La Exaltaciòn de la Cruz y el P. Pio.

¿Cuál es la relación entre la Exaltación de la Cruz y la fiesta del Padre Pío?

 

Por Abel Camasca.

ACIPRENSA, 14 de septiembre de 2024.

 

Cada 14 de septiembre se celebra en muchos países la fiesta de la exaltación de la cruz y  también inicia la novena al Padre Pío de Pietrelcina, el santo “crucificado” por el mismo Cristo por una particular razón.

 

En la fiesta de la exaltación de la Cruz se recuerda el retorno triunfante del Santo Madero a Jerusalén, luego de que fuera sustraído por los persas como botín de guerra. Se dice que el emperador Heraclio quiso usar todos sus ornamentos imperiales para acompañar la procesión, pero no pudo avanzar hasta que se despojó de los lujos de su vestimenta.

 

Algo similar le sucedió al Padre Pío de Pietrelcina, quien desde pequeño sufrió ataques del demonio y muy duras pruebas, mientras el Señor iba puliendo su alma para una misión especial.

 

De acuerdo al sitio web de vidas de santos corazones.org, antes de ingresar al seminario, tuvo una visión en la que Jesús le dijo que tenía que enfrentarse a una horrible criatura. El joven temeroso le suplicó que no le pidiera eso, pero el Señor le prometió estar a su lado.

 

Es así que se libra una feroz batalla y quedó con dolores insoportables por el cuerpo, pero venció.

 

Luego Cristo le dijo que se enfrentaría a este demonio por el resto de su vida, pero que no temiera, porque “yo estaré protegiéndote, ayudándote, siempre a tu lado hasta el fin del mundo”.

 

Posteriormente, siendo sacerdote, los ataques del enemigo se incrementaron. El demonio se le presentaba como mujeres bailando impúdicamente, carceleros que lo golpeaban e incluso con la apariencia del crucificado; pero él se mantenía fiel a sus votos religiosos, y luego era consolado por Jesús, la Virgen María y los santos.

 

Asimismo, Dios le concedió el don de los estigmas, los cuales llevó durante 50 años con mucho dolor y sangre.

 

Un día el Padre Pío señaló: “El sufrimiento es mi pan de cada día. Sufro cuando no sufro. Las cruces son las joyas del Esposo, y de ellas soy celoso. ¡Ay de aquel que quiera meterse entre las cruces y yo!”.

 

De esta manera se convirtió en otro Cristo y animaba a los demás a acoger la cruz que le tocara en sus vidas.

 

En cierta ocasión, el propio Cristo le reveló el sentido de este misterio diciéndole: “Tú me habrías abandonado, hijo mío, si no te hubiera crucificado. Bajo la cruz se aprende a amar, y yo no doy la cruz a todo el mundo, sino solamente a las almas que yo quiero”.

 

Por último, es necesario resaltar que la Exaltación de la Cruz es la fiesta de un evento que se dio un 14 de septiembre del 628.

 

Siglos después, el Padre Pío falleció un 23 de septiembre de 1968. Lo que providencialmente hace que ahora se den 9 días calendario (Novena), como para recordarnos que a través de la Cruz se llega a la santificación.

 

Etiquetas: San Pío de Pietrelcina, Exaltación de la Cruz, noticias católicas

 

NOTA RELACIONADA.

Hoy se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

 

Por Redacción Central.

 

ACIPRENSA, 14 de septiembre de 2024.

 

Cada 14 de septiembre se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, día en que recordamos y honramos la cruz en la que murió nuestro Señor Jesucristo. La contemplación de aquel madero, en el que nuestro Salvador vertió su preciosísima sangre, es puerta abierta al misterio del amor divino, derramado sin medida sobre el género humano.

 

La cruz de Cristo, enseñaba el Papa San Juan Pablo II, es la cruz “en la que se muere para vivir; para vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor, para vivir eternamente”.

 

14 de septiembre

De acuerdo a la tradición, en el siglo IV, la emperatriz Santa Elena -madre del emperador Constantino- tras una intensa búsqueda, encontró en Jerusalén el madero en el que murió Jesucristo, el Hijo de Dios.

 

La reliquia permanecería en la ciudad hasta que, hacia el año 614, sería sustraída por los persas en calidad de ‘trofeo de guerra’. Años más tarde, el emperador romano de Oriente, Heraclio (emperador entre 610 y 641), rescató el santo madero por lo que pudo ser enviado de retorno a la Ciudad Santa, Jerusalén, el 14 de septiembre de 628.

 

Desde entonces, cada 14 septiembre se recuerda y celebra dicho suceso, instituido luego como festividad litúrgica.

 

¡Ante la cruz, despojaos de todo!

Para celebrar el retorno de la Santa Cruz a Jerusalén, Heraclio dispuso que fuese llevada en solemne procesión. Él acompañaría personalmente el cortejo, revestido de todos sus ornamentos imperiales. Curiosamente, estos llegaron a ser tantos y tan pesados que se le hizo imposible avanzar sobre el camino. Entonces, el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: “Es que todo ese lujo de vestidos que lleva están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles”.

 

Dice la tradición que el emperador de inmediato se despojó de su lujoso manto y su corona de oro y, descalzo, empezó a caminar, más ligero, por las calles, acompañando la santa procesión.

 

Posteriormente, el madero santo fue dividido en partes. Un fragmento fue enviado a Roma, otro a Constantinopla, mientras que un tercero se quedó en Jerusalén. El trozo restante fue reducido a astillas, las que serían distribuidas por distintas iglesias en todo el mundo. A estas astillas se les denominó las “reliquias de la Vera Crux” (la cruz verdadera).

 

Protegidos por una señal

En las narraciones de las vidas de los santos se cuenta que San Antonio Abad (251-356) hacía la señal de la cruz cada vez que era atacado por el demonio con horribles visiones y tentaciones.

 

La señal bastaba para que el enemigo huyera. Así, los cristianos adoptaron la costumbre de santiguarse para pedir la protección de Dios ante la presencia del mal y los peligros que acechan.

 

En España y América

Hoy, de manera especial, la Cruz está presente en nuestra mente y corazón, tan presente como lo está en la vida de Hispanoamérica: arraigada en lo más profundo de nuestra historia y tradiciones.

 

Para ello, basta recordar cuántas montañas, al lado de nuestras ciudades, valles y caminos, están coronadas con una cruz; como coronadas están también nuestras iglesias, capillas o campanarios. Baste mirar la cúspide de los edificios, escuelas u hospitales, así como dirigir la mirada con devoción hacia las paredes o rincones de nuestros hogares. La cruz, signo de muerte e ignominia, fue transformada en el signo de amor, esperanza y salvación por antonomasia.

 

Llevemos la cruz, signo redentor, siempre cerca del corazón.

¡Por el madero ha venido la alegría al mundo entero!

Hoy se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.