Consternación e indignación por la muerte de Navalny
Thomas Latschan.
Hace 23 horasHace 23 horas.
En diversas capitales y en la Conferencia de Seguridad de Múnich, diversos políticos y analistas destacaron que la muerte de Alexei Navalny deja en evidencia la brutalidad del régimen ruso.
(DW, 170224).-. La noticia de la muerte del conocido crítico del Kremlin Alexei Navalny causó consternación e indignación, también en Alemania. El canciller alemán, Olaf Scholz, fue sorprendido por la noticia durante una reunión con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. El gobernante alemán se mostró impresionado y relató que se había encontrado con Navalny en Berlín, en 2021, cuando se recuperaba de un intento de envenenamiento, y que había conversado con él acerca del gran valor requerido para regresar a Rusia. Ahora pagó ese valor con su vida, dijo.
También Zelenski mostró su indignación. Y responsabilizó a Putin de la muerte de Navalny. “A Putin le da igual quién muera, mientras él conserve su posición. Y, por eso, Putin debe perderlo todo. No debe conservar nada y debe ser juzgado por lo que ha hecho”, declaró el presidente ucraniano, antes de partir desde Berlín hacia la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Reacciones en la Conferencia de Múnich
Igualmente impresionados se mostraron también muchos participantes en dicha conferencia, en la que numerosos ministros, políticos y expertos discuten, entre otros temas, sobre cómo enfrentar la agresión rusa contra Ucrania.
La mujer de Navalny, Julia, declaró que todavía no había recibido confirmación de la muerte de su esposo. Pero afirmó que, de ser cierta la noticia, Putin y sus aliados “deben ser castigados por lo que le han hecho a nuestro país, a mi familia y mi marido”.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, recordó la suerte corrida por numerosos críticos del Kremlin y agregó que “en Rusia, todo aquel que representa a la oposición es asesinado o llevado a la cárcel”. Afirmó, además, que la muerte de Navalny muestra “el verdadero rostro del régimen autoritario ruso”.
Igualmente, Irina Scherbakova, cofundadora de la organización de derechos humanos Memorial, entretanto prohibida en Rusia, habló de un “terrible crimen del régimen de Putin”. Afirmó que Navalny, “en todos estos años, se ha convertido en un mártir que pasará a la historia”, aunque eso no sea consuelo para nadie.
El conocido historiador británico Timothy Garton Ash indicó que “Navalny fue un verdadero héroe ruso, de extraordinaria valentía”. Agregó que su muerte pone en evidencia la “absoluta brutalidad y falta de escrúpulos del régimen de Vladimir Putin”, pero también demuestra que “existe otra Rusia”. A su juicio, el mundo debe entender de una vez que se trata de “un dictador muy peligroso, que libra una guerra en Europa y estaría en todo momento en condiciones de comenzar otra”.
Rusia, responsable de “muchas muertes”
El político alemán Sergej Lagodinsky habló de una situación trágica, desgraciadamente previsible. El político de Los Verdes, de origen ruso, dijo a DW en Múnich que “la cúpula rusa es culpable de muchas muertes, no solo en Rusia, sino también en Ucrania y muchas otras regiones”. Su correligionario Anton Hofreiter opinó que Occidente “debe comprender finalmente que Rusia es una dictadura, que Putin solo entiende la fuerza y que cualquier forma de apaciguamiento conduce únicamente a que Rusia se vuelva más agresiva”.
“La terrible realidad es que tiene mucha sangre en sus manos, comenzando por la sangre de muchos civiles ucranianos y otros”, señaló a DW Alina Poljakova, directora del Centro de Análisis de Política Europea (CEPA), con sede en Washington. E hizo notar que “aún hoy hay una serie de otros presos políticos en Rusia, que deben temer el mismo final”. Según la experta, “no podemos llevar a cabo negociaciones con un régimen que mata a su propio pueblo. Ese es el mensaje que debemos llevarnos”.
(ers/cp)
NOTA RELACIONADA.
Alexei Navalny: un luchador contra la propaganda de Putin
Roman Goncharenko
Hace 22 horasHace 22 horas
(DW, 170224).- Alexei Navalny había hecho de la expulsión de Vladimir Putin del Kremlin la misión de su vida. Su campaña fue inútil, aunque estuvo más cerca de su objetivo que muchos otros. Ahora, el líder de la oposición ha muerto.
Alexei Navalny no era sólo un nuevo tipo de líder de la oposición, capaz de movilizar sobre todo a los jóvenes rusos. A sus 47 años, lideró durante años una campaña de visos bíblicos contra el autocrático presidente de Rusia, Vladimir Putin, al que responsabilizaba de la corrupción masiva en el país. Fue una lucha desigual. Navalny tenía pocas posibilidades de ganar, pero tuvo más logros que cualquier otra figura de la oposición rusa. Así golpeó a Putin cada vez con más dureza, a veces con sus revelaciones, a veces con el llamado “voto inteligente”, y con protestas callejeras.
El año 2020 como punto de inflexión
El año 2020 marcó un dramático punto de inflexión en el destino de Navalny. Fue envenenado con el agente nervioso Novichok en Rusia, sobrevivió gracias a un tratamiento en Alemania y acusó al servicio de inteligencia FSB y al propio Putin de querer asesinarlo. Su decisión de regresar a Rusia a pesar del peligro que corría su vida lo convirtió en el líder indiscutible de la oposición y en el contrincante número uno de Putin. La condena, criticada internacionalmente, y el encarcelamiento en condiciones especialmente duras llevaron a algunos a declarar a Navalny el “Nelson Mandela ruso”. Sin embargo, se parecía más a un caballero de un cuento de hadas: intrépido y dispuesto a sacrificarse.
Vídeos en YouTube contra Putin
Nacido cerca de Moscú en 1976, Navalny era hijo de un oficial del ejército soviético y de una empresaria. Estudió Derecho en la Universidad Estatal de Moscú y obtuvo un posgrado en Finanzas y Valores. Pasados los 20, Navalny se involucró políticamente en el partido liberal de izquierda “Yabloko”, pero fue expulsado en 2007 por su conflicto con la dirección del partido, así como también por sus opiniones nacionalistas. Por aquel entonces, se unió al movimiento nacionalista de derecha “El Pueblo” y participó en las “Marchas Rusas”, punto de encuentro de fuerzas nacionalistas.
Después de su paso por las fuerzas de derecha, su postura fue ambigua durante mucho tiempo, y luego tendió a inclinarse más bien hacia la izquierda con sus promesas de gastar más dinero en salarios mínimos, sanidad y educación.
Pero la verdadera pasión de Navalny era la lucha contra la corrupción, un tema que, según las encuestas, preocupa especialmente a los rusos. Se hizo un nombre como bloguero y al principio llegó a cientos de miles, más tarde a millones, con sus revelaciones. Fue una labor pionera que Navalny perfeccionó con su “Fundación contra la Corrupción” (FBK). FBK se convirtió cada vez más en una empresa mediática que producía elaborados documentales sobre las maquinaciones de la élite. Su película “Palacio para Putin”, sobre una mansión supuestamente construida para el presidente en el mar Negro, se considera su mejor logro. El video fue visto más de 100 millones de veces en YouTube en menos de dos semanas.
Talento político sin acceso a la política
Navalny era un político moderno y utilizaba hábilmente los nuevos medios de comunicación. El énfasis en las redes sociales nació de la necesidad, porque, como político de oposición, Navalny no tenía acceso a los medios de comunicación tradicionales; sus únicas opciones eran la calle y YouTube, que ven sobre todo los más jóvenes.
Su talento político saltó a la vista de muchos por primera vez en el invierno de 2011/2012, cuando se produjeron protestas masivas en Moscú a favor de elecciones libres y contra el regreso de Putin al Kremlin. Fue Navalny quien tachó a Rusia Unida de “partido de sinvergüenzas y ladrones”. La expresión tocó una fibra sensible en un momento en que el partido del Kremlin había perdido gran parte de su apoyo.
El camino legal de Navalny hacia la política continuó bloqueado. Su participación en las elecciones a la alcaldía de Moscú en 2013, en las que el opositor obtuvo casi un tercio de los votos y salió segundo, quedó como una excepción. El Kremlin lo veía como un peligro e hizo todo lo posible para mantenerlo alejado de la política. Numerosos y controvertidos procesos por delitos económicos también le impidieron presentarse a las elecciones presidenciales de 2018. Sin embargo, Navalny aprovechó hábilmente la oportunidad para organizar a sus seguidores en todo el país. Había nacido una “red Navalny”.
Un punto fuerte que se convirtió en una debilidad
Lo que diferenciaba a Navalny de otras figuras de la oposición era su humor sutil. Cuando publicó un mensaje en Instagram por primera vez tras su envenenamiento, escribió: “Hola, soy Navalny. Los eché de menos. Todavía puedo hacer muy poco, pero ayer pude respirar por mí mismo todo el día… Un proceso maravilloso infravalorado por muchos”. bromeaba en sus videos, pero también en la sala del tribunal. Navalny se dio cuenta muy pronto de que una pizca de ironía es la mejor forma de interesar a los jóvenes en las cuestiones políticas, en lugar de un análisis árido.
Sin embargo, al ser los jóvenes su grupo objetivo más importante, Navalny se desmarcó de la mayoría de sus compatriotas. Navalny era y seguía siendo el favorito de la joven clase media urbana, una minoría. Apenas pudo llegar a la población más amplia y, sobre todo, de más edad, lo que también se debió a la propaganda estatal que lo presentaba como un criminal y una marioneta de Occidente.
La muerte de Navalny marca un nuevo capítulo en la historia de Rusia. La oposición ha perdido a su figura más fuerte. Su experiencia ha demostrado que es posible enfrentarse al Kremlin, incluso desde la cárcel. Pero el destino de Mandela, que se convirtió en presidente de Sudáfrica tras su liberación, le fue negado a Navalny.
(mn/cp)
NOTA RELACIONADA
La larga lista de muertes sin explicar en la Rusia de Putin
Oliver Pieper
Hace 22 horasHace 22 horas
(DW, 170224).- La muerte de Alexei Navalny pasa a engrosar la larga lista de personas vinculadas a la oposición, o abiertamente críticas de Vladimir Putin, que han fallecido en extrañas circunstancias. Aquí, un listado parcial.
Febrero de 2024: Alexei Navalny muere en prisión
El más conocido crítico del Kremlin, Alexei Navalny, murió el 16 de febrero en la prisión en que se encontraba, según fuentes penitenciarias rusas. Su muerte se produjo faltando un mes para las elecciones presidenciales, consideradas un formalismo para prolongar el gobierno de Vladimir Putin.
Navalny, que tenía 47 años, había dirigido campañas contra la corrupción en Rusia y liderado masivas protestas contra el Kremlin. Cumplía una condena a 19 años de prisión, por cargos de extremismo, en un remoto penal. De acuerdo con el Servicio Penitenciario ruso, se sintió mal después de un paseo, perdió el conocimiento y los esfuerzos por reanimarlo no dieron resultado.
Según el periódico ruso Novaya Gazeta, la madre de Navalny, Lyudmila Navalnaya, señaló en Facebook que había visto a su hijo en prisión el 12 de febrero y que estaba “vivo, saludable y contento”.
Agosto de 2023: Yevgueni Prigozhin muere al caer su avión
Inicialmente no estaba claro si Yevgueny Prigozhin, jefe del grupo de mercenarios Wagner, había muerto cuando cayó su avión en Rusia, aunque su nombre aparecía en la lista de pasajeros. Cuatro días más tarde, las autoridades rusas indicaron que exámenes de AND confirmaron que era uno de los 10 pasajeros que perecieron.
Dos meses antes de su deceso, Prigozhin había encabezado un levantamiento y una marcha de mercenarios de Wagner hacía Moscú. Putin lo acusó de traidor. Posteriormente se informó de un acuerdo, en virtud del cual Prigozhin aceptó marcharse al exilio en Bielorrusia. Pero el momento en que se produjo su muerte despertó sospechas de que el Kremlin podría haber tenido algo que ver en el asunto, cosa que Moscú negó categóricamente.
Septiembre de 2022: Ravil Maganov murió al caer desde una ventana
El presidente de la petrolera rusa Lukoil murió tras caer desde el sexto piso de un hospital de Moscú. La Policía supuso que fue un suicidio. A Maganov le diagnosticaron problemas cardíacos y depresión en la clínica.
En mayo del mismo año, el exgerente de Lukoil Alexander Subbotin murió mientras se sometía a un tratamiento con chamanes por su adicción al alcohol.
Agosto de 2020: veneno en ropa interior de Alexei Navalny
El crítico más duro de Putin se desplomó en un vuelo nacional de Tomsk a Moscú. Fue tratado en Omsk, Siberia, después de un aterrizaje de emergencia en estado de coma. Luego fue trasladado al hospital Charité de Berlín, donde le diagnosticaron envenenamiento con el agente nervioso químico Novichok, desarrollado en la Unión Soviética. Navalny publicó posteriormente en la plataforma YouTube una grabación de una llamada telefónica con un presunto agente del servicio secreto ruso, quien admitió el ataque. El veneno estaba adherido al interior de los calzoncillos de Navalny. Rusia lo desmintió.
Agosto de 2019: asesinato de Selimkhan Khangoshvili en pleno Berlín
Selimkhan Khangoshvili, un georgiano de origen checheno que luchó contra los rusos en el Cáucaso, fue asesinado a tiros por un sicario a plena luz del día en la capital alemana. El autor del delito, el agente del servicio secreto ruso Vadim Krassikov, fue detenido en el lugar del crimen y condenado a cadena perpetua dos años después.
Abril de 2019: paralelismos de Dmitri Bykov con Navalny
El poeta y satírico Bykov, quien criticaba mordazmente a Vladimir Putin, también se enfermó en un avión. Estuvo en coma durante cinco días y con ventilación artificial. En el lugar estaban presentes los mismos trabajadores del servicio secreto que supuestamente participaron en el ataque a Navalny.
Septiembre de 2018: síntomas de envenenamiento de Pyotr Versilov
Tras una audiencia judicial en Moscú, el artista y activista del grupo ruso Pussy Riot se quejó de trastornos visuales, del habla y del movimiento. También fue tratado en la Charité de Berlín, cuyos médicos consideraron probable que fuera un intento de envenenamiento.
Marzo de 2018: veneno neurotóxico en el pomo de la puerta de Sergei Skripal
El doble agente ruso Sergei Skripal y su hija Julia fueron encontrados inconscientes en un banco en un parque en Salisbury, Reino Unido. Ambos sobrevivieron al ataque del agente nervioso Novichok. La policía británica estimó que el veneno se esparció en el pomo de su puerta.
Febrero de 2015: asesinato de Boris Nemtsov
El exviceprimer ministro de la Federación Rusa durante el gobierno de Boris Yeltsin y destacado crítico de Putin caminaba a casa con su novia por el gran puente de Moskva, en el centro de Moscú, cuando cuatro personas le dispararon. Tres horas antes había vuelto a criticar duramente a Vladimir Putin en una emisión de radio. En 2017, condenaron a tres chechenos, pero se sigue sin saber la motivación y quién ordenó el asesinato.
Julio de 2009: Natalya Estemirova, secuestrada y asesinada a tiros
La historiadora y entonces directora de la organización de derechos humanos Memorial fue secuestrada frente a su casa en Grozny, la capital chechena, y encontrada muerta unas horas más tarde en una zanja en la vecina República de Ingusetia, con múltiples disparos en la cabeza y pecho. Estemirova había culpado a las fuerzas de seguridad rusas y al jefe de la República de Chechenia, Ramzan Kadirov, por secuestros y violaciones de derechos humanos. La investigación del asesinato fue infructuosa.
Enero de 2009: derecha radical asesinó a Stanislav Markelov y a Anastasia Baburova
El abogado de derechos humanos y colaborador de la organización Memorial recibió un disparo en la cabeza en una calle de Moscú. Markelov representó a familias chechenas, cuyos parientes habían sido víctimas de violaciones de derechos humanos, y además arrojó luz sobre la escena de la derecha radical. En el ataque también murió la periodista Anastasia Baburova. Los perpetradores provienen de una organización fascista. No está claro si fue un asesinato por encargo.
Noviembre de 2006: una taza de té para Alexander Litvinenko
El exmiembro del servicio secreto y más tarde desertor y opositor de Putin murió en un hospital de Londres por envenenamiento con la sustancia radiactiva polonio-210. En un libro acusó al servicio secreto de organizar explosiones de edificios de apartamentos en 1999, así como varios otros ataques terroristas en Rusia, para justificar la guerra en Chechenia y llevar a Vladimir Putin al poder. Se dice que el veneno se mezcló con el té de Litvinenko en el bar de un hotel. Nadie fue a la cárcel por el crimen.
(rmr/dz)