ACJM, Alma de la Cristiada: DG

La ACJM, Alma de la Cristiada: JDG

 

Por Josè Agapito Salazar Ibarra. D-21.

 

DURANGO, DGO., 110823.- En el CX aniversario, mañana, de la Asociaciòn Catòlica de la Juventud Mexicana, ACJM, vale recordar còmo valorò la participación acejotaemera en la Cristiada, el ùltimo General en Jefe del Ejèrcito Libertador Cristero, Don Jesùs Degollado Guizar, quien en sus “Memorias” la agradeció asì:

 

“a los extraordinarios acejotaemeros que con su heròico ejemplo fueron el alma de nuestros ejércitos durante la dura prueba”, apuntò Degollado Guizar en una línea del pròlogo a sus recuerdos.

 

Hoy, en una visualizaciòn màs objetiva de aquellos momentos, el Pbro. y Dr. Javier Olivera Rabasi, SE, en su obra “La Contrarrevoluciòn Cristera”, nos proporciona una apretada síntesis del contexto en que se dio ese hecho.

 

En el apartado 3 de su capìtulo III, apunta:

 

““Luego de las elecciones y despuès de los largos años del “porfiriato”, Francisco Madero había subido al poder; el país tenìa finalmente presidente “electo”; pero la paz no durarìa tanto tiempo; las rebeliones de los generales Bernardo Reyes y Fèlix Dìaz, sumado a la traición del general Huerta, mano derecha militar de Madero, terminaron no solo con el gobierno del “anti-reeleccionista” Madero, sino con su propia vida luego de ser detenido y ejecutado en un simulacro de escape. El Embajador de los Estados Unidos, Lane Wilson, había estado detrás del complot.

 

Luego del asesinato de Madero, Huerta tomò las riendas de la nación para gobernar poco màs de un año (febrero de 1913 a julio de 1914); sin embargo, no era el hombre de confianza de Woodrow Wilson para continuar con la polìtica monroista y de “buena vecindad”. Fuè asì como apoyò a fines de mayo de 1914 al gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, quien asumió el poder total.

En este marco nacerìa la agrupación católica màs grande e influyente de Mèxico: la A.C.J.M., cuyo fin sería la de aunar a las distintas organizaciones catòlicas, especialmente juveniles. Para ello y con las bases de la “Asociaciòn Catòlica de la Juventud Francesa” (conocida en Mèxico a partir de la influencia del P. Bergôend) se fundò a instancias del joven Manuel de la Peza, socio del “Centro de Estudiantes Catòlicos” y con la ayuda del P. Bergôend una sòlida y consistente agrupación para “cooperar a la restauración del orden cristiano, por medio de la seria formación religiosa, social y cívica”.

 

El Dr. Olivera Ravasi alude luego a la “enorme independencia” que tuvo la ACJM respecto a la Jerarquìa eclesiàstica en equèlla época. Y continùa:

 

Claramente laical, su sustento se proveìa de la piedad, el estudio y la acción; respecto de este ùltimo debía ser “netamente mexicana”, empeñándose en la reconstrucción de los organismos sociales y “resistiendo enèrgicamente tanto al individualismo revolucionario (…) como al colectivismo y ello sin dejar de lado el terreno electoral, pues “como ciudadanos que son sus miembros tendrán siempre presente que es para ellos un  deber imprescindible defender la  libertad polìtica y religiosa, aùn en el terreno electoral”.

Asì, el 12 de Agosto de 1913 y con la unión de la ya fundada Liga Nacional de Estudiantes Catòlicos se fusionaban ambas entidades junto con las llamadas Congregaciones Marianas y el Centro de Estudiantes Catòlicos, (sin perder sus jerarquìas internas) para aunar sus fuerzas en una sola asociación: la ACJM. Finamente la juventud catòlica se vio consolidada con la gran consagraciòn de Mèxico al Sagrado Corazòn de Jesùs, el 11 de enero de 1914, declarando, además, que Cristo era el Rey de la nación mexicana””