Así se vivió el Vía Crucis del Papa Francisco con los jóvenes de la JMJ Lisboa 2023
Por Eduardo Berdejo.
ACIPRENSA, 4 de agosto de 2023.
Este viernes la Colina del Encuentro, en el Parque Eduardo VII de Lisboa, fue el escenario del Vía Crucis de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en el que el Papa Francisco recordó a los peregrinos que la Cruz es el signo sagrado “del amor más grande”, con el que Cristo quiere abrazar la vida de los hombres.
El Santo Padre llegó en papamóvil mientras recibía los saludos de los cientos de miles de peregrinos y fue trasladado en silla de ruedas al escenario, desde donde recordó a los 800.000 peregrinos que “Jesús quiere abrazar nuestra vida”.
Por ello, desde el parque que está en el centro de Lisboa, animó a los jóvenes a no olvidar que “nadie tiene más amor que quien da la vida, y esto lo enseñó Jesús”, quien caminó a la Cruz para la salvación de los hombres y mujeres.
El Papa Francisco también los invitó dos veces a reflexionar sobre sus sufrimientos, y les aseguró que Cristo desea sanar la soledad de cada joven. “Jesús camina a la Cruz, muere en la Cruz para que vuestra alma pueda sonreír”, afirmó.
Luego de las palabras del Papa, los jóvenes del grupo de coreografía trasladaron la cruz peregrina a un lado del escenario, por el cual comenzó a ascender según se avanzaba en cada estación.
Las meditaciones se centraron en las fragilidades, heridas y necesidades de los jóvenes de hoy, como la violencia, la soledad, el desafío de las redes sociales, la necesidad de solidaridad y compromiso, la salud mental, entre otros.
La composición de los textos estuvo a cargo del P. João Golão, director del Centro Universitario Padre António, quien explicó a Vatican News que recibieron las reflexiones de 20 jóvenes de los cinco continentes: “así hemos construido las estaciones”.
Durante el Vía Crucis, fueron intercalados los testimonios de tres jóvenes conforme ascendía la cruz peregrina.
El primer testimonio fue el de Esther, una joven española de 34 años quien relató que a pesar de haber sido bautizada y recibido la Primera Comunión, vivió alejada de la Iglesia; además, que un accidente la dejó en una silla de ruedas.
Reconoció que con su pareja decidieron abortar a su primer hijo, un hecho que la dejó vacía, porque sentía que “algo había muerto dentro” de ella. Sin embargo, el Señor en su infinita misericordia fue a buscarla y comenzó a experimentar un amor grande e inexplicable. Ahora tiene a su hija Elisabeth y el año pasado contrajo matrimonio religioso con su esposo Nacho.
Luego siguió el testimonio de João, un portugués de 23 años que experimentó la fragilidad mental durante la pandemia del coronavirus. Durante el confinamiento reflexionó sobre sí mismo y comprendió que había quedado marcado. Sin embargo, afirmó que la fe le ayudó cuando cayó a vencer todo individualismo y aislamiento.
Finalmente habló Caleb, un estadounidense de 29 años que compartió que había crecido en un hogar inestable. El joven, quien se describió como una de las ovejas perdidas a las que busca Jesús, relató que cayó en la depresión, pensó en acabar con su vida y por un tiempo se separó de su mujer.
Sin embargo, su encuentro con Cristo, en la Eucaristía, le ayudó a sanar las heridas y, tras volver con su pareja, contrajeron matrimonio y ahora vive en plena comunión con la Iglesia Católica.
Después de la meditación de la decimocuarta estación, con la cruz peregrina en lo alto del escenario, el Papa dirigió la oración final e impartió la bendición a la multitud de jóvenes, quienes paulatinamente se fueron retirando del Parque Eduardo VII.
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