La Iglesia Católica y los sacerdotes tuvieron un importante papel en el proceso de Independencia de México
Por Diego López Colín.
ACIPRENSA, 13 de septiembre de 2024.
Este 15 y 16 de septiembre, México celebra el 214 aniversario del inicio de su independencia, un proceso que duró 11 años, en el cual la Iglesia Católica, y en particular el clero, desempeñaron un papel fundamental.
La guerra de independencia de México, que comenzó el 16 de septiembre de 1810 con el “Grito de Dolores” —pronunciado por el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla—, marcó el inicio de la lucha por la emancipación del dominio español.
El P. Hidalgo, conocido como el “Primer Insurgente y Padre de la Patria”, portaba como estandarte una imagen de la Virgen de Guadalupe, movilizando al pueblo bajo su manto protector.
En entrevista con ACI Prensa, el P. Eduardo Chávez, director del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, destacó que la Virgen de Guadalupe fue clave en la movilización popular, ya que “tomando el estandarte de Guadalupe de la imagen, supo unir a todo mundo en torno a estas batallas, a esta manera de pensar”
Además, el P. Chávez , considerado uno de los mayores expertos en la Virgen de Guadalupe, señaló que el P. Hidalgo usaba un escapulario con la imagen de la Virgen del Tepeyac, “que le habían hecho algunas monjitas y él lo ponía en su corazón”.
Otro sacerdote destacado fue José María Morelos y Pavón, conocido como el “Siervo de la Nación”, quien continuó la lucha tras la muerte del P. Hidalgo. Morelos organizó el Congreso de Anáhuac, el primer cuerpo legislativo independiente del Virreinato. Allí presentó los “Sentimientos de la Nación”, un documento considerado como antecedente directo de la actual Constitución de México.
Según el P. Chávez, antes de ser ejecutado, el P. Morelos tuvo la “gracia de poder rezar nada menos que en el Pocito”, una capilla ubicada a pocos metros de la Basílica de Guadalupe.
El periodista Carlos Villa Roiz, autor del libro La Independencia Traicionada, señaló que aproximadamente 400 sacerdotes y religiosos se involucraron en la lucha por la independencia.
En entrevista con ACI Prensa, indicó que entre los más destacados estuvieron el P. Mariano Matamoros, quien combatió junto a Morelos; Fray Servando Teresa de Mier, uno de los primeros diputados; y el P. Matías de Monteagudo, firmante del Acta de Independencia.
Villa Roiz explicó que muchos sacerdotes participaron “al frente de grupos armados como capellanes”. Otros más, se involucraron desde el púlpito, “con sermones que abiertamente defendían la Independencia de México”. Incluso mencionó que algunos de ellos tomaron las armas, argumentando que era “una guerra justa” en la que sentían la obligación de participar.
Desafortunadamente, señaló Villa Roiz, muchos de estos sacerdotes y sus contribuciones “están en el olvido, en parte, por gobiernos anticlericales”.
Recordó que entre 1926 y 1929, durante la persecución religiosa bajo el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles “el ejército federal tomó conventos, tomó bibliotecas, las incendió”.
Agregó que “hubo una gran pérdida documental, lo cual es algo lamentable e irresponsable”, situación que también ocurrió durante el conflicto bélico que enfrentó a México con los Estados Unidos entre los años 1846 y 1848, cuando “documentos fueron sacados del archivo y escondidos”.
El P. Chávez alentó a los mexicanos a ver las fiestas patrias como una oportunidad para recordar “que todos seamos familia de Dios, familia del amor de Dios a través de la Virgen de Guadalupe”.
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NOTA RELACIONADA.
La bandera de México y su profundo vínculo con la fe católica
Por Diego López Colín.
ACIPRENSA, 13 de septiembre de 2024.
La bandera de México, con sus icónicos colores verde, blanco y rojo, ondea con orgullo durante el mes de septiembre, cuando el país conmemora un nuevo aniversario del inicio de la gesta de independencia. Este símbolo patrio tiene raíces profundamente católicas y representa la historia y valores de la nación.
El sacerdote católico Miguel Hidalgo y Costilla, el 16 de septiembre de 1810, proclamó el “Grito de Dolores” con un estandarte de la Virgen de Guadalupe, dando inicio a la lucha por la independencia de lo que entonces se conocía como Virreinato de la Nueva España.
El proceso de independencia de México culminó el 27 de septiembre de 1821, con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.
Este ejército, bajo el liderazgo de Agustín de Iturbide, unió a las fuerzas insurgentes y realistas, y según el Plan de Iguala, defendía tres garantías: la fe católica, la independencia de México y la unión entre americanos y europeos.
De acuerdo con el sitio web del Gobierno de México, la bandera del nuevo imperio adoptó estos principios en sus colores: el blanco simbolizaba la fe católica, el verde la independencia y el rojo la unión.
El artículo señala que tras la caída de Iturbide en 1823, el Congreso Constituyente mantuvo los colores y su significado, pero realizó cambios como la eliminación de la corona del águila y la inclusión de ramas de laurel y encino, “símbolos republicanos”.
Con la llegada de Benito Juárez a la presidencia y la promulgación de las Leyes de Reforma en 1860, “se cambió el significado de sus colores”. El Gobierno Mexicano señala que el verde pasó a representar la esperanza, el blanco la unidad y el rojo la sangre derramada por los héroes nacionales.
Juárez, con estas leyes, consolidó la separación entre Iglesia y Estado, pero quedaron sembradas las tensiones que llevaron a la persecución religiosa y eventualmente a la detonación de la Guerra Cristera en la década de 1920.
El sitio web del Gobierno de México señala que, a lo largo de los años, varios presidentes realizaron modificaciones al símbolo patrio.
En 1916, Venustiano Carranza estableció la representación actual del águila, posada sobre un nopal y rodeada de ramas de encino y laurel, como un símbolo de fortaleza y unidad.
El texto señala que la bandera, además de ser un símbolo patrio que representa “el espíritu de unidad”, de los mexicanos es “un elemento unificador”. Según se indica, es una expresión “auténtica de nuestros orígenes” y refleja el deseo de fortalecer el sentido de identidad nacional, como un país independiente y soberano.
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