A prueba, Economìa Supercapitalista en Argentina

Argentina: “El Gobierno no va a ceder fácilmente la calle”

Cristina Papaleo.

DW, 210624.

Para organismos de derechos humanos, en las protestas del 12 de junio hubo abusos de fuerzas de seguridad: “una escalada represiva contra el derecho a protesta”. Un analista asegura a DW que el operativo fue “mesurado”.

En Argentina, las manifestaciones en las calles tienen una larga tradición. Diferentes sectores de la sociedad protestan con marchas, cortes de calles y acampadas. El derecho a protesta está garantizado por el Artículo 19 de la Constitución.

En mayo, a solo cinco meses de gestión, el presidente Javier Milei batió el récord de huelgas con movilización en las calles contra un Gobierno desde el retorno de la democracia, en 1983: una cada 75,5 días. Con el “protocolo antipiquetes”, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció un “cambio de paradigma” para “lograr la paz y el orden público” ante las protestas.

El miércoles 12 de junio de 2024, en una manifestación frente al Congreso, en Buenos Aires, contra la aprobación de la Ley de Bases de Milei se produjeron choques entre la Policía y algunos manifestantes.

“Uso abusivo de la fuerza”

La Oficina del Presidente Milei felicitó a las fuerzas de seguridad “por su excelente accionar reprimiendo a los grupos terroristas que con palos, piedras e incluso granadas, intentaron perpetrar un golpe de Estado”.

“A esta altura del siglo XXI, no pensé que íbamos a pasar por esto”, dice a DW, desde la capital argentina, Roberto, un médico jubilado (que pide ser identificado con un nombre ficticio). “Desde los días de la dictadura, nunca vi una represión tan salvaje y con tantas fuerzas de seguridad”.

“En Amnistía Internacional, venimos registrando situaciones de represión en protestas, pero lo del 12 de junio tuvo otro tenor”, asegura a DW Paola García Rey, abogada y directora adjunta de Amnistía Internacional Argentina. Sobre los videos de estos hechos que han llegado a manos de la organización, dice que “Amnistía cuenta con un laboratorio de verificación de imágenes y estamos documentándolas para, eventualmente, ponerlas a disposición de la Justicia”.

Según ella, un eje de preocupación es “el uso abusivo de la fuerza”: “Vimos cómo se lanzaban gases lacrimógenos directamente a los ojos de las personas, incluso de algunos legisladores, lo cual va contra el protocolo de uso de esas armas no letales, y eso prende muchas alarmas”, subraya.

Para Paula Litvachky, directora ejecutiva del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el protocolo que aplicaron las fuerzas es “restrictivo del derecho a la protesta”. “Ya antes de la protesta, funcionarios del Gobierno generaron tensión con sus declaraciones sobre lo que podía pasar en la manifestación”, indica.

Operativo de seguridad “muy mesurado”

“De ninguna manera la protesta está limitada; todo lo contrario, está garantizado el derecho a la protesta”, contradice Patricio Giusto, analista y director de la consultora Diagnóstico Político. “El 12 de junio, las fuerzas de seguridad empezaron a actuar cuando esos violentos empezaron a atacar”, afirma.

Según Giusto, “Justamente uno de los pilares del triunfo electoral de Milei es la promesa de poner orden en las calles, ante estos grupos que se manifiestan de manera violenta cuando no están de acuerdo con algo. En realidad, el operativo de seguridad ha sido muy mesurado”, subraya.

“La protesta me parece absolutamente lícita”, opina Edith (nombre también ficticio), desde la capital argentina, “es la expresión de los que no están de acuerdo con la política de Milei. Pero la violencia que se desató no se justifica. El problema es cuando el código empieza a ser la violencia”, comenta esta contadora argentina a DW.

La abogada especialista en derechos humanos Litvachky tiene otra visión de los disturbios: “Las imágenes muestran que fue el propio dispositivo policial el que, en un momento dado, generó la decisión de dispersar la protesta y avanzar contra los manifestantes. Ahí hubo forcejeos de la Policía con diputados, y algunos de ellos resultaron bastante heridos”, señala.

Eso muestra, según ella, “la plena decisión del Poder Ejecutivo, es decir, del Ministerio de Seguridad, de dispersar la manifestación”.

Ante la modalidad violenta de algunos, subraya Paola García Rey, desde Amnistía Internacional Argentina, “es el Estado el que debe poder canalizar y contener esos focos de violencia, y tiene la obligación de proteger al resto de los manifestantes”.

Con ellas coincide Santiago Alles, doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad de San Andrés: “Hay preocupación porque lo que hubo fue un escenario de represión en la vía pública. La narrativa del Gobierno es que el espacio público es algo que controlan las fuerzas de seguridad”, dice.

Para Alles, esto resulta “atemorizante”. En el Gobierno de Milei, explica, “hay una idea de disciplinamiento de la protesta, y se transmite el mensaje de que protestar puede tener costos personales, en particular, para manifestantes no organizados”.

“Detenciones arbitrarias” vs. “una actitud terrorista”

En la protesta, hubo 35 detenidos. “Esas son detenciones arbitrarias”, sostiene la directora del CELS. La imputación del fiscal federal, Carlos Stornelli, fue genérica y sin pruebas, aduce. Así, Stornelli “tomó la misma postura del Poder Ejecutivo” al ordenar los arrestos.

Los detenidos fueron trasladados a cárceles federales y sus familiares no supieron sobre su paradero hasta días después. “La privación de la libertad es una medida excepcional y extrema, solo se justifica si una persona puede entorpecer la investigación o por posibilidad de fuga. Y eso hay que argumentarlo y probarlo”, recuerda la directora adjunta de Amnistía Internacional Argentina.

Para Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político, “en las imágenes se ve claramente que había cientos de personas cometiendo delitos en ese momento, y solamente hubo 35 detenidos, y todos quedaron ya en libertad, una falla de la justicia. Al liberar a los delincuentes, los envalentonan para que vuelvan a hacer lo mismo, ya que nada va a pasarles”.

Paula Litvachky, del CELS, sostiene que la jueza María Servini de Cubría, que dictaminó falta de mérito en las detenciones para seguir revisando pruebas, “dejó en claro que no se trató de delitos graves como intento de golpe de Estado, ni por parte de terroristas u organizaciones terroristas”.

Pero Patricio Giusto critica la visión de los organismos de derechos humanos, “que han hecho la vista gorda frente a todo tipo de abusos, destrozos y acciones realmente criminales de grupos piqueteros y sindicales en los últimos años, especialmente bajo el kirchnerismo. En este operativo hubo policías heridos, y atacar de manera indiscriminada a personas es una actitud terrorista”, sentencia.

Llamamiento a “desescalar”

¿Qué se puede esperar ahora? Paola García Rey, de Amnistía Internacional, dice que es clave el rol de la Justicia en cuanto a que rindan cuentas los miembros de las fuerzas de seguridad que cometieron actos de violencia, “incluida la ministra Bullrich”. Y ver si las personas que fueron detenidas serán judicializadas.

Para Santiago Alles, de la Universidad de San Andrés, “el hecho de hablar de que las personas que protestan están desafiando el orden constitucional, como lo hace el Gobierno de Javier Milei, es muy preocupante. El Gobierno no va a ceder fácilmente la calle”.

En tanto, Patricio Giusto, de Diagnóstico Político, sostiene que “en la Constitución argentina y en el Código Penal está escrito lo que se puede y lo que no se puede hacer en términos de protestas en el espacio público. Todos los que hicieron destrozos no van a pagar por ello, ¿o sí?”, plantea.

“Se está viendo una escalada represiva muy importante vinculada al derecho a la protesta”, puntualiza Paula Litvachky. El temor que manifiesta la directora del CELS es que “el Gobierno esté dispuesto a seguir escalando” en ese sentido. Y espera es “que las instituciones democráticas, así como la comunidad internacional, funcionen de tal modo que eso no suceda”.

(rml)

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¿Qué se espera de la visita de Javier Milei a Alemania?

Oliver Pieper

DW, 19/06/202419 de junio de 2024

El presidente argentino, Javier Milei, viene a Berlín. El ultraliberal, que se autoproclama anarcocapitalista, se reunirá con el canciller socialdemócrata, Olaf Scholz.

El hombre de la motosierra recibirá también en Alemania su herramienta predilecta. Pero es poco probable que al presidente argentino le agrade realmente el regalo. El Instituto del Medioambiente de Múnich distinguirá a Javier Milei con su antipremio “Motosierra oxidada”, por su “menosprecio a la protección del medioambiente y los derechos humanos, así como su destructiva política con respecto al Estado y la sociedad”.

Bettina Müller, de la ONG Power Shift, dice a DW: “Toda su política es desastrosa. La restricción del derecho a manifestarse, los comedores populares que desde hace meses ya no reciben alimentos, las pensiones congeladas, la asistencia social que ya no se financia. La tasa de pobreza ha aumentado a un 56 por ciento, los derechos humanos son pisoteados, las leyes ambientales totalmente debilitadas”.

Müller ha convocado, con otras organizaciones, un “mes anti-Milei”, con paneles de debate y exposiciones en varias ciudades alemanas. También han enviado una carta abierta a Olaf Scholz, solicitándole que no ofrezca a Milei una plataforma mediante una visita oficial. Hasta ahora, el canciller alemán no ha respondido.

Medalla en Alemania

En el Gobierno de Berlín, se hacen visibles esfuerzos por no darle demasiado realce a la visita de Milei. El portavoz gubernamental Steffen Hebestreit habló en conferencia de prensa de “una visita de trabajo, corta y concentrada”. No habrá recibimiento con honores militares. La conferencia de prensa conjunta y la sesión de fotos, previstas para este domingo 23 de junio, fueron suspendidas con poca anticipación.

Es posible que Milei no hubiera decidido venir a Alemania -tras la invitación de Georgia Meloni al G7 en Italia-, si no fuera por la entrega de un premio que probablemente sí lo alegre. El sábado, la Sociedad Hayek, liberal de derecha, le entregará la medalla Hayek, por brindarle a Argentina la oportunidad de emprender un camino “que vuelva a llevar a este país a una senda de bienestar”. El economista austriaco Friedrich August von Hayek (1899-1992) es considerado padre del neoliberalismo.

Los viajes de Milei

Si se observan los viajes de Milei al exterior, queda rápidamente claro que pone su ideología en primer lugar. No ha visitado Brasil, principal socio comercial de Argentina, a cuyo presidente calificó de “comunista” durante su campaña electoral. En cambio, visitó al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, quien introdujo el bitcoin como medio oficial de pago y ha encarcelado a miles de personas.

Tampoco ha visitado al presidente estadounidense, Joe Biden, pero se encontró en febrero en Washington con Donald Trump, mientras este proclamaba “Make Argentina Great Again”. También visitó a Elon Musk, en Texas, con el mensaje de “promover juntos el libre mercado”. Y estuvo en el Foro Económico Mundial de Davos, donde afirmó que “el capitalismo de libre empresa es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre y la pobreza” en el mundo.

“En Argentina  se critica a Milei porque en sus seis meses de gobierno ha pasado más de un mes de viaje, todo un récord. Visita en Estados Unidos la tumba de un rabino fallecido hace 30 años, visita Israel y al Gobierno derechista de Benjamin Netanyahu, y estuvo en España por invitación de Vox. Y la gente se pregunta: ¿Qué beneficio económico o político reporta eso a Argentina, si ni siquiera de Davos trajo un peso?”, dice a DW Juan Luis González, quien escribió un libro sobre Milei, sus inicios en la política y su meteórico ascenso. El libro se titula “El Loco”.

Paralelos con Donald Trump

¿Puede el canciller Olaf Scholz prepararse para un encuentro con un político como Milei? Svenja Blanke piensa que no. Para la directora de la Oficina en Argentina de la Fundación Friedrich Ebert -cercana al partido sociademócrata del canciller Scholz-, Milei es alguien que, como Donald Trump, funciona de manera diferente a otros políticos. Pero cree que, como profesional en la materia, Olaf Scholz de seguro sabrá reaccionar adecuadamente.

“Alemania es considerado un país serio en Argentina y en América Latina; un país con intereses serios en lo que respecta a inversiones. Y eso le interesa también a Milei”, dice Blanke a DW.

En su opinión, Milei se ve como un influenciador global: “Milei comentó, con respecto a las elecciones europeas, que también él contribuyó a que las fuerzas de ultraderecha hayan ganado fuerza. Sus viajes al exterior son, sobre todo, ideológicos”.

Este artículo fue actualizado el jueves 20 de junio de 2024, tras la cancelación de parte de la agenda de la visita del presidente argentino a Alemania.

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Economía argentina: ¿funciona la estrategia de Milei?

Emilia Rojas Sasse

DW, 18/06/202418 de junio de 2024

¿Qué resultados está dando la terapia de choque aplicada por el Gobierno de Javier Milei? El Ejecutivo aplaude sus logros, pero un análisis de los indicadores muestra que es demasiado pronto para cantar victoria.

“Lo peor pasó y ya estamos en franca recuperación. La velocidad de dicha recuperación depende de dos factores: de la aprobación de la ‘Ley Bases‘ y, segundo, de que podamos convencer a la gente, la recuperación depende mucho más de ustedes, de lo que ustedes creen”, afirmó recientemente el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, en la apertura de un foro económico en Buenos Aires.

Mientras la Confederación General del Trabajo (CGT) habló de un “ajuste brutal”, el Gobierno de Javier Milei celebró sus primeros seis meses afirmando, por boca de su portavoz, Mario Adorni, que “los resultados han sido excelentes y absolutamente extraordinarios”. Pero no todos los indicadores económicos son positivos. El empleo baja, al igual que la producción industrial y la actividad de la construcción. La euforia oficialista se sustenta, básicamente, en la desaceleración inflacionaria y el superávit fiscal logrado.

¿Inflación bajo control?

En el mes de mayo, la inflación se cifró en un 4,2 por ciento, con una baja sostenida en los primeros meses del año, después de haber alcanzado un 25,5 por ciento en diciembre de 2023. ¿Qué tan sólida es la tendencia?

“Creo que no se puede decir aún que está logrando controlar la inflación, dado que la baja registrada estos últimos meses es en relación con un fuerte salto inflacionario producido por la devaluación decidida por el Gobierno en diciembre pasado. Hay bastante consenso sobre la necesidad y falta de alternativa a una devaluación, pero no hay consenso sobre si la magnitud fue la óptima”, evalúa Franco Fugazza, economista argentino, experto en Regulación Económica.

A su juicio, “es necesario esperar varios meses más para poder llegar a alguna conclusión sobre el éxito en el combate a la inflación en el mediano plazo. La tasa de inflación mensual sigue siendo muy alta”.

La presión inflacionaria no se ha esfumado. Pero el economista Sebastián Auguste, director del Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), de Buenos Aires, explica así la tendencia actual: “El principal factor de inflación siempre termina siendo la emisión monetaria. Y en eso, el Gobierno ha mostrado una decisión muy fuerte de no usar al Banco Central como prestamista; y eso se empieza a reflejar en la tasa de inflación”.

La “motosierra” y la “licuadora” de Milei

Controlar a toda costa el déficit fiscal era otro objetivo declarado del Gobierno. Y consiguió un superávit en el primer cuatrimestre. Sin embargo, hay dudas en cuanto a su sustentabilidad. “El superávit del sector público nacional, que es el que controla el Gobierno nacional de Milei, se ha logrado en gran medida vía licuación del poder adquisitivo de las jubilaciones y posponiendo pagos a empresas del sector eléctrico. Esta política no parece ser sustentable ni habría corregido los desbalances fiscales profundos que tiene Argentina”, hace notar Franco Fugazza.

También Sebastián Auguste menciona, como uno de los factores, la “licuación” de algunos ítems del gasto público, como las jubilaciones. Con este término se alude en Argentina a un gasto que, aunque se mantenga en términos nominales, se reduce por efecto de la inflación.

Otro instrumento clave ha sido, a todas luces, la “motosierra” tantas veces mencionada por Milei. “En la medida en que el Gobierno no tenía herramientas para realizar una reforma estructural del Estado, lo que hizo -que es lo que podía hacer- fue reducir el gasto público donde pudo. Hubo una fuerte reducción de la obra pública”, dice el profesor de la UTDT. Y reconoce un aspecto problemático: “Claramente, se requiere inversión pública. Haber parado de invertir en carreteras, en puertos, no es bueno a largo plazo”.

Por eso, considera importante que se apruebe la “Ley Bases”, para hacer cambios estructurales y acabar con el déficit fiscal. “Eso le va a dar herramientas para poder hacer eso, y motorizar la inversión”, dice, remarcando que, si se logra que la economía vuelva a crecer, se podrá lograr un superávit fiscal sustentable. “Por ahora, el que se ha logrado está entre algodones, es frágil”.

En las tenazas de la recesión

Pero el retorno a la senda del crecimiento aún no se perfila en el corto plazo. Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) han corregido sus pronósticos para Argentina a la baja. La OCDE proyectó a comienzos de mayo una contracción de la economía argentina de un 3,3 por ciento en 2024.

“La caída en la economía ha sido muy profunda estos últimos meses, en parte por las medidas correctivas del Gobierno, en parte por la situación heredada”, apunta el economista Fugazza. Pero estima que, “sin shocks externos negativos (otra sequía fuerte, subida de tasas en Estados Unidos, otro conflicto bélico, etcétera), y si el Gobierno no comete errores groseros, se espera alguna recuperación de la economía. Lo que no está claro es si esa recuperación será lo suficientemente rápida y fuerte como para que sea percibida por la población”.

Auguste cree que Argentina necesitará aún mucho tiempo para recuperarse del todo. “Todavía no hay una clara salida de la recesión. Argentina no crece desde hace 15 años. Y hay una recesión desde mayo del año pasado; a pesar de toda la emisión que hizo el Gobierno anterior, la economía venía en caída”, recuerda. Pero ve algunos atisbos de esperanza. “Ya se está viendo, en algunos pequeños índices de producción y de consumo, que ya empezó la recuperación. Todavía son como pequeñas luces que se están encendiendo, pero no es algo generalizado ni fuerte, como para decir que tocamos fondo y empieza una etapa expansiva; todavía no”.

(rml)