El Papa reza en la Plaza de España a los pies de la Inmaculada por los que sufren
El Papa acudió esta mañana, a las 6.15 (hora local), ante la estatua mariana del centro de Roma para realizar un acto privado de veneración a la Virgen María. El Pontífice pidió a la Virgen “el milagro de la curación para los pueblos que sufren gravemente las guerras y la crisis climática” y “de la conversión, para que derrita el corazón de piedra de quienes construyen muros para alejar de sí el dolor de los demás”. Después, se dirigió a rezar en la Basílica de Santa María la Mayor.
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano. (VN, 081221).
Mientras la ciudad de Roma todavía dormía, con una temperatura de 4°C y el cielo todavía teñido de un azul brumoso, el coche que transportaba al Papa Francisco llegó a la Plaza de España. Eran alrededor de las 6.15 horas y en la plaza donde se levanta el monumento dedicado a la Inmaculada Concepción sólo había bomberos, algunos comerciantes preparando sus negocios, junto con un pequeño grupo de fotógrafos y fieles, uno de los cuales rompió el silencio gritando: “¡Papa Francisco, nos vemos a las 12 en la plaza de San Pedro!”.
Con paso lento y la cabeza inclinada, sosteniendo una cesta de rosas blancas, el Pontífice, nada más bajar del coche, se dirigió hacia la estatua de la Virgen María, para rendirle homenaje en el día de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Allí el Santo Padre se detuvo unos instantes en oración, de pie y solo, con las manos unidas, para pedir a la Virgen María “el milagro de la curación para los pueblos que sufren gravemente las guerras y la crisis climática”, según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El Papa también invocó a la Virgen el milagro “de la conversión, para que derrita el corazón de piedra de quienes construyen muros para alejar de sí el dolor de los demás”. Inmediatamente después, se dirigió a la basílica de Santa María la Mayor, donde “continuó su oración ante la imagen de María Salus Populi Romani”.
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El Papa: “Que para todos brille la estrella de la torre de María”
En su vídeo mensaje a los fieles que peregrinan en la arquidiócesis española de Barcelona, el Papa Francisco se une con un cordial saludo franciscano en el momento en que se enciende la estrella de la torre de la Virgen María en la basílica de la Sagrada Familia
(Vatican News, 081221).
“¡Paz y bien! Y con este cordial saludo franciscano, me uno a todos ustedes desde Roma en este momento en que se enciende la estrella de la torre de la Virgen María en la basílica de la Sagrada Familia”. Con estas palabras comienza el Santo Padre su vídeo mensaje dirigido a los fieles que peregrinan en la arquidiócesis española de Barcelona. Además, el Papa desea hacer llegar su saludo “a los más pobres de esa gran ciudad, a los enfermos, a los afectados por la pandemia del Covid-19, a los ancianos, a los jóvenes que por diferentes situaciones ven comprometido su futuro, a las personas que están viviendo momentos de prueba”.
“Queridos amigos, para todos ustedes brilla hoy la estrella de la torre de María”
Caminar sinodalmente
El Obispo de Roma afirma que junto a sus hermanos – el arzobispo cardenal Juan José Omella y sus tres obispos auxiliares – “caminan juntos”, es decir, “sinodalmente, tanto los fieles laicos – niños, adolescentes, jóvenes y adultos – como los miembros de la vida consagrada, los seminaristas, los diáconos y sacerdotes”.
Y agrega que “en este camino sinodal los ilumina desde hoy esta estrella que el gran arquitecto Antoni Gaudí soñó que coronaría la torre de la Virgen María”.
María Inmaculada, “una obra maestra”
De María, Francisco recuerda que “es la Estrella de la nueva evangelización”. Por esta razón, “elevando nuestros ojos a la estrella que corona la torre”, los invita a que contemplen a la Madre, “porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño”, tal como se lee en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 288.
“Hoy celebramos la solemnidad de María Inmaculada, ¡ella sí que es una obra maestra!”
“En perfecta sintonía con el designio de Dios sobre ella”, el Pontífice dice que la Virgen María “se convirtió en la más santa, humilde, dócil y transparente ante Dios”. Y recuerda que:
“Gaudí quiso que este misterio coronara el portal de la fe – el primero que construyó – para que, al desgranar la oración a la Santísima Trinidad, que rescribe por toda la basílica, aprendiésemos a ser, como María, templo de este misterio, y a dar culto a Dios en espíritu y en verdad”
Tras destacar que el Evangelio de san Lucas se refiere a ella como la “llena de gracia”, el Papa agrega: “También nosotros nos dirigimos a ella de ese modo en cada Ave María que rezamos, sintiendo siempre su presencia materna y entrañable. Ella está llena de la presencia de Dios, que se ha hecho carne en su seno”.
“Por eso, Gaudí también la coloca en el centro del portal de la caridad, ofreciéndonos al Niño Dios bajo la atenta mirada de san José, para que entremos en su Iglesia inflamados de amor a Dios y a los hombres”
Seguir el ejemplo de la Virgen
El Santo Padre los anima a seguir el ejemplo de la Virgen María “con gestos cotidianos de amor y de servicio”, y a tener en cuenta que “la belleza inmaculada de nuestra Madre es inimitable”. Y, al mismo tiempo, “nos atrae”. También destaca que cuando se reza con ella “meditamos los misterios de la vida de Jesús, pero también discernimos el camino que Él nos indica y recibimos la fuerza para rechazar las tentaciones de la violencia o del beneficio inmediato”.
“No rotundo al pecado”
“Que esta estrella que brilla desde hoy los ilumine para que, desgranando las cuentas del rosario, digan ‘sí’ una vez para siempre a la gracia del Señor y den un ‘no’ rotundo al pecado”
“Que Barcelona sea más habitable y acogedora para todos”
Al reafirmar que él también se une a sus oraciones que, Francisco les dice que reza “para que cada uno de ustedes haga que Barcelona sea más habitable y acogedora para todos”. Por esta razón, el Papa encomienda “de manera especial a aquellas personas que desempeñan roles de mayor responsabilidad”. Y después de manifestarles su deseo de “que la Virgen María les obtenga sabiduría, prontitud en el servicio y amplitud de miras”, el Santo Padre manifiesta: “Que Santa María vele con su estrella luminosa por las familias. Ella, formando la Sagrada Familia de Nazaret junto al Niño Jesús y a san José, vivió situaciones similares a tantas familias como las de ustedes”.
“Gaudí lo representó en el portal de la esperanza, expresando con el rostro de los obreros los sufrimientos y las dificultades que los ponían en comunión con los que sufrió la Sagrada Familia, el destierro a Egipto de tantos pobres que buscan un futuro mejor o huyen del mal; la muerte de tantos inocentes que se unen a los de Belén”
Examinar las propias responsabilidades
Francisco pide también que María vele por sus hogares, por sus escuelas, universidades, oficinas, comercios, hospitales y cárceles. Mientras desgranando la corona de los dolores les pide que “no dejen de rezar por los pobres, los excluidos, porque ellos están en el corazón de Dios”.
“Y tantas veces nosotros somos responsables de la pobreza y de la exclusión de ellos. Aprovechemos para examinarnos, cuánta responsabilidad tenemos en esto”
Irradiar por doquier la alegría del Evangelio
Además, el Papa no se olvida del Plan Pastoral Diocesano, por lo que formula su deseo de que “esta estrella encendida de la torre de la Virgen María” también los ilumine, para que irradien “por doquier la alegría del Evangelio”. También para que a partir del encuentro con Cristo “crezcan en fraternidad, en el anuncio de la Buena Nueva del Evangelio a los jóvenes, en la acogida a los pobres y marginados, desde el discernimiento propio de quien tiene el oído muy fino para saber escuchar el Espíritu y un corazón totalmente dispuesto para cumplir lo que Él nos pide”.
Un árbol sin raíces no crece ni florece
“No se olviden del árbol, no se olviden de los ancianos. Un árbol sin raíces no crece, no florece. No descartemos a los ancianos, no son material de descarte, son memoria viva. De ellos viene la savia que hace crecer todo”
Antes de despedirse con su bendición y de pedirles que no se olviden de rezar por él, el Papa añade: “Ayudemos al diálogo entre jóvenes y ancianos, para que sea traspasada esa sabiduría que los hará crecer y florecer”.