¿Por qué los Caballeros de Colón animan a celebrar el Día del Matrimonio este 13 de julio?
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa, 130721.
Los Caballeros de Colón en Polonia animan a los católicos casados a celebrar este 13 de julio el Día del Matrimonio, al celebrarse un aniversario más de la boda de los santos Luis y Célia Martin, los padres de Santa Teresita de Lisieux.
“En este día especial, los Caballeros de Colón quieren invitar a todas las parejas casadas sacramentalmente a rezar por sus cónyuges”, dicen los Caballeros de Colón polacos en su sitio web.
Los miembros de esta organización laical, que realiza una gran labor de caridad en todo el mundo, exhortan a los casados a celebrar juntos en sus parroquias y a renovar sus votos matrimoniales en este día.
Los Caballeros de Colón recuerdan además que “los cónyuges son responsables el uno del otro, por lo que el Día del Matrimonio es una buena oportunidad para dar gracias por su cónyuge, y si su matrimonio está pasando por momentos difíciles, para pedir la ayuda de Dios para superar los problemas”.
La organización laical resalta asimismo que “este día es especialmente importante hoy, cuando a menudo se pone en duda el valor del sacramento del matrimonio y se celebran días mucho menos importantes que este”.
“Queremos que este día –el Día del Matrimonio– se identifique con todos los cónyuges que, juntos y de pleno acuerdo, hicieron el voto matrimonial ante Dios y quieren perseverar en él durante el resto de sus vidas”, subrayan.
El 3 de julio se inició una novena a Santa Celia y San Luis Martin, padres de Santa Teresa del Niño Jesús o Santa Teresita de Lisieux, como preparación al Día del Matrimonio.
El 12 de julio, en la conmemoración litúrgica de los esposos Martin, se celebró una Misa solemne y hubo una conferencia.
Los Caballeros de Colón animan a asistir a Misa del 13 de julio con la renovación de los votos matrimoniales, a recitar las letanías de los santos Luís y Celia Martin, y a reunirse con otros cónyuges después del servicio para celebrarlo juntos.
Los Caballeros de Colón existen desde el 29 de marzo de 1882. Su fundador es el Beato Padre Michael J. McGivney.
La biografía de los santos Luis y Célia, publicada por el Vaticano, refiere que los padres de Santa Teresita se conocieron en 1858.
Un día, Célia, “al cruzarse con un joven de noble fisonomía, semblante reservado y dignos modales, se sintió fuertemente impresionada y oyó interiormente que ese era el hombre elegido para ella. En poco tiempo los dos jóvenes llegaron a apreciarse y amarse, y el entendimiento fue tan rápido que contrajeron matrimonio el 13 de julio de 1858, tres meses después de su primer encuentro”.
“Llevaron una vida matrimonial ejemplar: Misa diaria, oración personal y comunitaria, confesión frecuente, participación en la vida parroquial. De su unión nacieron nueve hijos, cuatro de los cuales murieron prematuramente. Entre las cinco hijas que sobrevivieron, Teresa, la futura santa patrona de las misiones, es una fuente preciosa para comprender la santidad de sus padres: educaban a sus hijas para ser buenas cristianas y ciudadanas honradas”.
A los 45 años, “Celia recibió la noticia de que tenía un tumor en el pecho y pidió a su cuñada que, cuando ella muriera, ayudara a su marido en la educación de los más pequeños: vivió la enfermedad con firme esperanza cristiana hasta la muerte, en agosto de 1877”.
Etiquetas: Matrimonio, Caballeros de Colón, Polonia, San Luis Martin y Santa Celia Guérin, San Luis Martin, Santa Teresita de Liseux
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La bella historia de amor de Luis y Celia Martin, padres de Santa Teresa de Lisieux.
Redacción ACI Prensa, 130721.
Los santos Luis y Celia Martin, padres de Santa Teresa de Lisieux, tienen una bella historia de amor marcada por la confianza en Dios, una intensa vida piadosa y la enfermedad en los últimos años de vida.
Ambos fueron canonizados el 18 de octubre de 2015, convirtiéndose en el primer matrimonio declarado santo en la misma fecha. Su fiesta se celebra hoy 12 de julio, día de su aniversario de bodas.
Luis nació en 1823 en Burdeos (Francia) y Celia vino al mundo ocho años después. Ambos crecieron en el seno de familias militares y católicas.
Una biografía publicada por la Santa Sede describe que el padre de Luis, Pierre-François Martin era capitán del ejército francés. Por ello el futuro santo y sus cuatro hermanos gozaron de los beneficios de quienes eran hijos de militares.
Luego que el padre se jubiló, la familia se mudó a Alençon en 1831. Allí, Luis estudió con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Al culminar su formación aprendió el oficio de relojero en varias ciudades de Francia.
Los padres de Celia Guérin fueron exigentes, autoritarios y rudos. En una de sus cartas a su hermano Isidore, describió que su madre era “demasiado severa; era muy buena pero no sabía darme cariño, así que sufrí mucho”. También afirmó que su infancia y juventud fueron “tristes como una mortaja”.
En su biografía, la Santa Sede señaló que Celia era “inteligente y comunicativa por naturaleza” y que su hermana Marie Louise fue como una segunda madre.
La familia de Celia también se trasladó a Alençon tras la jubilación del padre, aunque en 1844. Los Guérin atravesaron por muchas dificultades económicas, especialmente porque el mal carácter de la madre afectaba el desarrollo de sus negocios.
Celia ingresó al internado de las religiosas de la Adoración Perpetua donde aprendió a confeccionar el punto de Alençon, uno de los encajes más famosos de la época, y para especializarse entró en la “Ecole dentellière”. Con su trabajo, Celia contribuyó a la economía familiar.
Tanto Luis como Celia sintieron durante su juventud el deseo de consagrarse a Dios a través de la vida religiosa.
Cuando tenía 22 años, Luis pidió ser admitido en el monasterio del Gran San Bernardo, pero fue rechazado porque no sabía latín. Por su parte, Celia quiso ingresar a la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, pero tampoco fue aceptada. Dios tenía otros planes para ellos.
Años más tarde, Luis abrió una relojería y Celia un taller de encaje.
Luis y Celia se cruzaron por primera vez en abril de 1858 en el puente San Leonardo. Ella quedó impresionada por ese “joven de noble fisonomía, semblante reservado y dignos modales”, y sintió que una voz interior le decía que ese era su futuro esposo.
Se enamoraron y se casaron ese mismo año. La boda civil se celebró en el municipio de Alençon a las 10:00 p.m. del día 12 y la religiosa a la medianoche, como era costumbre en ese tiempo, en la iglesia de Nuestra Señora.
Las cartas de Celia reflejan el amor que sentía por Luis: “Tu mujer que te ama más que a su vida” y “Te abrazo tanto como te amo”.
Ambos llevaron una intensa vida espiritual. Asistían a Misa diaria, oraban en forma personal y comunitaria, se confesaban con frecuencia y participaban en las actividades parroquiales.
Tuvieron nueve hijos, de los cuales sobrevivieron cinco niñas: Paulina, María, Leonia, Celina y Teresa. A todas les transmitieron el amor a Dios y al prójimo. Además, sus negocios no fueron impedimento para que pasaran tiempo de calidad con ellas.
Cuando tenía 45 años, Celia se enteró que tenía un tumor en el pecho. “Si Dios quiere curarme, estaré muy contenta pues, en el fondo de mi corazón, deseo vivir; lo que me cuesta es dejar a mi marido y a mis hijas. Pero, por otra parte, me digo: si no me curo es que, quizá, será más útil que yo me vaya”, escribió en una carta.
La santa vivió esta enfermedad con firme esperanza cristiana hasta que falleció el 28 agosto de 1877 rodeada de su esposo y su hermano Isidore.
Luis se trasladó a Lisieux, donde vivía Isidore, y la tía Celina lo ayudó a cuidar de sus cinco hijas. Años más tarde, todas se hicieron religiosas, cuatro en el Carmelo y una en la Visitación.
Su mayor sacrificio fue separarse de Teresa, a quien llamaba “su reinecita”, y que ingresó a la vida religiosa a los 15 años.
Luis contrajo una enfermedad que lo fue mermando hasta perder sus facultades mentales. Fue internado en el sanatorio del Buen Salvador en Caen.
Durante los períodos de alivio se ofreció como víctima de holocausto a Dios, hasta que murió el 29 de julio de 1894.
Su hija Teresa fue proclamada santa el 17 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI. Luis y Celia fueron canonizados el 18 de octubre de 2015 por el Papa Francisco durante el Sínodo de la Familia.
En julio mismo año se abrió la causa de beatificación de Leonia, hermana de Santa Teresa de Lisieux.
Etiquetas: Familia, Matrimonio, Santa Teresa de Lisieux, Santidad, Vocación, Padres, Amor, San Luis Martin, Santa Celia Guérin