Cuando el amor se acaba: pasos para superar una separación
Julia Vergin.
DW, 07/06/2024.
Terminar una relación puede ser algo muy doloroso. Algunos expertos aconsejan superar la tristeza de una separación en cuatro fases. Esto ayuda a comprender que la separación es un proceso que tiene un final.
Discusiones constantes, frialdad e indiferencia creciente. Lo que se ha estado gestando en la pareja durante meses -o años- acaba llegando a un punto crítico: es el fin de la relación. Puede que lo vieras venir o que te pille por sorpresa.
El final de una relación es solo el principio de un proceso doloroso. Finalmente, se trata de algo más que la pérdida de una persona importante: “Ha fracasado todo un plan de vida”, dice la psicóloga y psicoterapeuta Doris Wolf.
Las cuatro fases de la separación
El desconcierto es sustituido por un espíritu de lucha y, a veces, por humillantes intentos de recuperar a la otra persona. La pena, la desesperación, el sentimiento de culpa, la amargura y la ira crean un caos emocional vertiginoso.
Sin embargo, Doris y otros expertos afirman que este caos puede ordenarse y clasificarse en cuatro fases: “A los afectados les ayuda mucho saber que se trata de un proceso por el que están pasando y que tiene un final”.
1. No querer admitirlo: “No puedo estar sin ti”
Sigues llamando y prometiendo que a partir de ahora todo será diferente. Eres cariñoso y amoroso. ¿Sexo a pesar de la ruptura? Por supuesto. ¡Cualquier cosa con tal de salvar la relación!
Es la sensación de impotencia y pérdida de control lo que lleva a algunas personas a hacer todo lo posible por mantener la relación: “El peligro de humillarse en esta fase es muy grande”, según Wolf.
La experta aconseja a las personas que se deshagan de todos los objetos que les recuerden a su expareja. También sirve empaquetar los recuerdos o hablar con los demás de la ruptura para aceptar la nueva realidad.
2. Ruptura de los sentimientos: “Te quiero, te echo de menos y te odio”
Todas las súplicas han sido en vano: la persona amada se ha ido. No hay escapatoria a lo que sigue: “Ahora viene el dolor, la soledad, el miedo, la ira, la duda sobre uno mismo y la culpa”, explica Wolf.
No todo el mundo supera el final de una relación. La depresión o los trastornos de ansiedad pueden ser una consecuencia. Para evitar que esto ocurra, en esta fase es importante permitir que afloren los sentimientos, dice la psicoterapeuta.
En lugar de funcionar con normalidad, es importante canalizar las emociones: Escribir un diario, hablar con amigos, buscar personas afines o ayuda profesional.
Doris Wolf aconseja dedicar conscientemente un momento en el día para centrarse en las emociones y en seguir adelante. La ira puede ser útil en este caso: “La ira suele aparecer más tarde y es una señal importante. La gente que está enfadada quiere hacer algo y se siente menos impotente”, dice la psicóloga.
3. Reorientación: “Tal vez funciona sin ti después de todo”
De repente, te das cuenta de que la vida no solo continúa, sino que te imaginas que puede volver a ser buena. Te das cuenta de lo mucho que descuidaste a tus amigos durante la relación, a pesar de que son tan importantes para ti.
En las dos primeras fases, todos tus pensamientos y sentimientos giran en torno a la persona que has perdido, pero ahora “hay momentos en los que me olvido de que estoy separado”, dice Wolf.
En esta fase, muchas personas se precipitan ya hacia la siguiente relación. El peligro de volver a cometer los mismos errores en la nueva relación es grande.
4. Perspectivas de futuro: “Es bueno que hayas estado y que te hayas ido”
“¡La separación ha sido lo mejor que me podía haber pasado!”, escucha Wolf regularmente de personas a las que ha acompañado en el dolor de una ruptura.
Aceptar el rompimiento, lamentarse y enfadarse y, finalmente, reflexionar sobre la pareja que ha pasado, es parte del proceso. Las emociones fuertes son historia. Y aunque algunas separaciones se sientan como un hueso roto mal curado, es hora de algo nuevo.
(ju/cp).
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Sacudirnos cadenas de Poder, Placer, Dinero, Fama: Francisco
Papa Francisco: Seamos libres como Jesús y no esclavos del poder, el placer, el dinero o la fama
Por Walter Sánchez Silva.
ACIPRENSA, 09 de junio de 2024.
El Papa Francisco alentó a ser libres como Jesús, es decir vivir en la libertad de los hijos de Dios, y no ser esclavos del poder, el placer, el dinero o la fama; en sus palabras previas al rezo de la oración mariana del Ángelus este domingo 9 de junio.
En el marco de un mediodía soleado, en contraste al frío y la lluvia del domingo pasado, y ante miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Santo Padre ofreció su reflexión sobre el Evangelio de hoy (Mc 3,20-35).
El texto evangélico relata que Jesús se enfrenta a dos reacciones: “la de sus parientes, que estaban preocupados y temían que se hubiera vuelto loco; y la de las autoridades religiosas, que lo acusaban de actuar movido por un espíritu maligno”.
En realidad, precisó el Papa Francisco, “Jesús predicaba y sanaba a los enfermos con la fuerza del Espíritu Santo. El Espíritu Santo lo hacía divinamente libre, es decir, capaz de amar y de servir sin medida y sin condiciones”.
1. Jesús era libre respecto a las riquezas
“Por eso dejó la seguridad de su pueblo, Nazaret, para abrazar una vida pobre y llena de incertidumbres (cfr. Mt 6,25-34), curando gratuitamente a los enfermos y a cualquiera que viniese a solicitarle ayuda, sin pedir nunca nada a cambio (cfr. Mt 10,8)”, explicó el Pontífice.
2. Jesús era libre respecto al poder
Efectivamente, “llamó a muchos a seguirlo, pero nunca obligó a nadie a hacerlo; y jamás buscó el apoyo de los poderosos, sino que estuvo siempre de la parte de los últimos, y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo”, continuó el Papa Francisco.
3. Jesús era libre respecto a la búsqueda de la fama y de la aprobación
“Por eso nunca renunció a decir la verdad, aun a costa de no ser comprendido (cfr. Mt 3,21) y de hacerse impopular, hasta morir en la cruz; y no se dejó intimidar, ni comprar, ni corromper por nada ni por nadie (cfr. Mt 10,28)”.
Por todo eso, resaltó el Papa Francisco, se puede decir que “Jesús era un hombre libre. Libre ante las riquezas, libre ante el poder, libre ante la búsqueda de la fama. Y esto es importante también para nosotros”.
“De hecho, si nos dejamos condicionar por la búsqueda del placer, del poder, del dinero o de la aprobación, nos convertimos en esclavos de estas cosas”.
El Papa Francisco te cuestiona sobre la auténtica libertad
En sentido opuesto, continuó el Santo Padre, si “permitimos al amor gratuito de Dios que nos llene y nos dilate el corazón, y si dejamos que rebose espontáneamente donándolo a los demás, con todo nuestro ser, sin miedos, cálculos o condicionamientos, entonces crecemos en la libertad y difundimos su buen perfume a nuestro alrededor”.
Entonces, “podemos preguntarnos: ¿soy una persona libre? ¿O me dijo aprisionar por los mitos del dinero, del poder y del éxito, sacrificándoles mi serenidad, mi paz y las de los demás?”.
“¿Difundo, en los ambientes en los que vivo y trabajo, aire fresco de libertad, de sinceridad, de espontaneidad? Que la Virgen María nos ayude a vivir y a amar como Jesús nos enseñó, en la libertad de los hijos de Dios”, concluyó el Papa Francisco.
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