El Papa Francisco hace un llamado urgente a recuperar la adoración eucarística en la Iglesia
Por Diego López Marina
ACIPRENSA, 2 de agosto de 2023.
Desde Lisboa (Portugal), el Papa Francisco reflexionó sobre la urgencia de retomar “la oración de adoración” ante el sagrario para recuperar “el gusto y la pasión por la evangelización”, en un mensaje dirigido a los obispos, sacerdotes, diáconos, consagradas y seminaristas.
“Yo quisiera aquí hacer una pregunta, pero cada uno se la responde adentro. ¿Cómo rezo yo? ¿Como un loro, bla, bla, bla, bla, bla? ¿O durmiendo la siesta delante del sagrario, porque no sé cómo hablar con el Señor? ¿Rezo? ¿Cómo rezo? Sólo en la adoración, sólo ante el Señor se recuperan el gusto y la pasión por la evangelización”, aseguró este miércoles 2 de agosto, al pronunciar la homilía de las Vísperas desde el Monasterio de los Jerónimos.
Tras recordar que “para confiar cada día en el Señor y en su Palabra, no son suficientes las palabras”, sino que “se necesita mucha oración”, lamentó ante unos 1100 asistentes que la Iglesia haya abandonado la oración frente al Santísimo Sacramento del Altar.
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“Curiosamente, la oración de adoración, la hemos perdido. La hemos perdido, y todos: sacerdotes, obispos, consagradas, consagrados, laicos, tienen que recuperarla. Es estar en silencio, delante del Señor”, exhortó Francisco.
En ese contexto, el Papa invitó a seguir el ejemplo de Santa Teresa de Calcuta, quien, pese a estar “metida en tantas cosas de la vida, nunca dejó la adoración aún en los momentos en que su fe tambaleaba y se preguntaba si era todo verdad o no”.
“Entonces, en la oración se supera la tentación de llevar adelante una pastoral de la nostalgia y de los lamentos”, agregó.
Para ejemplificar aún más la necesidad de volver a dirigir la mirada a la adoración eucarística, el Pontífice recordó la anécdota de una religiosa que se “lamentaba de todo” en su convento.
“En un convento había una monja que, no sé qué nombre tenía, pero le cambiaron el nombre y la llamaban ‘Sor Lamentela’. ¿Cuántas veces nuestras impotencias, nuestra desilusión, las transformamos en ‘lamentela’ [ndr: lamento]? Y dejando esas ‘lamentelas’, se toma la fuerza para navegar mar adentro, sin ideologías, sin mundanidad. La mundanidad espiritual que se nos mete y de la cual se engendra el clericalismo, no sólo de los curas; los laicos clericalizados son peores que los curas”, explicó.
El Papa Francisco subrayó que el clericalismo es “uno de los males más graves que le puede suceder a la Iglesia” y, por consecuencia, arruinarla.
Ser pescadores de hombres, pero sin hacer “proselitismo”
Durante su homilía, el Papa Francisco también hizo un llamado a superar las dificultades antes mencionadas “sin ideologías y sin mundanidad, animados por un único deseo: que el Evangelio llegue a todos”.
Poniendo de ejemplo a un santo joven de Lisboa, San Juan de Brito, recordó que todos los católicos “estamos llamados a sumergir nuestras redes en el tiempo en que vivimos, a dialogar con todos, a hacer comprensible el Evangelio, aun cuando para hacerlo podamos correr el riesgo de alguna tormenta”.
“Sean pescadores de hombres. No tengan miedo. Eso no es hacer proselitismo, es anunciar el Evangelio que provoca”, invitó el Santo Padre.
“Por eso, pescar personas y sacarlas del agua significa ayudarlas a salir del abismo donde se habían hundido, salvarlas del mal que amenaza con ahogarlas, resucitarlas de todas formas de muerte. Pero esto sin proselitismo, sino con amor”, agregó.
Y es que, según el Papa, “una de las señales de algunos movimientos eclesiales que están andando mal es el proselitismo”. “Cuando un movimiento eclesial o una diócesis o un obispo o un cura o una monja o un laico hacen proselitismo, eso no es cristiano. Cristiano es invitar, acoger, ayudar, pero sin proselitismo”.
El Papa Francisco añadió que el “Evangelio, en efecto, es un anuncio de vida en el mar de la muerte, es un anuncio de libertad en los torbellinos de la esclavitud, de luz en el abismo de las tinieblas”.
“A nosotros, como Iglesia, se nos ha confiado la tarea de sumergirnos en las aguas de este mar echando la red del Evangelio, sin señalar con el dedo, sin acusar, sino llevando a las personas de nuestro tiempo una propuesta de vida, la de Jesús: llevar la acogida del Evangelio, invitarlos a la fiesta”, concluyó.
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