Ventana al Exterior
Por H.C. Esquivel
El Camino de la sangre
Quien elige el camino de la violencia, la sangre y la muerte sabe que los odios que se generan volverán de algún modo a sí mismo o a los suyos.
Lo sabía Rusia al iniciar su ofensiva en Ucrania y lo anticipaba ahora que, ante su lento pero imparable avance en el campo de batalla ante un ejército menguante, a los ucranianos les quedaba el camino de las actividades terroristas.
Los servicios de inteligencia ucranianos, liderados por Kirilo Budanov, quienes colaboran con, y reciben entrenamiento de la CIA estadounidense y del MI6 Británico, ha reconocido recientemente ser los autores del asesinato con un coche bomba cerca de Moscú de Daria Dugina, hija del filósofo Aleksandr Dugin en agosto de 2022.
También reconocieron estar detrás de la explosión de un camión bomba que dañó el Puente de Kerch, que conecta Crimea con Rusia continental, en octubre de 2022, atentado que mató a tres personas.
Otro ejemplo con los tintes de un atentado terrorista fue el ataque el día último de diciembre de 2023 en la ciudad rusa de Belgorod, donde los ucranianos lanzaron sobre un mercado, una bomba de racimo que mató a 25 civiles e hirió a más de un centenar.
Sin embargo, ¿están implicados los servicios de inteligencia ucranianos en el ataque al Crocus City Hall del 22 de marzo?, hay señales que apuntan a que sí, pero siempre hay un “pero”.
El tiroteo a mansalva que provocaron cuatro ciudadanos de Tayikistán con fusiles Kalashnikov, seguida de un incendio del salón de conciertos que ha dejado en cifras oficiales 137 muertos y más de 150 heridos, provocó una rápida reacción del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Antes de lamentar el suceso, el Gobierno estadounidense exoneró a Ucrania y al unísono, todos los medios “occidentales” publicaron que el grupo extremista Isis se atribuyó el atentado.
La postura estadounidense brilla, principalmente porque el 7 de marzo, la Embajada de Estados Unidos en Moscú lanzó una alerta para que los ciudadanos estadounidenses en Rusia evitaran “grandes concentraciones en Moscú, incluyendo conciertos públicos”, información que según el Kremlin, los norteamericanos no compartieron.
Los servicios de inteligencia y policías rusos detuvieron a las pocas horas camino a la frontera con Ucrania, a 11 personas relacionadas con el ataque, entre ellos a los cuatro tayikos que perpetraron el ataque, dijeron haber sido contratados a través de la red social Telegram por un desconocido ministro de culto religioso del Islam, quien les ofreció 500 mil rublos, la mitad antes, la mitad después del “trabajo”.
Normalmente los ataques yihaidistas se caracterizan porque sus perpetradores se inmolan para alcanzar el paraíso. Los motivos religiosos no cuadran en el mes del Ramadán, en viernes, el día más sagrado, y en horas de oración.
Quien diseñó el ataque pudo haber asesinado al poco tiempo a los perpetradores y desaparecer cualquier evidencia, pero les ofreció una “puerta de salida” y la segunda mitad del pago una vez que llegaran a Ucrania.
Las posibilidades quedaron en que los servicios de seguridad rusos asesinaran a los atacantes durante su incursión al Crocus City Hall, o bien en su huída, o bien en su captura, pero también la posibilidad de que los detuvieran.
En geopolitólogo brasileño, Pepe Escobar, ve la mano del “Estado Profundo” al elegir este centro de espectáculos, propiedad de la familia Agalarov, de origen Ruso-Azerbaiyano, muy amigos de Donald Trump.
Pero, además del terror a la población, ¿qué reacción pretenden despertar con este ataque de Vladimir Putin?
Una posibilidad es que, al dejar huellas suficientes que apuntan a Kiev, cuya embajada en Tayikistán recluta mercenarios para luchar contra Rusia, los perpetradores busquen una reacción más violenta que escale, ahora sí, una guerra total que busque destruir al mando político de Zelenski, como lo claman los guerreristas de la OTAN y del Partido Comunista ruso.
El camino de la sangre lo eligió también el mando político israelí al desdeñar los Acuerdos de Oslo de 1993 con la pacífica Organización para la Liberación de Palestina, (OLP), y decidió apoyar y financiar a la organización extremista Hamás que desde su surgimiento ha llevado a una escalada violenta que parece no tener límites, principalmente de octubre del 2023 a la fecha.
El camino de la sangre, también lo ha elegido la OTAN, que recientemente envió tropas uniformadas de Alemania, Polonia y Francia a territorio ucraniano y las estacionó al sur de Kiev, lo que podría desatar nuevamente una nueva guerra que se extienda por toda Europa.
Mientras el Presidente francés, Emmanuel Macrón incendia verbalmente su relación con los rusos, Francia eleva su alerta máxima ante la posibilidad de ataques terroristas de cara a los Juegos Olímpicos que inician en tres meses. Tic tac, tic tac.