Abu Dabi. Ciencia y fe juntas para hacer frente al cambio climático
En la clausura de la Global Faith Leaders Summit, celebrada en los Emiratos Árabes Unidos, se ha reafirmado que si estudios y análisis pueden proporcionar datos empíricos para gestionar los cambios climáticos, las religiones pueden motivarlos a traducirlos en acciones gracias a su impulso ético.
Christopher Wells -Abu Dhabi. (VN, 081123).
La cabeza y el corazón, la religión y la ciencia y su relación fueron los temas de la sesión de clausura de dos días de la Cumbre de Líderes Mundiales que terminó ayer en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, a la que asistieron representantes de diferentes religiones y donde intervino también el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin. La reunión de hoy se celebró en el marco del foro tradicional en el que se debatió, deliberó y compartió información sobre cuestiones de interés común.
Los ponentes, en particular, se centraron en cómo enfocar la ciencia y la fe en el cambio climático: “Mientras que la ciencia puede proporcionar datos empíricos, la religión puede motivar acciones concretas para enfrentar estos nuevos desafíos”. Bajo la guía del Director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Iyad Abumaghli, los participantes abordaron la necesidad de conciliar una fuerte relación entre las creencias religiosas y espirituales, por un lado, y la ciencia, por otro, con el objetivo de construir un mundo más seguro y sostenible para todos.
Las mujeres protagonistas en la promoción de la sostenibilidad
La necesidad de un enfoque integrado del cambio climático se subrayó en el debate plenario, en el que también se subrayó la importancia de incluir a todas las partes interesadas en esta cuestión. En particular, se trató el papel de las mujeres de fe en la promoción de la sostenibilidad ambiental y la igualdad y la importancia de fomentar el diálogo entre los líderes de las religiones y los jóvenes.
Por último, el director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dirigió una reflexión sobre la necesidad de una participación convencida de los líderes religiosos al menos hasta 2030: su papel será el de ejercer su influencia y autoridad moral sobre los creyentes “abriendo el camino a un viaje colectivo hacia un objetivo común”.