Por José Agapito Salazar Ibarra.
DURANGOS-21, 060624.
Ciertamente, esta urbe, fundada por el joven capitán Francisco de Ibarra, fue la capital de la Gran Provincia de la Nueva Vizcaya, que incluía a lo que hoy es San Francisco, California, EUA, recordó motivantemente el Gobernador Esteban Villegas Villarreal, en la fiesta por la Libertad de Expresión.
Eso, a propósito del su fín político (de suyo trascendente) de edificar el Durango que se puede, por Natura, y ha sido sueño de generaciones, limitado muchas veces por las diferencias y luchas fratricidas, provocadas las mas de ellas desde fuera, como puede confirmarse en la parte turbia de nuestra historia.
Casi en automático, al pensar en la inmensidad territorial de nuestra Vizcaya, vemos los esfuerzos ciclópeos para abrirnos brechas y horizontes, de quienes nos han precedido en el caminar de la vida y el descubrir y señorear nuestros destinos, como pueblos nuevos con distinciones que debemos desplegar.
Cultivado y alcanzado el mestizaje España-Méjico en tres siglos, y cuando iniciábamos la existencia propia, políticamente independiente de la Península, pero vitalmente unidos a ella por la Lengua, la Fe, las nuevas y prometedoras culturas nacionales… nos atacan, corrompen –hasta la ignominia- nuestros liderazgos, encapsulan mental y físicamente a los que podían haber marchado en congruencia y coherencia con nuestros legados… y nos inoculan el odio a una una de nuestras raíces, la Ibera…
Joel Roberto Poinsett ha de gozar, si eso fuera posible en los infiernos, de la misión cumplida, que le encomendaron en su momento los que iluminaban y prohijaban a los ambiciosos de dinero, fama y poder y carecían de escrúpulos y por lo mismo eran unos parias en materia de dignidad humana, nacionalismo, patriotismo y hasta del humanismo que les tergiversaron en las logias de su época.
Nuestro planeta es el mismo de aquellos tiempos pero distinto en muchos aspectos: reclama cada vez más enérgicamente parar la descomposición climática y ruge de ira con inundaciones, terremotos, macrociclones, etc; exige con dramatismo creciente, acabar con las ansias de dominio de las minorías responsables de guerras grandes y chicas que, en conjunto, nos ponen en la novelada dantescamente como la Tercera Guerra Mundial, con su culmen del suicidio humano final.
Es necesario ver más allá de nuestro momento y parcela para valorar nuestra oportunidad. Son dos años en los que se ha brincado el campo de la depresión colectiva duranguense causada por el sexenio del cinismo y sobre todo de la mediocridad, con su irritante estela del saqueo desvergonzado que permitió captar votos a la tiranía amenazante.
Ahora nuestra comunidad “superacionista” recupera fe y esperanza. Ahí están esas giras al exterior y sendos documentos con empresas que crearán 26.000 empleos este año en Durango, como puntualiza el Ejecutivo estatal, que no impidieron, regionalmente, el aldabonazo democraticida.
Y, más allá, estamos los que “a Dios rogando y con el mazo dando”, nos alegramos por nuestros hijos y por nuestros nietos y por los han de venir por gracia divina. Ni una hoja del árbol se mueve sin permisión de Dios. Solo pedimos fortaleza para luchar por la Vida, la Libertad, la Justicia, la Verdad y la Belleza eternas, que nos tiene reservada nuestro salvador, el joven israelita Jesús de Nazareth, el Verbo de Dios hecho Hombre.