XCIV Aniversario luctuoso del Gral. Gorostieta

Por Josè Agapito Salazar Ibarra. D-21.

 

DURANGO, DGO., 020623.- Hoy hace 94 años de la muerte del Gral. Enrique Gorostieta, primer jefe de la Guardia Nacional Cristera. Cayò emboscado en el casco de la Hacienda del Valle, en Atotonilco del Alto, Jalisco, durante la mañana.

 

La Enciclopedia Libre Wikipedia lo alude y de su texto extraigo lo siguiente:

 

“El valor y el genio militar de este hombre fueron fundamentales para la causa cristera. Únicamente después de su enorme labor se pudo hablar del Ejército Cristero y no de los “ejércitos” cristeros que combatían sin ninguna organización.

Combatió en los estados de JaliscoMichoacánColima y Zacatecas. Reorganizó, entrenó y disciplinó al ejército cristero. Impresionado por la gran fe de sus soldados, se convirtió al catolicismo. En palabras del autor del libro La CristiadaJean Meyer, “descubrió la auténtica cristiandad en la fe de sus soldados”.

Murió en la Hacienda del Valle, en Atotonilco el Alto, Jalisco, en junio de 1929, apenas 19 días antes de la firma de los acuerdos de paz entre el presidente interino Emilio Portes Gil y los líderes del grupo conciliador de la Iglesia, el arzobispo de Michoacán y delegado apostólicoLeopoldo Ruiz y Flores, y el obispo de TabascoPascual Díaz Barreto.

Como Gorostieta se oponía a los acuerdos, expuso sus razones en un documento que escribió semanas antes de su muerte y solicitó a la LNDR que hiciera llegar a las autoridades eclesiásticas en la Santa Sede que negociaban con el gobierno de Portes Gil (1928-1930) y como mediador el embajador estadounidense Dwight Morrow (1927-1930).

Asesinato[editar].

Se dice que fue traicionado mediante una emboscada para que no representara un obstáculo en dichas negociaciones, ya que el gobierno preparó una operación de inteligencia y logró infiltrar a un hombre al círculo de confianza de Gorostieta, un oficial que informó al Ejército Federal de la presencia del general en Atotonilco, donde fue asesinado en una corta operación.

Su cuerpo fue exhibido en Atotonilco el Alto por soldados federales que, mientras tanto, gritaban a los pobladores: Vean cómo a su líder no lo salvó el Cristo Rey, al que tanto imploran.

Tras las negociaciones, ya sin Gorostieta, el gobierno no respetó los términos, y hubo fusilamientos de forma indiscriminada.

 

EL SUCESOR

 

El Gral. Jesùs Degollado Guizar fuè el sucesor de Gorostieta. Fue nombrado casi inmediatamente por la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, LNDLR. Y el 7 de junio lanzò un “Manifiesto a la Naciòn antes de los “Arreglos””, que incluye en sus Memorias.

 

“Mexicanos: Dios en sus inescrutables designios, quiso permitir que vìctima de infame delación, muriera nuestro jefe, el invicto general don Enrìque Gorostieta, quien, con su saber, su abnegaciòn y su heroísmo, supo llevarnos todo el tiempo que estuvo al frente de la jefatura, de victoria en victoria…

Para nosotros –sigue Degollado- no existen caudillos ni banderìas; luchamos por Dios, por sus derechos que son los de su Iglesia; por las libertades todas que villanamente pisotean los que asì mismos se titulan sus defensores…

…luchamos por defender a la patria, a quien los tiranos han puesto a subasta y està a punto de ser vendida a nuestros eternos enemigos…

 

Màs adelante el Manifiesto reitera que la muerte de Gorostieta hace màs vehemente el espíritu de lucha cristero y subraya la convicciòn de que el triunfo final es de Dios, “y que otra vez, en la cumbre del Cubilete, destacándose sobre el cielo azul de nuestra Patria, volverá a levantarse, nítida y serena, la imagen de Cristo Rey: la primera y màs grande bandera de la libertad, ¡sìmbolo eterno de todas las redenciones!…

 

UNA REFERENCIA

 

En una circular de noviembre de 1927, el General Gorostieta escribió a detalle los còmo de la transformaciòn de las partidas cristeras en un cuerpo disciplinado, que pasò a guerrilla y luego a Ejèrcito, según refiere el historiador Jean Meyer en su obra la Cristiada, parte 3: Los Cristeros, página 235:

… “La paz, la anhelada paz, tiene que ser fruto de una labor de amor, sòlo de amor, y si nos vimos obligados a ir a la guerra precisamente para poner fin a la polìtica y reinado del odio y la matanza, de la persecución y el rencor… tenemos la santa obligación de salir de esta dura prueba hermanados indestructiblemente…”.