Minerva Luévanos Moreno, madre de cinco hijos y ama de casa, es una de las duranguenses que a partir de la apertura del séptimo comedor comunitario que hizo Toño Ochoa estará más tranquila, porque sus niños no carecerán de alimentos.
“Nuestros niños estarán más sanos y felices con esta ayuda que nos van a dar”, expresó contenta, ya que su esposo es el único sustento de su hogar y que en ocasiones el dinero no alcanza.
Y como ella, cientos de familias han mejorado la vida con la entrega de 8 mil 400 raciones de alimentos al mes, entre los siete comedores comunitarios.
En el comedor San Isidro, además de los hijos de Minerva, se brindará alimento certero a niñas y niños de familias como la de Gloria Cabrales Domínguez, quien tiene trabaja sólo tres días a la semana.
Por esto, afirmó que “es de mucho apoyo, porque mucha gente sí necesitábamos esta ayuda, que ningún gobierno había dado; estoy muy agradecida porque Toño Ochoa sí se preocupa por nuestros niños”.