Ángelus del Papa: Ante lo inesperado confiar en la vía de la misericordia
El Santo Padre recuerda en el Ángelus de este cuarto Domingo de Adviento que renunciar a las certezas, planes perfectos o legítimas expectativas, es abrirse al futuro y a la misericordia de Dios
Vatican News, 181222.
Cuarto y último domingo de Adviento, el Papa asomado desde la ventana de su estudio en el Palacio apostólico reflexiona como siempre, sobre el Evangelio de este domingo que ve a san José en su discernimiento sobre la paternidad del hijo de Dios en el vientre de su prometida María. Una Plaza de San Pedro soleada y repleta de peregrinos entra junto al Pontífice en las tribulaciones de un hombre que sueña para el futuro “una hermosa familia, con una esposa afectuosa, muchos hijos buenos y un trabajo digno; sueños simples y buenos.”, pero que se rompen ante la noticia del embarazo de su prometida, María.
“¡María, su prometida, espera un niño, y ese niño no es suyo! ¿Qué pudo haber sentido José? Desconcierto, dolor, desorientación, quizá también enojo y desilusión… ¡El mundo se le vino encima! ¿Qué podía hacer?”
La encrucijada
Una cuestión que según la Ley judía ofrecía dos posibilidades. La primera. – dijo Francisco – denunciar a María y hacerle pagar el precio de una presunta infidelidad. La segunda. – agregó – anular su compromiso en secreto, sin exponer a María al escándalo y a graves consecuencias, tomando sobre sí el peso de la vergüenza.
El camino de la misericordia
“José escoge esta segunda vía: la vía de la misericordia”, subraya el Pontífice, pues en el centro de esa crisis, precisamente mientras piensa y evalúa todo esto, Dios enciende en su corazón una luz nueva, porque la maternidad de María no procede de una traición, sino que es obra del Espíritu Santo, y el niño que nacerá es el Salvador (cfr. v. 20-21).
“María será la madre del Mesías y él será su custodio. Al despertar, José comprende que el mayor sueño de todo pío israelita -ser el padre del Mesías- se está haciendo realidad en él de modo absolutamente inesperado.
Confianza en Dios
Ante esta desconcertante noticia, y más allá de la Ley, José confía en Dios “por encima de todo, acoger a María y a su hijo.
“En otras palabras, José deberá renunciar a sus confortantes certezas, a sus planes perfectos, a sus legítimas expectativas, y abrirse a un futuro enteramente por descubrir. Y a Dios, que estropea sus planes y le pide que se fíe de Él, José responde sí.
Una valentía heroica
El Papa describe esta elección como una “valentía es heroica” y en “silencio”, es decir, “José se fía, acoge, se hace disponible, no pide más garantías”. Entonces, Francisco plantea una interrogante: ¿qué nos dice José hoy a nosotros?.
“También nosotros tenemos nuestros sueños, y quizá en Navidad pensamos más en ellos, los discutimos juntos. Quizá añoramos algunos sueños rotos, y vemos que las mejores esperanzas a menudo deben enfrentarse a situaciones inesperadas, desconcertantes. Cuando esto sucede, José nos indica el camino: no hay que ceder a los sentimientos negativos, como la rabia y la cerrazón, ¡este es un camino equivocado! Por el contrario, debemos acoger las sorpresas de la vida, incluidas las crisis, teniendo en cuenta que cuando se está en crisis no hay que decidir apresuradamente, según el instinto, sino que, como José, es preciso “considerar todas las cosas” (cfr. v. 20) y apoyarse en el criterio principal: la misericordia de Dios”.
No ceder a la cerrazón y la rabia
El Santo Padre asegura que cuando se habita la crisis sin ceder a la cerrazón, a la rabia y al miedo, teniendo la puerta abierta a Dios, Él puede intervenir.
“Él es experto en transformar las crisis en sueños: sí, Dios abre las crisis a perspectivas nuevas, quizá no como nosotros nos esperamos, sino como Él sabe. Son los horizontes de Dios: sorprendentes, pero infinitamente más amplios y hermosos que los nuestros”
NOTA RELACIONADA.
Francisco preocupado por el Cáucaso: Encontrar soluciones de paz
Francisco expresó su preocupación por la situación humanitaria en Nagorno-Karabaj, donde desde el 12 de diciembre los azeríes han bloqueado el corredor de Lachin, único enlace con Armenia, aislando a miles de personas e impidiendo el suministro de alimentos y medicinas. Un pensamiento también para Ucrania: “Que la Virgen María toque el corazón de quienes pueden detener la guerra. No olvidemos el sufrimiento de ese pueblo”.
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano, 181222.
La preocupación del Papa Francisco por los 120.000 armenios de Nagorno-Karabaj, entre ellos 30.000 niños, actualmente aislados y sin alimentos, medicinas ni artículos de primera necesidad, se dirige al bloqueo del corredor de Lachin. Al final del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa expresó su aprensión por la situación humanitaria en la República de Artsaj, donde, desde el pasado 12 de diciembre, los azeríes, por supuestas “razones medioambientales”, han bloqueado la porción de tierra de unos nueve kilómetros de ancho que representa el único enlace entre Armenia y Nagorno-Karabaj.
Me preocupa la situación en el corredor de Lachin, en el Cáucaso Sur. En particular, me preocupan las precarias condiciones humanitarias de las poblaciones, que corren el riesgo de deteriorarse aún más durante la estación invernal.
Soluciones pacíficas por el bien del pueblo
El Papa hace un llamamiento “a todos los implicados para que se comprometan a encontrar soluciones pacíficas por el bien de la población”.
Además del aislamiento y la imposibilidad de conseguir suministros, muchas familias están separadas y muchos enfermos no pueden llegar a Armenia para recibir atención médica adecuada. En los últimos días, se ha cerrado el gasoducto de Armenia a Artsaj, que atraviesa el territorio bajo control azerbaiyano. Un duro golpe dadas las adversas condiciones meteorológicas. La Unión Europea (UE) pidió inmediatamente a las autoridades azerbaiyanas que garantizaran la libertad y la seguridad de circulación a lo largo del Corredor, en consonancia con la declaración trilateral de 9 de noviembre de 2020 firmada por Rusia, Armenia y Azerbaiyán. El bloqueo del Corredor causa considerables problemas a la población local, advirtió la UE, creando graves situaciones humanitarias.
El sufrimiento de Ucrania
Hoy, nuevamente un llamamiento mundial del Papa desde la ventana del Palacio Apostólico, desde donde no dejó -como en cada Ángelus desde el 24 de febrero- de expresar un pensamiento para Ucrania herida por el conflicto. El Pontífice se encomienda a la Virgen María: a Ella, dice, “le pedimos que toque el corazón de quienes pueden detener la guerra en Ucrania”.
No olvidemos el sufrimiento de ese pueblo, especialmente los niños, los ancianos, los enfermos. Recemos, recemos.
Restablecimiento de la electricidad en el país
Desde Ucrania llega la noticia -comunicada por el propio presidente, Volodymyr Zelensky- de que en las últimas 24 horas se ha restablecido el suministro eléctrico a casi 6 millones de habitantes, tras la serie de ataques con misiles rusos que el viernes tuvieron como objetivo varias infraestructuras energéticas. “Los trabajos de reparación continúan sin cesar tras el atentado terrorista de ayer”, declaró el Jefe del Estado. Sin embargo, sigue habiendo problemas con la calefacción y “graves problemas con el suministro de agua” en algunas partes de Ucrania. Las zonas que se enfrentan a “la situación más difícil”, según Zelensky, son Kiev, Lviv y Vinnytsia. Pero hay otras zonas que siguen sufriendo “perturbaciones a gran escala”, como la ciudad de Dnipro y las regiones de Dnipropetrovsk, Volyn, Zhytomyr, Zakarpattia, Ivano-Frankivsk, Odessa, Poltava, Ternopil y Chernihiv.
Por su parte, el asesor de la Oficina del Presidente de Ucrania, Oleksiy Arestovych, afirmó en una emisión que la guerra no terminará antes del próximo verano. Se puede calificar de conflicto prolongado”, dijo, “es decir, de un año y medio a dos años”. Un conflicto prolongado no agrada a nadie y es parcialmente peligroso”.