La Consumación de la Independencia: una tarea permanente
3 septiembre 2021
Síntesis del mensaje
Pbro. Lic. Jesús Treviño Guajardo
El comunicado que los obispos mexicanos presentan hoy, titulado “La Consumación de la Independencia: una tarea permanente”, se ha elaborado entre dos coordenadas: por un lado, el deber cívico de reconocer las gestas que dieron vida a nuestra Patria; y por otro, el deber moral de buscar aproximarse a la verdad respecto a las raíces que nos han configurado como nación, para continuar, de manera consciente, promoviendo estructuras de libertad que permitan a nuestro pueblo gozar de una vida digna.
Ambos deberes son imperativos para aquellos que creemos que Dios se comunica a los pueblos, utilizando su mismo lenguaje y en medio de la historia, suscitando expresiones de gratitud y esperanza, como la de quien voltea a ver el camino recorrido, observa las batallas perdidas y ganadas, reconoce sus errores y aciertos, y sin embargo, de pronto cae en la cuenta de que sigue en pie, con mayor sabiduría para continuar la jornada.
Los obispos hoy ofrecen una palabra con ocasión del bicentenario de la Consumación de la Independencia, misma que no pretende sustituir la voz de los especialistas que se dedican a la investigación histórica, sino que más bien pretende sumarse, con actitud respetuosa, a la reflexión que la ocasión amerita.
Este comunicado se inserta en el cauce de la sinodalidad, es decir, del ejercicio de caminar juntos unidos por una esperanza, el cual ha formado parte del estilo de vida misionero de la Iglesia y ahora, de manera enfática, nos exhorta a vivir el papa Francisco. También está en sintonía con nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, que nos dispone a re-conocer nuestra situación actual, así como a tomar decisiones en favor de la conformación de la “Casita Sagrada”, un espacio común capaz de dar vida, nutrir, fortalecer, liberar y dignificar a toda persona que habite en este suelo, como lo ha querido nuestra madre Santa María de Guadalupe.
El primer apartado, denominado “Una mirada iluminadora de la Consumación de la Independencia”, hace un análisis de los fundamentos histórico-políticos que coadyuvaron en la realización de dicha empresa, cuyo coronamiento se verificó con la entrada triunfal del Ejército Trigarante, el 27 de septiembre de 1821 y la Declaración de la Independencia del 28 de septiembre del mismo año, puntualizando que para llegar a ello, se tuvo que fraguar todo un proyecto de conciliación entre las diferentes partes que, si bien coincidían en ideales de libertad y soberanía, habían emprendido rutas distintas para lograrlo.
Así, el proyecto se construyó primero sobre el reconocimiento provisional de la Constitución española de Cádiz, y después sobre el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, los cuales lograron obtener un consenso y al mismo tiempo garantizar: la igualdad de derechos ciudadanos para todos los habitantes, la independencia absoluta, una mayor representación y participación políticas, una división territorial más acorde con la realidad administrativa y geográfica del entonces territorio nacional. Asimismo, fue necesario ponderar la gran diversidad regional y la necesidad de un poder ejecutivo fuerte y estable para concentrar los esfuerzos en la búsqueda del bien común.
Este proyecto, cuyo autor fue el militar Agustín de Iturbide, apoyado por un gran número de personajes, entre los que destacan; los insurgentes Vicente Guerrero y Pedro Asencio, y el político español Juan O’Donojú; tuvo la eficacia de conciliar a prácticamente todos los grupos existentes en el territorio: indígenas, criollos, castas, peninsulares, eclesiásticos, militares, comerciantes, funcionarios, universitarios; ciudades, villas, pueblos, corporaciones y gobernantes, los cuales se experimentaron incluidos y amparados.
Por otra parte, el segundo apartado, titulado “Una historia que nos llama a la unidad en la reconciliación”, nos invita a asimilar la enseñanza que nos ha dejado esta gesta particular, y por consiguiente a promover modos nuevos de resolver nuestros problemas actuales a través de consensos, del respeto por la Constitución, y del reconocimiento del derecho a la libertad y a la igualdad.
El significado de los colores de nuestra bandera; el verde de la Independencia, el blanco de la Religión y el rojo de la Unión; nos ayuda a considerarnos como parte de un Estado que continúa defendiendo su soberanía, promueve del derecho a la libertad religiosa, y busca la unidad de su pueblo en la salvaguarda de los derechos garantizados por una experiencia plenamente democrática y plural.
Finalmente, tomando en cuenta el discurso del papa Francisco a la comunidad del Colegio Mexicano en Roma, en la audiencia del 20 de marzo de 2021; y el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, la presente reflexión busca movernos a la acción para tener una mirada de reconciliación que sea capaz de tejer los hilos debilitados de nuestra sociedad, una mirada de fraternidad capaz de promover la interacción entre las culturas que habitan en nuestro país, una mirada que facilite la comunión, la participación y que anime a todos a respetar nuestra casa común, una mirada que sea el fundamento de la construcción de modelos eclesiales que reaviven el carácter misionero y evangelizador de nuestra Iglesia.