 drones y misiles, provocó un contraataque limitado. Pero los funcionarios israelíes han prometido esta vez una “represalia significativa”, alimentando la especulación de que Israel podría atacar la infraestructura petrolera, militar y nuclear de Irán.
Netanyahu está bajo intensa presión, que ejercen algunos altos funcionarios israelíes, incluido el exprimer ministro Yair Lapid, para que ataque el “objetivo más doloroso” de Irán, mientras que el presidente estadounidense, Joe Biden, ha pedido calma. El 4 de octubre, Biden dijo que él, en el lugar de Israel, pensaría en otras alternativas en vez de atacar los campos petrolíferos iraníes.
Precios del petróleo disparados por riesgo geopolítico
Desde los últimos ataques de Irán, los precios del petróleo se han disparado. El crudo Brent subió un 17 por ciento en una semana hasta los 81,16 dólares (74 euros), aunque los precios han vuelto a bajar después de que la milicia Hezbolá, respaldada por Irán, mostrara su disposición a pactar un alto al fuego en su conflicto con Israel, al otro lado de la frontera libanesa.
Si Israel dañara los activos petroleros más críticos de Irán, podría retirar casi 2 millones de barriles diarios del mercado petrolero mundial. Algunos operadores especulan que, dado el caso, los precios del petróleo volverían a ser de tres dígitos. El precio del petróleo superó por última vez los 100 dólares poco después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala contra Ucrania, en febrero de 2022.
Precios del petróleo podrían alcanzar los 200 dólares
“Si [Israel] destruye las instalaciones petroleras en Irán, [los precios del petróleo] fácilmente podrían llegar a los 200 dólares o más”, dijo Bjarne Schieldrop, analista jefe de materias primas del banco sueco SEB, a la cadena estadounidense CNBC la semana pasada.
Las exportaciones de Irán, uno de los mayores productores de petróleo del mundo, están sujetas a duras sanciones internacionales, como parte de una prolongada disputa con Occidente por las ambiciones nucleares de Teherán.
A pesar de esto, las exportaciones petroleras iraníes alcanzaron un máximo de cinco años de 1,7 millones de barriles en mayo, según la firma de análisis energético Vortexa. Alrededor del 90 por ciento de su petróleo se entrega a China, gran parte de él de forma ilícita, a través de la llamada flota fantasma de Teherán, compuesta por casi 400 petroleros ,que disfrazan sus movimientos para violar las sanciones.
“La economía iraní depende mucho de los ingresos que genera con sus exportaciones de petróleo”, dice a DW Carole Nakhle, directora ejecutiva de la consultora Crystol Energy con sede en Londres. “Cualquier interrupción de esos ingresos tendría graves consecuencias para la economía”.
¿Qué instalaciones petroleras podría atacar Israel?
Si Israel atacara la infraestructura petrolera de Irán, la agresión más devastadora sería probablemente contra la isla Charg. La isla alberga la principal terminal de exportación de petróleo de Irán, que desempeña un papel fundamental para facilitar el comercio oficial y clandestino de petróleo del país.
Ubicada en el golfo Pérsico, a unos 40 kilómetros de la costa iraní, la isla Charg tiene vastas instalaciones de almacenamiento, lo que le permite manejar nueve décimas partes de las exportaciones de petróleo de la república islámica. La mayoría de los petroleros de Irán se cargan desde la instalación de Charg, por lo que cualquier interrupción podría afectar gravemente a la capacidad del país para cumplir con sus compromisos de exportación.
Otros posibles objetivos incluirían a la refinería de petróleo de Bandar Abbas, ubicada en la ciudad portuaria del mismo nombre en el sur del golfo, que desempeña un papel clave en las exportaciones de crudo, pero también alberga instalaciones militares. La refinería de Abadán, en el suroeste, con una capacidad de 400.000 barriles por día, es vital para el consumo nacional.
Un ataque israelí a las refinerías no podría causar el aumento de los precios del petróleo como lo haría un ataque a la terminal de exportación de Charg. Sin embargo, causaría más miseria a la población iraní, que ya batalla contra la alta inflación, la debilitación de su moneda y el alto desempleo, como resultado de años de sanciones occidentales.
El yacimiento de gas South Pars, compartido con Qatar y ubicado en el golfo, es el yacimiento de gas natural más grande del mundo. Contiene alrededor del 8 por ciento de las reservas mundiales de gas natural y es una importante fuente de ingresos para Irán. Entretanto, las terminales petroleras de Bushehr están ubicadas cerca de una planta nuclear del mismo nombre, por lo que Israel podría lograr un doble golpe si decidiera atacar esa área.
Exceso de capacidad mantiene a raya los precios del petróleo
El aumento de los precios del petróleo se ha visto moderado en cierta medida por los “abundantes suministros” en los mercados mundiales, dijo Nakhle, señalando que la OPEP+ tiene casi 5 millones de barriles diarios de capacidad disponible. Al mismo tiempo, la demanda no está creciendo rápidamente, dijo, ya que el apetito de China por el petróleo se ha visto afectado por una lenta recuperación económica por la pandemia de COVID-19.
Pero esos suministros podrían agotarse rápidamente si la capacidad disponible disminuyera en caso de un conflicto regional más amplio. Teherán ha amenazado repetidamente con bloquear el estrecho de Ormuz, un punto crítico para alrededor del 20 por ciento del suministro mundial de petróleo. Esto se sumaría a los problemas que enfrenta el comercio marítimo después de que los hutíes, respaldados por Irán, atacaran el transporte marítimo en el mar Rojo durante los últimos 11 meses.
El ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, amenazó esta semana con “una respuesta aún más fuerte” a cualquier ataque de Israel a su infraestructura. Algunos especuladores incluso han comparado el empeoramiento de las tensiones en Oriente Medio con la crisis del petróleo de los años 70, desencadenada por una guerra entre Israel y varios estados árabes que hizo que los precios del petróleo se cuadruplicaran, lo que Nakhle considera poco sensato.
“El petróleo no es tan importante en el consumo energético como lo era en los años 70. En aquel entonces, cubría el 50 por ciento de nuestras necesidades energéticas en todo el mundo”, explica la directora ejecutiva de la consultora Crystol Energy. “Oriente Medio ya no es el único productor”, añade, señalando cómo el aumento de la producción de Estados Unidos, Brasil, Canadá y Guyana ha ayudado a diversificar los suministros.
Más posible que Israel ataque al régimen y al Ejército iraní
Avner Cohen, profesor de estudios sobre terrorismo y no proliferación en el Instituto Middlebury de Estudios Internacionales de Monterey, Estados Unidos, no cree un ataque israelí contra Irán sea inminente. Aunque “se pueden descartar” ataques a las instalaciones petroleras de Irán, Cohen cree que es más probable que Israel ataque instalaciones militares y del régimen, incluidas las que pertenecen a la Guardia Revolucionaria élite del país.
“Si Israel atacara importantes intereses económicos, como instalaciones petroleras y refinerías de petróleo, se sentiría el daño a la economía global”, dice a DW, añadiendo que espera que Netanyahu “sea lo suficientemente inteligente como para no tomar esa medida”.
Cualquier aumento prolongado de los precios de la energía podría alterar los esfuerzos de los bancos centrales por controlar la inflación, que lleva décadas en alza, sobre todo en Occidente. Eso podría llevar al regreso de tasas de interés más altas, lo que debilitaría la economía global, perjudicando el gasto de los consumidores y la inversión empresarial.
A menos de un mes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y con Washington aumentando la presión sobre Netanyahu, Cohen cree que la respuesta de Israel probablemente sea más simbólica para no obligar a Teherán a una mayor escalada, que podría involucrar a los vecinos árabes y a Estados Unidos.
“Ninguno de los dos países [Irán e Israel] quiere crear un ciclo completo de violencia que conduzca a una guerra de desgaste. Sería malo para ambos países, podría obligar a Estados Unidos a intervenir y traería aún más caos a Oriente Medio”, analiza.
Al mismo tiempo, afirma, “no hay comunicación entre ambas partes, no hay claridad sobre cuál podría ser la línea roja y hay muy pocos interlocutores que puedan influir en ambas partes. Así que el margen de error es muy alto”.
(rmr/rml).