Va hacia catàstrofe crisis migratoria de El Paso

La dramática situación migratoria en El Paso podría convertirse en una catástrofe

(DW, 231222La ciudad fronteriza estadounidense ha declarado estado de emergencia. No hay suficientes refugios para los migrantes, que duermen en las calles. El posible retiro de la ley “Título 42” podría agravar la situación.

 

El sistema de inmigración de EE. UU. no se ha actualizado en décadas.

 

Entre mantas y sus pocas pertenencias, un pensativo José Luis se acomoda en una acera de la ciudad fronteriza de El Paso. El joven, que dejó Venezuela cuando tenía 25 años, no quiere revelar su nombre real. En cambio, prefiere relatar su travesía por Chile, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, México, para finalmente llegar a EE. UU. cuatro años más tarde.

 

Muy cerca de ahí se encuentra la frontera con México, por donde miles de personas intentan entrar en Estados Unidos. La mayoría de los inmigrantes son de Venezuela, pero también provienen de Guatemala, Nicaragua e incluso de Ucrania.

 

Así como cientos de personas que acampan en el centro de El Paso, José Luis espera trasladarse a otra ciudad y hallar una alternativa: “Busco un futuro, un lugar donde establecerme, formar una familia y ofrecerles lo que yo no tuve: una mejor calidad de vida”, afirma.

 

En los últimos días, un gran número de migrantes cruzó la frontera. Como los albergues de la ciudad ya están saturados y la gente duerme en la calle, el alcalde de El Paso declaró estado de emergencia.

 

Migrantes en suspenso por controvertida ley

El hecho de que ahora muchos quieran cruzar la frontera se debe al posible fin de la normativa “Título 42”. La ley, impulsada por el gobierno del entonces presidente, Donald Trump, le permitió a las autoridades estadounidenses rechazar más de 2 millones de visas de asilo con motivo de la pandemia.

 

La normativa debía derogarse a mediados de diciembre. Sin embargo, el Tribunal Supremo la mantuvo en vigor por petición de algunos estados liderados por los republicanos. Se estima que la medida se retirará después de Navidad y las autoridades de El Paso calculan que unas 6.000 personas al día llegarán a la frontera cuando esto ocurra.

 

En búsqueda de “una mejor oportunidad”

Al recordar su largo viaje, José Luis cuenta que “no tenía nada”, que en el camino le robaron, que no tuvo ayuda, que estaba solo y con miedo a morir. Su historia no es la única. Muchos testimonios relatan que la esperanza de una vida mejor para ellos y sus familias es lo que les impulsa a seguir.

 

María, una venezolana que tiene solo 17 años y que tampoco reveló su identidad, abandonó su país junto a una amiga: “Venezuela obliga a todos a buscar una mejor salida, una mejor oportunidad”, afirmó.

 

José Luis dice que prefiere una vida de expatriado en Estados Unidos que vivir en Venezuela: “No importa si limpio calles, baños o cualquier otra cosa. Quiero ayudar a mi familia en Venezuela para que estén mejor”.

 

Ayuda urgente de la población local

De vez en cuando, los lugareños reparten a los migrantes zapatos, juguetes para los niños, chaquetas gruesas y mantas. Asimismo, el párroco Rafael García, de la “Iglesia del Sagrado Corazón”, también ayuda como puede a las personas que se aglomeran frente a su iglesia, donde encuentran comidas calientes, baños y lugares para dormir.

 

Pero la situación se vuelve cada vez más dramática a medida que llega más gente: “Es muy inhumano como se trata a la gente aquí. Si no se los llevan rápidamente a otras ciudades, tendremos aquí una catástrofe”, advirtió García.

 

El pastor sabe que la gente no emprendería un viaje tan peligroso con niños si la desesperación no fuera tan grande en el país de origen.

 

Organizaciones que ayudan a los migrantes

La gente confía en la ayuda de organizaciones locales como “El Pasoans fighting hunger”, que recorre las calles con una pequeña ambulancia y distribuye alimentos a los inmigrantes, que están varados en las estaciones de autobuses del centro de la ciudad.

 

“Nadie debe pasar hambre, y eso incluye a los migrantes que cruzan las fronteras. Están aquí, en nuestra ciudad. Creemos que ellos tampoco deberían pasar hambre. Nos preocupamos por la gente, sin importar si acaba de llegar, si está viviendo aquí o si está de paso”, señaló a DW Lonnie Valencia, directora de la organización.