Estos son los mártires asesinados por indígenas de los que pocos hablan en Canadá y en el mundo
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa, 270722.
El Papa Francisco visita Canadá desde el pasado 24 de julio y ya ha pedido perdón a los indígenas en varias ocasiones, reconociendo incluso que no es suficiente pero sí un punto de partida hacia la reconciliación. Sin embargo, son pocos los que recuerdan a los mártires jesuitas asesinados por pueblos indígenas en América del Norte.
En septiembre de 1984, el Papa San Juan Pablo II presidió una liturgia de la palabra con los pueblos indígenas de Canadá en el Santuario de los Mártires, evento al que acudieron unas 75 mil personas.
Allí recordó a los sacerdotes jesuitas franceses Jean de Brébeuf, Isaac Jogues, Gabriel Lalemant, Antoine Daniel, Charles Garnier y Noël Chabanel, asesinados entre los años 1642 y 1649.
“Inflamados de amor por Cristo e inspirados por San Ignacio de Loyola, por San Francisco Javier y otros grandes santos de la Compañía de Jesús, estos sacerdotes vinieron al Nuevo Mundo para proclamar el Evangelio de Jesucristo a los pueblos autóctonos de este país”, dijo el Papa polaco en su homilía.
“Hacía parte de ese grupo de misioneros dos hermanos laicos: René Goupil y Jean de la Lande. Con igual coraje y fervor, ayudaron a los sacerdotes en su obra, dieron prueba de gran dedicación y servicio a los indígenas, y con el sacrificio de su vida consiguieron la corona del martirio”, explicó San Juan Pablo II.
Estos misioneros llegaron a Canadá en el siglo XVII, para evangelizar a los pueblos indígenas como los hurones y los iroquenses.
Cinco de ellos sufrieron el martirio en el territorio de la actual Canadá: Jean de Brèbeuf (16 de marzo, 1649), Antoine Daniel (4 de julio de 1648), Gabriel Lallemant (17 de marzo de 1649), Carlos Garnier (7 de diciembre de 1649) y Noël Chabanel (8 de diciembre de 1649).
Los otros tres fueron martirizados en el territorio que corresponde ahora a Estados Unidos: el P. Isaac Yogues (18 de octubre de 1646), y los laicos René Goupil (29 de septiembre de 1642) y Jeann de La Lande. (19 de octubre de 1646).
Su vida al servicio de los indígenas
San Jéan de Brébeuf se dedicó a enseñar y catequizar a los hurones que lo llamaron Echon, en su idioma. La facilidad para los idiomas del santo le permitió conocer más de su cultura y espiritualidad.
Las conversiones se fueron dando lentamente. En 1635 pudo bautizar a algunos hurones. El número subió a 86 en 1636.
En 1640, tras una misión sin éxito, el P. Brébeuf se rompió la clavícula y fue enviado a Quebec para recuperarse. Enseñó el hurón y era confesor de religiosos, también predicaba a los colonos franceses.
Hacia 1642 compuso un villancico hurón, la canción navideña más antigua de Canadá. Para 1647 las conversiones de los hurones a la fe católica ya se contaban por miles.
El martirio de los jesuitas a manos de indígenas
El P. Brébeuf fue capturado junto con el P. Gabriel Lalemant cuando los iroqueses destruyeron la Misión de Saint-Louis. Estos indígenas torturaron a los misioneros y a los nativos conversos antes de matarlos.
Cuando mataron a San Jéan de Brébeuf, entre otros tormentos le echaron agua hirviendo en la cabeza como burla al Bautismo y tomaron su sangre, pensando que así podrían obtener el valor que mostró el sacerdote ante las torturas.
Los indígenas mohawk mataron a los sacerdotes Antoine Daniel, Carlos Garnier y Noël Chabanel en el pueblo de Ossernenon entre 1642 y 1646.
En septiembre de 1984, el Papa San Juan Pablo II dijo que “mientras ofrendaban su vida, estos misioneros miraban al futuro, al día en que los autóctonos llegaran a la madurez plena y asumieran un rol de liderazgo en su Iglesia”.
“San Jéan de Brébeuf soñaba con una iglesia plenamente católica y plenamente huroniana”, subrayó.
El Papa Pío XI canonizó a estos mártires en 1930. Su fiesta se celebra el 19 de octubre.
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