Donde hay mucho Yo, “hay poco Dios”: Papa

El Papa en el Ángelus: “Donde hay demasiado yo, hay poco Dios”

Antes del rezo del Ángelus el Santo Padre reflexiona sobre la parábola del fariseo y el publicano, con sus dos movimientos “subir” y “bajar” que ayudan a lograr el “humilde” encuentro con Dios en la oración.

 

Johan Pacheco, Ciudad del Vaticano. (VN, 231022).

 

“Dos hombres subieron al templo a orar” (Lc 18, 10) pero solo uno de ellos lo hace con humildad, recuerda el Papa Francisco en el Ángelus del XXX domingo del Tiempo Ordinario, en la reflexión antes del rezo del Ángelus junto a los peregrinos de la Plaza San Pedro en el Vaticano.

 

“El Evangelio de la liturgia de hoy nos presenta una parábola que tiene dos protagonistas, un fariseo y un publicano (cf. Lc 18,9-14), es decir, un religioso y un pecador declarado”, dice Francisco en su meditación dominical. Y destaca los dos movimientos del pasaje bíblico, “expresados por dos verbos: subir y bajar”.

 

Subir al encuentro con Dios

Sobre la acción de quien sube a orar, explica el Santo Padre que “este aspecto recuerda muchos episodios de la Biblia, en los que para encontrar al Señor se sube a la montaña de su presencia: Abraham sube a la montaña para ofrecer el sacrificio; Moisés sube al Sinaí para recibir los mandamientos; Jesús sube a la montaña, donde se transfigura”.

 

Por tanto, resalta que “subir”, dice: “expresa la necesidad del corazón de desprenderse de una vida plana para encontrarse con el Señor; de levantarse de las llanuras de nuestro ego para ascender hacia Dios; de recoger lo que vivimos en el valle para llevarlo ante el Señor”.

 

Bajar al encuentro con Dios

Y luego el Papa Francisco reflexiona sobre el segundo movimiento de la parábola: “bajar”. Indicando que para experimentar en la oración el encuentro con Dios, también es necesario “descender dentro de nosotros mismos: cultivar la sinceridad y la humildad de corazón, que nos permiten mirar con honestidad nuestras fragilidades y nuestra pobreza”.

 

Insiste el Papa en que “la humildad nos hacemos capaces de llevar a Dios, sin fingir, lo que somos, las limitaciones y las heridas, los pecados y las miserias que pesan en nuestro corazón, y de invocar su misericordia para que nos cure y nos levante. Cuanto más descendemos en humildad, más nos eleva Dios”, afirma.

 

El fariseo y el publicano

Contrastando el comportamiento de los dos personajes de la parábola resalta como el publicano “se pone humildemente a distancia (cf. v. 13), pide perdón y el Señor lo levanta”. En cambio, el fariseo “se exalta a sí mismo, seguro de sí mismo, convencido de que está bien: de pie, se pone a hablar con el Señor sólo de sí mismo, alabándose, enumerando todas sus buenas obras religiosas, y desprecia a los demás”.

 

La actitud del fariseo, el Papa Francisco la denomina “soberbia espiritual: te lleva a creerte bueno y a juzgar a los demás. Y así, sin darte cuenta, adoras a tu propio yo y borras a tu Dios”, dice.

 

El Pontífice invitó a los fieles a examinar de manera personal “la presunción interior de ser justos” (Lc 18, 9) que como el fariseo “lleva a despreciar a los demás”.

 

“Ocurre, por ejemplo, cuando buscamos cumplidos y enumeramos siempre nuestros méritos y buenas obras, cuando nos preocupamos por aparentar en lugar de ser, cuando nos dejamos atrapar por el narcisismo y el exhibicionismo”, dijo el Papa.

 

La vanagloria del narcisismo y exhibicionismo

Y finalmente exhortó a cuidarse del narcisismo y del exhibicionismo, “basado en la vanagloria, que también nos lleva a nosotros los cristianos, a nosotros los sacerdotes, a nosotros los obispos, a tener siempre la palabra “yo” en los labios: yo hice esto, yo escribí aquello, yo dije aquello, yo entendí aquello, etc. Donde hay demasiado yo, hay poco Dios”.

 

El Papa rezó la oración del Ángelus pidiendo la María Santísima su intercesión: “la humilde esclava del Señor, imagen viva de lo que el Señor ama realizar, derrocando a los poderosos de sus tronos y levantando a los humildes (cf. Lc 1,52)”.

 

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El Papa invita a la oración por la paz de Etiopía y Ucrania

En sus llamamientos, luego de rezar el Ángelus, Francisco pidió intensificar la oración por las naciones en guerra como Etiopía y Ucrania, y por los países de África afectados por las inundaciones.

 

Vatican News, 231022.

 

El Santo Padre expresó luego de la oración del Ángelus de este domingo su preocupación por las naciones que siguen sufriendo por la violencia y la guerra, como en Etiopía y Ucrania, donde los conflictos acaban con la paz social y las vidas humanas.

 

“Sigo con inquietud la situación de conflicto que continúa en Etiopía. Una vez más, repito con sincera preocupación que la violencia no resuelve la discordia, sino que sólo aumenta sus trágicas consecuencias”, expresó el Papa.

 

“Pongan fin al sufrimiento de la población”

Y haciendo un llamado a los responsables políticos, pidió “pongan fin al sufrimiento de la población indefensa y encuentren soluciones equitativas para una paz duradera en todo el país. Que los esfuerzos de las partes por el diálogo y la búsqueda del bien común conduzcan a un camino concreto de reconciliación. Que no falte nuestra oración, nuestra solidaridad y la necesaria ayuda humanitaria para nuestros hermanos etíopes, tan probados”.

 

También el Pontífice reitera su llamado por la paz en Ucrania, invitando a unirse a la oración que se efectuara este martes 25 de octubre en el Coliseo de Roma: “Un grito por la paz” junto a representantes de iglesias y comunidades cristianas.

 

“Sigamos rezando”

“Los invito a unirse espiritualmente a esta gran invocación a Dios: la oración es el poder de la paz. Recemos, sigamos rezando por Ucrania, que está tan martirizada”, indicó.

 

De igual manera, el Santo Padre expresó su tristeza y cercanía por las poblaciones que afectados por las inundaciones en varios países de África: “Rezo por las víctimas y estoy cerca de los millones de desplazados, y deseo un mayor esfuerzo común para prevenir estas calamidades”.

 

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Papa Francisco se inscribe en la JMJ de Lisboa

Desde la ventana del Palacio Apostólico, a través de una tableta y junto a algunos jóvenes portugueses, Francisco da inicio al proceso de inscripción para la próxima JMJ que se celebrará en Lisboa, Portugal, en agosto de 2023.

Paolo Ondarza, Ciudad del Vaticano. (VN, 231022).

 

Con un clic en su tableta, tras la oración mariana del Ángelus, el Papa se inscribió en la 37ª Jornada Mundial de la Juventud. Frente a él, desde la ventana del Palacio Apostólico, algunos jóvenes universitarios portugueses residentes en Roma tuvieron el mismo gesto y abrieron juntos la inscripción para este esperado evento.

 

“Hoy se abre la inscripción para la 37ª Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Lisboa en agosto de 2023. He invitado a dos jóvenes a estar aquí conmigo, ya que también me inscribo como peregrino”.

 

“Aquí, me he registrado. Queridos jóvenes, los invito a inscribirse en este encuentro en el que, después de un largo período de distancia y aislamiento, redescubriremos la alegría del abrazo fraterno entre pueblos y entre generaciones, el abrazo de la reconciliación de la paz, que tanto necesitamos.”

 

Cómo inscribirse en la JMJ

La Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa comenzará en 281 días y se celebrará del 1 al 6 de agosto de 2023.  La inscripción puede realizarse a través de la página web lisboa2023.org. El acceso a todos los actos de la JMJ de Lisboa es gratuito: desde la Misa de Apertura hasta el encuentro con el Papa, pasando por el Vía Crucis, la Vigilia y la Celebración Eucarística de Clausura. El Comité Organizador Local (COL) de la JMJ de Lisboa con el objetivo de ayudar a los peregrinos a acceder de forma organizada a una serie de servicios, como el alojamiento, la comida, el seguro de accidentes personales, el transporte y el kit del peregrino, puso a su disposición diferentes paquetes en función de la duración de la estancia.

 

El tema elegido por el Papa Francisco para la JMJ de Lisboa es “María se levantó y se fue deprisa”, tomado del Evangelio de Lucas (Lc 1,39). La frase bíblica está al principio de la historia de la Visitación, la visita de María a su prima Isabel. Dirigiéndose en particular a los jóvenes, instándoles a ser misioneros valientes, el Papa escribe en la Exhortación Apostólica Christus vivit: “¿A dónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: Él nos envía a todos. El Evangelio no es para algunos, sino para todos” (CV 177).