Drones: ¿una nueva dimensión de la violencia en México?
Emilia Rojas Sasse.
(DW, 280823).- Los carteles de la droga utilizan cada vez más drones en México, también como armas. Pero solo algunos cuentan con equipos sofisticados.
Nuevo Caracol, una comunidad del estado de Guerrero, fue blanco el fin de semana de un ataque con disparos y bombas lanzadas desde drones. La alerta fue dada por el Centro de Derechos de las Víctimas de la Violencia “Minerva Bello”, que recibió denuncias de los pobladores.
No es la primera vez que se reportan ataques con drones en México, en el marco de pugnas entre bandas del crimen organizado o contra las fuerzas de seguridad. El uso de estos aparatos aéreos no tripulados ha ido en aumento. En un comienzo, fueron utilizados para contrabandear drogas, y más adelante para llevar a cabo tareas vigilancia. Años más tarde, grupos criminales comenzaron a utilizarlos también como armas.
“Las dos principales redes criminales transnacionales de México, el cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (y otras redes criminales transnacionales de origen brasileño, venezolano peruano, albanés, chino y ruso), han estado usando drones desde hace al menos 7 años”, indica el Dr. Edgardo Buscaglia, académico sénior en Derecho y Economía de la Universidad de Columbia, en New York, y presidente del Instituto de Acción Ciudadana, de México.
Explica que han servido para la “vigilancia de transportes de migrantes, drogas, armas, minerales ilegalmente extraídos” y también para “fines táctico-ofensivos, con uso de explosivos plásticos contra otras redes criminales competidoras y contra autoridades estatales”. Estos drones, además, sirven para recolectar información de inteligencia.
Fácil acceso
No es de extrañar que también los grupos criminales utilicen la tecnología disponible, en este caso, los drones. “En la medida en que sean fáciles de adquirir y no haya un costo por utilizarlos es muy probable que sean utilizados con mayor frecuencia”, indica la Dra. Cecilia Farfán Méndez, jefa de investigación en programas de seguridad en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California, San Diego (UCSD), e investigadora afiliada del Centro de Estudios sobre Seguridad, Inteligencia y Gobernanza del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Para Guadalupe Correa Cabrera, doctora en Ciencias Políticas y profesora de Política y Gobierno en la Universidad George Mason, en Estados Unidos, “es un avance de la tecnología que se visualiza en todo tipo de conflicto donde hay armas”. Hace notar que “hay mucho acceso a este tipo de tecnología, se compra por Amazon. Se compra en estas plataformas y luego se le puede añadir equipos”. Así, estos aparatos, adquiridos legalmente, pueden ser convertidos en armas de combate, si se les adosan explosivos.
Aparte de estas “bombas caseras”, se han detectado también drones mucho más sofisticados. “Sorprende que en algunos enfrentamientos estemos viendo que parte de estos grupos tienen acceso a ese material. ¿De dónde viene ese equipo militar al que solamente podrían tener acceso las fuerzas armadas? ¿De dónde sale?”, se pregunta Guadalupe Correa, autora del libro Los Zetas Inc.: Criminal Corporations, Energy, and Civil War in Mexico, entre otras publicaciones.
El hecho es que la tecnología se sofistica cada vez más. “La capacidad ofensiva de estos drones ha aumentado exponencialmente y operan a través de la frontera de México con Estados Unidos y la de Guatemala con México”, apunta Edgardo Buscaglia.
Mayor poderío aparente
No obstante, no se puede decir que todos los grupos del crimen organizado estén en condiciones de utilizarlos en cualquier parte del territorio del país. Hay muchas diferencias, incluso dentro de cada grupo, y tampoco las estructuras están muy claras, según Guadalupe Correa.
“La forma en que operan los carteles no es tan consistente como si fueran grupos que tienen un liderazgo en particular”, subraya. Y añade que también hay grupúsculos que se autodenominan integrantes del Cartel de Sinaloa o del de Jalisco de Nueva Generación, o incluso contratistas. “Es bastante irregular la forma de entrenamiento, y hay algunos más especializados. Pero no estamos hablando de grupos hiperexpertos en todo el país operando tácticamente como si fueran un ejército”, subraya.
Lo que sí resulta claro es que el uso de drones también reporta una ventaja psicológica. No en vano, “incluso el Cartel Jalisco Nueva Generación ha presentado varios videos con ellos utilizando este tipo de equipos más sofisticados”, dice.
Cecilia Farfán afirma que, “en términos de armamento, las fuerzas armadas mexicanas cuentan con tecnología para contrarrestar el uso de drones por parte de grupos criminales”. No obstante, “desde el punto de vista de percepción, el 70 por ciento de los mexicanos y mexicanas piensa que los grupos criminales tienen más y mejores armas”.
(rml)