Cristo: Cirio que ilumina la ruta al Cielo

¡Cristo ha resucitado, aleluya! ¡Feliz Pascua de Resurrección, aleluya!

Por Redacción Central.

ACIPRENSA, 30 de marzo de 2024 / 06:01 PM

La Iglesia Católica celebra la realización del sentido último de la Fe: Cristo ha vuelto a la vida y ha triunfado sobre la muerte y el pecado. Y, con ello, abre las puertas del cielo para que todo aquel que quiera, pueda participar de la vida divina.

En la misa del sábado por la noche, la Vigilia Pascual, fue encendido uno de los símbolos más elocuentes de esa victoria de la que estamos hablando: el Cirio Pascual. Este habrá de permanecer iluminando nuestros templos en todas las celebraciones litúrgicas por los siguientes cincuenta días (duración del Tiempo Pascual).

La luz que viene con la resurrección ilumina todo rincón oscuro del alma, y las cosas cobran su justa dimensión y la vida su sentido real. Incluso el dolor, la enfermedad, la limitación o el sufrimiento temporal quedan bajo el poder de Dios, sometidos a la esperanza de la vida eterna. Jesús vino a traernos salud, pues estábamos enfermos.

¡Este es un día de fiesta! Es un día de gozo, el sepulcro está vacío y vuelve la paz que tanto hemos buscado. Hemos sido rescatados; y por fin ha llegado el momento de testificar el don recibido gratuitamente con una vida cristiana coherente y verdadera.

  • ¡Cristo ha resucitado!

[Xristos anesti]

 

 

El Papa Francisco en Sábado Santo 2024: El Dios de lo imposible ha hecho que la esperanza no tenga fin

Por Walter Sánchez Silva

30 de marzo de 2024 / 03:48 PM

En la homilía de la Vigilia Pascual que presidió este 30 de marzo, Sábado Santo, el Papa Francisco afirmó que con su resurrección, “el Dios de lo imposible” ha hecho que “la esperanza no tenga fin”.

La Basílica de San Pedro lució abarrotada de fieles y especialmente adornada para esta Misa, la más importante del año litúrgico, gracias a la colaboración de profesores del centro de biotecnología de Naklo (Eslovenia) y la ayuda de los jardineros del Vaticano.

La Eucaristía se inició con la bendición del fuego pascual y con el Papa Francisco colocando los clavos de incienso en el cirio pascual, recordando que Dios es “el principio y el fin, el alfa y omega”.

Tras la procesión del cirio pascual en la que se dice tres veces “Luz de Cristo”, uno de los diáconos presentes entonó el pregón pascual en latín, que canta la victoria del Señor sobre la muerte.

Después se leyeron las lecturas del día en francés, italiano, español, portugués e inglés; y se entonaron los salmos correspondientes, tras lo cual se entonó el canto del gloria de manera solemne, acompañado del tañido de las campanas.

Papa Francisco bautiza a 8 personas en la Vigilia Pascual 2024

El Vaticano informó asimismo que en esta Vigilia Pascual el Papa Francisco bautizó a 8 personas: 4 de Italia, 2 de Corea, 1 de Japón y 1 de Albania.

Luego de recibir el sacramento, los nuevos cristianos recibieron las vestiduras blancas que simbolizan que “se han convertido en nuevas criaturas y han sido revestidas de Cristo”.

Después los ocho recibieron el sacramento de la Confirmación, explicó el Papa Francisco, con el que se les da “la fuerza del Espíritu Santo” para que contribuyan como miembros activos de la Iglesia “en la edificación del cuerpo de Cristo en la fe y en la caridad”.

La Vigilia Pascual es el momento por excelencia en el que niños y adultos reciben el sacramento del Bautismo. Es parte importante de esta celebración que es la más importante del año litúrgico. En esta ocasión, y por ser todos adultos, pudieron recibir también la Confirmación.

La homilía del Papa Francisco en la Vigilia Pascual 2024

En su homilía y tras la lectura del Evangelio de Marcos 16,1-7, el Santo Padre meditó en lo que significa la piedra que cubre el sepulcro de Jesús, que simbolizan la pérdida de la esperanza, las dificultades de la vida o los “escollos de la muerte”.

“A veces sentimos que una lápida ha sido colocada pesadamente en la entrada de nuestro corazón, sofocando la vida, apagando la confianza, encerrándonos en el sepulcro de los miedos y de las amarguras”, explicó el Papa Francisco.

“Son ‘escollos de muerte’ y los encontramos, a lo largo del camino, en todas las experiencias y situaciones que nos roban el entusiasmo y la fuerza para seguir adelante; en los sufrimientos que nos asaltan y en la muerte de nuestros seres queridos, que dejan en nosotros vacíos imposibles de colmar”, continuó.

Estos escollos también pueden estar “en los fracasos y en los miedos que nos impiden realizar el bien que deseamos; en todas las cerrazones que frenan nuestros impulsos de generosidad y no nos permiten abrirnos al amor; en los muros del egoísmo y de la indiferencia, que repelen el compromiso por construir ciudades y sociedades más justas y dignas para el hombre; en todos los anhelos de paz quebrantados por la crueldad del odio y la ferocidad de la guerra”.

El Papa Francisco refirió luego que “cuando experimentamos estas desilusiones, tenemos la sensación de que muchos sueños están destinados a hacerse añicos y también nosotros nos preguntamos angustiados: ¿quién nos correrá la piedra del sepulcro? Y, sin embargo, aquellas mismas mujeres que tenían la oscuridad en el corazón nos testifican algo extraordinario: al mirar, vieron que la piedra había sido corrida”.

“A veces sentimos que una lápida ha sido colocada pesadamente en la entrada de nuestro corazón, sofocando la vida, apagando la confianza, encerrándonos en el sepulcro de los miedos y de las amarguras”, explicó el Papa Francisco.

“Son ‘escollos de muerte’ y los encontramos, a lo largo del camino, en todas las experiencias y situaciones que nos roban el entusiasmo y la fuerza para seguir adelante; en los sufrimientos que nos asaltan y en la muerte de nuestros seres queridos, que dejan en nosotros vacíos imposibles de colmar”, continuó.

Estos escollos también pueden estar “en los fracasos y en los miedos que nos impiden realizar el bien que deseamos; en todas las cerrazones que frenan nuestros impulsos de generosidad y no nos permiten abrirnos al amor; en los muros del egoísmo y de la indiferencia, que repelen el compromiso por construir ciudades y sociedades más justas y dignas para el hombre; en todos los anhelos de paz quebrantados por la crueldad del odio y la ferocidad de la guerra”.

“Resucitado por el Padre en su carne, que también es la nuestra con la fuerza del Espíritu Santo, abrió una página nueva para la humanidad. Desde aquel momento, si nos dejamos llevar de la mano por Jesús, ninguna experiencia de fracaso o de dolor, por más que nos hiera, puede tener la última palabra sobre el sentido y el destino de nuestra vida”.