Biden y López Obrador se reúnen: ¿pura retórica y pocos resultados concretos?
(DW, 100722).- Los presidentes de México y Estados Unidos se reunirán para tratar problemas comunes como la migración y el narcotráfico. Pero entre ambos falta la química y la política interna está en primer plano.
Las relaciones entre los Gobiernos de México y Estados Unidos no pasan por su mejor momento. La reforma energética del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador amenaza miles de millones de dólares de inversión estadounidense en energías renovables. Hace cinco semanas, López Obrador boicoteó la Cumbre de las Américas, con la que el Gobierno estadounidense quería revitalizar su relación con América Latina. Hace una semana, el presidente de México defendió al fundador de Wikileaks Julian Assange y lanzó una campaña para desmantelar la Estatua de la Libertad en Nueva York.
Por todo esto, muchos otros jefes de Estado se enfrentarían a un castigo estadounidense. En cambio, López Obrador recibió una invitación a Washington. El próximo martes (12.07.2022) se reunirá con el presidente estadounidense Joe Biden. Porque los socios de libre comercio que son México y EE. UU. se necesitan mutuamente para hacer frente a los desafíos globales, desde la migración hasta las cadenas de suministro y el tráfico de drogas.
Poco talento, poca estrategia
Los expertos, sin embargo, esperan pocas novedades de la reunión. Porque los dos señores de 68 y 79 años no se llevan bien. “López Obrador con Trump funcionó mejor”, dijo a DW Rodrigo Montes de Oca, del Centro para Estados Unidos y México, del Instituto Baker, en Houston. “Veo falta de voluntad política para mejorar la relación por parte de México, mala estrategia por parte de EE. UU. y poco talento diplomático por ambas partes”, resume.
Además, ambos tienen un ojo puesto en sus propias prioridades domésticas. Para Biden, se trata de las elecciones intermedias al Congreso en otoño. El presidente de México ya está haciendo campaña para su sucesión en 2024 y espera ganar puntos con golpes bajos contra Estados Unidos, ante la ausencia de resultados presentables en política económica y de seguridad.
La migración a la luz de la política interior
“El tema que define las relaciones bilaterales es la migración”, asegura a DW Lila Abed, subdirectora del Instituto México, en el centro de estudios estadounidense Wilson Center. “La migración es un peligro para Biden de cara a las elecciones de mitad de mandato, porque los republicanos intentarán arrebatarle el control del Congreso con este asunto”. Por lo tanto, necesita un acuerdo con México, y López Obrador, a su vez, sabe que México tiene la llave de la frontera sur de Estados.
El presidente de México exige un aumento del número de visados temporales de trabajo concedidos por EE. UU. a trabajadores mexicanos, a cambio de sellar la frontera sur estadounidense. También quiere que se apoye económicamente la integración de los migrantes que se quedan en México. Quiere invertir el dinero sobre todo en el estructuralmente débil sur de México, su bastión electoral.
Mala imagen, confianza mermada
Así que ambos se ocupan principalmente de la política interna en materia de migración. Abed espera algún tipo de acuerdo, pero que luego se aplique es otra cuestión, señala. “Tanto las visas de trabajo como más dinero requieren la aprobación del Congreso de Estados Unidos”, añade Montes de Oca, “y López Obrador tiene muy mala imagen entre los representantes y senadores en Estados Unidos”.
Esto tiene que ver principalmente con la contrarreforma energética y con nuevas violaciones del acuerdo de libre comercio. Pero también con problemas de cooperación en materia de seguridad. López Obrador se ha abstenido de enfrentarse militarmente a los cárteles y ha expulsado a numerosas unidades de la DEA estadounidense. “Esto ha erosionado la confianza”, dice Abed. “Para Estados Unidos, frenar el tráfico de drogas es una prioridad; para México, frenar el tráfico de armas es una prioridad. Pero la única manera de abordar estos dos retos es trabajar juntos”, subraya.
“Pocos resultados concretos”
Con todo, Montes de Oca es escéptico sobre la reunión: “Espero pura retórica y pocos resultados concretos”, dijo. No sería la primera vez que López Obrador le diga a Estados Unidos lo que quiere oír y luego explique que no lo dijo en serio. Esto ya ocurrió durante la visita del enviado especial de Estados Unidos para la protección del clima, John Kerry. Pero no está claro si este truco volverá a funcionar. “Estados Unidos tiene ciertamente posibilidades de presionar a la economía mexicana y, por tanto, también al presidente a través del tratado de libre comercio”, advierte Abed.
Sin embargo, aunque no haya chispa entre los dos presidentes, ambos países están vinculados de tantas maneras que la cooperación a nivel cultural, académico, económico y administrativo simplemente continúa como siempre. Bajo la política exterior personalista de Trump por Twitter, este aspecto perdió parte de su importancia. Sin embargo, apunta Abed, “con Biden, la relación bilateral se ha reinstitucionalizado”.